PSICOLOGíA
› EL DOKTER SE ENFRENTA A UN NUEVO Y DIFICILISIMO PACIENTE
“Ayúdenme, estoy enamorado de mi mujer”
Por Rudy *
El Dokter estaba reposando, digamos que cómodamente, en la tranquila tardecita tsureliana. Podría ser que estuviera repasando de memoria algún bello artículo de Freud o rememorando a su hermano Karl, tan vienés, tan exitoso, con su dedo índice derecho siempre enarbolado, en actividad permanente, diciéndole que no tenía sentido que un psicoanalista echarse andar por los pueblitos en los que todo el mundo desea según lo marcan las tradiciones.
De pronto alguien toca a la puerta:
–No, acá no es el baño –acota el Dokter. Pero el extraño insiste. La puerta termina de abrirse, y entra el joven Nojamul Trenen, moviendo ansiosamente las manos.
–¡Dokter, tiene que ayudarme, estoy enamorado!
–¿Estás enamorado y necesitas que yo te ayude?, ¿por qué no consultás al casamentero? ¡A mí consultame si no podés enamorarte!
–¡Es que estoy enamorado de mi mujer!
–¿Y cuál es el problema?
–¡No lo sé, por eso lo consulto, pero me siento un extraño! Cada vez que escucho a un hombre hablar de su mujer, sólo son quejas, reproches, lágrimas, ¡nadie que yo conozca está enamorado de su mujer! ¡Incluso tengo miedo de estar rompiendo uno de los Diez Mandamientos!
–¿...?
–¡El que dice “No cometerás adulterio”! En la Torá dice que adulterio es cuando un hombre se acuesta con una mujer casada, pero no especifica si es casada con otro, o con él mismo.
–¡Eso deberías consultarlo con el rabino, es una cuestión religiosa!
–¡Ya lo consulté!, y me dijo que para esto lo viera a usted, que él sólo se ocupa de los problemas serios, de...
–Bueno, veamos... Vos la amás, y estás casado con ella.
–¡Por supuesto! ¡No podría amarla si no estuviera casado con ella! Es sacrílego... Los Diez Mandamientos dicen: ¡No codiciarás, no codiciarás!
–Bueno, hay hombres que aman, sin estar casados, pero sigo sin entender tu problema.
–¡Quiero saber qué es lo que me hace amar a mi mujer y querer acostarme con ella, algo que a los demás no les pasa!
–¿No les pasa?
–Bueno, acostarse se acuestan, querer quieren, pero ¿con ella? ¡He visto hombres grandes sollozar como niños ante la mención de su mujer!... he conocido a uno que se tomaba 14 copitas de vodka de papa antes de entrar a su casa, dijo que bebía para olvidar... ¿para olvidar a quién? ¡A su mujer!
–Podría divorciarse.
–Dokter, una mujer es o no para siempre; pero ¡una ex mujer es para toda la vida! Además, yo la quiero, la amo, la idolatro, aunque los Diez Mandamientos digan ¡no idolatrarás!
–Ahora lo tengo claro, Nojamul, usted es un histérico.
–¿Por?
–No hay Mandamiento que le venga bien.
* Este texto inédito pertenece a la saga de Tsúremberg, de la que Rudy acaba de publicar La circuncisión de Berta y otras crónicas de Tsúremberg (Astralib). www.tsuremberg. com.ar.