La masacre de Charlie Hebdo generó millones y millones de personas solidarias. Para algunos, también millones de potenciales compradores y la posibilidad de hacer un muy buen negocio. El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) de Francia ya recibió más de 50 intentos de patentar la frase “Je suis Charlie”. Por supuesto los rechazó a todos. El verdadero autor del logo, el diseñador Joachim Roncin, tuiteó que “el mensaje y la imagen están libres para todo uso; en contraste, rechazo cualquier uso mercantil”. No tuvo mucha suerte: por Internet se venden todo tipo de prendas con la hiperpopular imagen.