PSICOLOGíA • SUBNOTA
› Por Adriana Montobbio
¿Qué implica trabajar con la “marginalidad”? ¿Quién queda al margen de quién? ¿Cuál es el centro que define qué es lo que resta por fuera? Borde, margen, límite, riesgo, son palabras que aparecen en los diálogos de los profesionales de cualquier centro u hospital que estén en contacto cotidiano con los problemas de salud de la gente. La frecuencia con la que tales términos se reiteran aumenta cuanto mayor es el grado de vulnerabilidad de la comunidad con la que trabajan. Pero, si afirmamos que algunos sujetos sufren porque están al “margen de”, el primer riesgo que corremos es el de igualarlos porque los pensamos parecidos, descuidando desde el inicio la dimensión subjetiva de esas personas. Esto pasa en la clínica cotidiana, en especial cuando nos topamos con situaciones muy duras, con niños que nos aparecen como víctimas de abandono, riesgo, pobreza, maltrato, violencia, abuso, drogas. Estas situaciones son tan pregnantes y están tan presentes que, a veces, descuidamos nuestro eje, la singularidad, y omitimos pensar quién es esa persona que consulta y qué tiene para decirnos.
La nota principal de esta página parte de la experiencia en un CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) ubicado en el barrio porteño del Bajo Flores, una zona considerada de alta vulnerabilidad social. El Equipo de Salud Mental de Niños y Adolescentes recibe un arco muy amplio de consultas: así como nos llegan casos marcados por la violencia, el narcotráfico, los abusos, son corrientes las consultas del estilo de la mamá que viene porque desde que nació el bebé su hijito mayor se hace pis o no quiere entrar al jardín.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux