PSICOLOGíA › ACERCA DE LA CREATIVIDAD HUMANA
Un texto póstumo de Fidel Moccio viene a transmitir su entusiasmo por el estudio de la creatividad, entendida como un modo de pensar y de vivir: “Dejemos que toda esa sabiduría se manifieste sin perturbarla con nuestra lógica”.
› Por Fidel Moccio *
Hay anécdotas muy ilustrativas acerca de la creatividad. El compositor Cátulo Castillo contó de este modo cómo llegó a escribir la música para un tango póstumo que, inconcluso y sin título, había dejado Enrique Santos Discépolo: “Puse los versos en mi bolsillo para revisitarlos más tarde.
Luego anduve por mis cosas hasta muy alta la noche. Llegué a mi departamento y me metí en el ‘sobre’. A las tres o cuatro de la madrugada me desperté con un estado raro, taquicárdico, y con una sensación de una presencia muy próxima. Y sentí que un título vibraba en el aire: ‘Mensaje, Mensaje...’. Tomé un papel cualquiera y escribí sin parar, como si alguien me dictara al pasar cosas que yo sabía. Concluí garabateando, fui al piano y probé: ni un acento de más, ni una nota de menos; música y versos se complementaban a la perfección. Así nació ‘Mensaje’, la obra que, seguro, no es mía”.
Giaccomo Puccini cuenta que la inspiración de la que surgió Madame Butterfly le fue dictada por Dios: “Yo fui simplemente el instrumento que la asentó en el papel y la transmitió al público”.
Pero no se debe suponer que los productos de la creación aparezcan sin antecedentes, como un don que se recibe sin saber por qué. Los que disfrutan de esos momentos o estados creativos han cumplido, antes, tareas, condicionamientos que los llevaron a esa culminación. No obstante, es recurrente la sorpresa, la parición inesperada, el estado iluminado.
¿Cómo no atribuirlo a factores inexplicables, incluso religiosos o místicos? El prodigioso matemático Carl Gauss, en referencia a un teorema y demostración que había buscado durante años, dice: “Hace dos días tuve éxito, no en virtud de mis penosos esfuerzos, sino por la gracia de Dios. Como en un súbito relámpago, el enigma quedó resuelto. No sé cuál fue la hebra conductora entre lo que yo sabía de antes y lo que hizo posible mi éxito”.
La irrupción, la emergencia de ideas innovadoras pueden vincularse con los desbloqueos: cuando, fuera de las presiones del pensamiento lógico, se liberan otras formas de expresión.
Elmer Green, en Beyond Bio-feedback, dice que las imágenes e ideas conducentes a la solución de un problema aparecen en los estados de la mente donde surgen las imágenes hipnagógicas que acompañan las ondas theta de los ritmos cerebrales. Bajo la forma de esas imágenes y en un estado de rêverie, próximo al sueño, llegan a la conciencia ideas intuitivas, que siguen una vía contraria a la de las soluciones lógicas de problemas.
Estos datos conducen a la perspectiva de intentar llegar a la creatividad por vía de un entrenamiento. La filosofía zen propone la idea de no interferencia (wu-wei) en los procesos naturales de la vida, sus ciclos y evoluciones.
Del mismo modo, el “entrenamiento autógeno” de Schultz no interpone el pensamiento lógico y la voluntad en sus ejercicios; el paciente, o alumno, es un testigo-observador pasivo, que no interfiere en el acontecer de las funciones corporales.
Los procesos que se fueron gestando y organizando en la compleja relación mente-cuerpo son, en sí mismos, sabios: dejemos que toda esa sabiduría se manifieste sin perturbarla con nuestra lógica.
Aldous Huxley ilustra esto cuando pregunta: “Mientras redacto este artículo, ¿quién está dirigiendo lo que desayuné hace pocos minutos? Puedo perturbar mi digestión con un disgusto, pero no puedo dirigir todo el complejo químico que llevará los hidratos, las proteínas y las grasas a sus respectivos depósitos y tejidos”.
El interés que despiertan los ejemplos descriptos responde a vivencias mágicas, dados los aciertos intuitivos que producen con tanta frecuencia. En nuestro fuero interno lo atribuimos a un poder: algo muy preciado obedece a nuestros deseos y ese poder nos obsequia certeras intuiciones. Se comprende entonces que, en otras épocas, este fenómeno fuese atribuido a concepciones divinas.
En la técnica psicoterapéutica gestáltica “visita al sabio” –hombre o mujer– se muestra claramente nuestra apetencia por lo que nos llega a través de un personaje, cuanto más fantasioso mejor. El juego consiste en obtener de estos personajes respuesta a una importante pregunta: lo admitimos como proveniente de alguien creíble. A pesar de lo simple de la trama, seguimos creyendo que contamos con alguien a quien recurrir en caso de duda: no advertimos que en realidad nos hemos consultado a nosotros mismos, utilizando un artificio que nos convence porque así lo deseamos.
Sabemos más de lo que creemos saber, pero estamos educados para recibir y aceptar opiniones de los que nos educan y gobiernan.
Vinimos hablando del fenómeno de la irrupción: el instante en que el producto de un proceso que se desarrolla en un nivel no consciente del psiquismo se abre paso y llega a la conciencia con la respuesta, la solución, la palabra, la imagen, la melodía, aquello que nos mantuvo inquietos y que, a veces, fatigados por la búsqueda, habíamos abandonado. A partir de ese momento la lógica se aparta para dejar que la creación ocupe su lugar y traiga las respuestas. Mi pensamiento vuela hacia donde quiera, yo debo seguirlo y además aceptar que es capaz de asociarse sin limitaciones con novedades impensadas. El pensamiento lógico podrá sorprenderse, pero se cuidará de prohibir. Como se ha dicho, el pensamiento lógico es el dueño de casa y anfitrión exigente, mientras que el pensamiento creativo es un invitado que no obedece las reglas de las buenas costumbres.
En este sentido, educar es señalar al aprendiz el camino de sus intuiciones, aprender a respetarlas y también corregirlas cuando se desvían del bien común. Ser creativo puede ser entendido como un modo libre, no condicionado, de pensar y de vivir.
Crear es dejar crear.
La creatividad combina elementos ya existentes de manera novedosa. Su mundo interior, no consciente, provee al hombre de sus mejores ideas.
Sin saberlo, ya contaba desde siempre con una función del cerebro adaptada para encontrar las respuestas que a cada instante requiere el desafío de vivir. En su búsqueda de cambiar el medio, se desarrolla una progresiva invención de nuevos métodos, un constante juego en que el hombre y la naturaleza influyen mutuamente. Como fruto de este encuentro, el objeto transformado nos transforma a su vez. El hombre es tal en la medida en que concreta su proyecto y su obra; debe reunir lo disperso de sí mismo y hacerse uno en la relación con su campo de trabajo. El acto creador hace a la identidad y a la singularidad de cada ser.
En el pasado, sólo se atribuía capacidad creadora a algunos a quienes se consideraba dotados de este poder y que se destacaban como excepcionales en algún campo de la cultura. En la Antigüedad, la llegada del don creativo, la concesión de una capacidad otorgada por seres inspiradores, definió la etapa religiosa del poder creador. Para Platón, Dios mismo se expresa por medio de los poetas como sus servidores. El poeta está lleno de Dios, está poseído por él. Sin embargo, según testimonio del propio Platón, Sócrates permite registrar una excepción a esa concepción, ya que, con su arte mayéutica, lograba, a través de preguntas, que sus discípulos encontraran respuestas propias a sus interrogantes. El espíritu socrático podría regir el desarrollo creativo de hoy.
La concepción religiosa se extendió especialmente hasta el siglo XVIII, desde cuando empieza a señalarse que la creatividad es sencillamente una cualidad humana universal. Las investigaciones y entrenamientos sobre el poder creativo del hombre comenzaron en la década de 1920.
Hoy se ha comprobado que la creatividad es entrenable y los entrenamientos organizados han producido en corto tiempo resultados alentadores. En las empresas, por ejemplo, las que entrenaban sus grupos creativos obtenían una mayor cantidad de ideas aplicables, aptas para conducir a productos de valor científico, técnico, comercial.
La clave es desbloquear. Esto significa atravesar velos y corazas implantados en nuestra educación familiar y oficial; llegar a recibir sin interferencias todo lo que nos dicta nuestro mundo interior. Nos libramos de miedos bloqueantes: al ridículo, a equivocarnos; sobre todo nos libramos de la censura interior, un carcelero que para muchos es el mayor obstáculo para su libre expresión.
En general, disponemos de una sola manera de pensar, y nos ha requerido bastante tiempo hacerlo adecuadamente. Tenemos respuestas para solucionar problemas y en general recurrimos a los esquemas que hemos utilizado desde siempre. Pensar creativamente implica otras respuestas, además de las conocidas; nuevas formas de solucionar, enfoques, ópticas diferentes, “ver” desde otros ángulos, aproximarnos de la manera más ingenua al tema que estamos tratando.
Pero nuestros hábitos se imponen y no dejan espacio para otros pensamientos que nos liberen del campo familiar de las respuestas. Para acceder a otras soluciones hay recursos aplicados ampliamente, como el brain storming: se propone a un grupo emitir ideas sobre un tema, haciéndolo sin evaluación ni censura; se registran todos los aportes, sin excepción, y luego se ordenan de acuerdo con su realizabilidad.
La sinéctica es el más complejo de los métodos para investigar y estimular la creatividad. Su base metodológica es el uso de las analogías, desde las más simples y concretas hasta las más fantásticas, lindantes con la locura.
Hay distintos métodos, de creciente complejidad, desde los más simples hasta la sinéctica. Las experiencias se hacen preferentemente en grupos y sobre la base de dos momentos bien caracterizados: conocer muy bien el tema a investigar y, luego, independizarse de la lógica limitadora y extender el pensamiento o las imágenes hasta lo máximo posible.
Pensar creativamente es confiar las respuestas a un área no consciente; esto es la incubación. A la solución, la respuesta que aparece en forma sorpresiva, la denominamos iluminación.
Desarrollar estos mecanismos permite la búsqueda de salidas para nuestros interrogantes en manos de capacidades más inteligentes que nosotros mismos.
* Extractado de dos trabajos incluidos en el libro Creatividad. Teorías, metodologías, experiencias (ed. Aucan), que se presentará el 8 a las 19.30 en el Instituto de la Máscara como un homenaje a su autor, que falleció en febrero de 2003.
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