Este escrito es una respuesta a la nota de Alejandro Kaufman publicada el 30 de junio en esta sección. Luego de reducir la praxis de “los padres” de las personas muertas en la masacre de Cromañón a una lógica de linchamiento, Kaufman concluye que “una agenda política de resistencia socio-cultural ha de establecer una tarea compatible con las verdaderas necesidades del colectivo social y, por lo tanto, con la apertura de debates abiertos y libres alrededor de dichas necesidades. Una tarea de difícil realización si a la vez no se ejercen prácticas críticas de desmontaje de las narrativas dominantes”. Resulta apropiado entonces analizar la narrativa de este autor, por medio de un análisis crítico de las representaciones que utiliza y las determinaciones que atribuye:
Para referirse a la masacre de Cromañón por la cual perdieron la vida 197 seres humanos, utiliza las expresiones “evento Cromañón” y “desastre Cromañón” hasta llegar al significante “accidente”, al cual entiende como “el término que corresponde” usar.
A la inescrupulosa maximización de la ganancia del capitalismo salvaje, la denomina “complejidad urbana en las culturas técnicas del capitalismo avanzado”.
A las movilizaciones populares para pedir justicia las llama “lógicas de linchamiento o ánimo de venganza”.
Al protagonismo de las madres y padres de los jóvenes muertos (cuya búsqueda de justicia llevó a los medios a reparar en ellos, cuando inicialmente las dominancias de las cámaras recaían sobre Aníbal Ibarra), lo describe como “construcción metódica de los medios de comunicación hegemónicos”.
Excluye “por pudor y discreción” a la historia reciente de su análisis, privándose de avizorar que quizás en el posicionamiento de las madres y los padres de las víctimas de Cromañón se juegue algo del legado de las Madres de Plaza de Mayo frente al terrorismo de Estado primero y luego ante la impunidad en la democracia.
Desde una posición positivista invalida al pensamiento atravesado por el dolor, expresando que “la actividad reflexiva sólo puede tener lugar en forma independiente y libre respecto de toda circunstancia vinculada directa con el dolor”. ¿Quién puede reflexionar acerca de la masacre de Cromañón sin ser atravesado por el dolor?
Refiere que desde “una perspectiva comprometida con una ética del conocimiento” hay que “apuntar a un cuestionamiento radical de las agendas que nos dominan...” y lamenta la imposibilidad de ese debate en la esfera pública “porque la ubicua presencia de algún familiar doliente... vuelve inviable el inicio de un debate...”. Cuando es la búsqueda apasionada de justicia que surge del dolor de los familiares transformado en actos de compromiso subjetivo y social lo que está creando las condiciones de una agenda diferente.
A modo de conclusión, las lógicas de enmascaramiento también forman parte de los obstáculos a superar en la construcción de una sociedad justa.

* Psicólogo, psicoanalista.