PSICOLOGíA • SUBNOTA › UNA VISIóN SOBRE LOS ATENTADOS EN PARíS
› Por Oscar Ranzani y Andrea Lifzyc
Residente en Francia desde hace casi cincuenta años, el doctor Juan David Nasio opinó sobre los atentados de París del 13 noviembre de 2015, que consistieron en varios ataques terroristas cometidos en la capital francesa y su suburbio de Saint-Denis, perpetrados en su mayoría por atacantes suicidas en los que murieron 137 personas y otras 415 resultaron heridas. “Es un tema muy difícil en este momento. La gente está con mucho miedo. En los cincuenta años que tengo de vivir en Francia, nunca he visto un estado de tanta inseguridad”, confiesa Nasio. “Yo estaba en el aeropuerto Charles de Gaulle dispuesto a tomar el avión hacia la Argentina y tenía miedo. No es normal, nunca me pasó eso. No era un miedo grave, pero estaba inquieto”, agrega.
–¿Cómo puede ayudar el psicoanálisis a una sociedad con miedo, a vencer el miedo social?
–Pienso que uno de los problemas es que muchos psicoanalistas quieren dar respuesta a todo. Y frente a la pregunta, debo decir: “Espere, ya bastante que resolvemos ciertos problemas con pacientes individuales, tenemos una inmensa influencia en los diferentes sectores de la vida social”. Gracias al psicoanálisis se han modificado muchísimo los servicios hospitalarios psiquiátricos. En la época en que yo comencé los psicoanalistas de Buenos Aires iban hasta Lanús para enseñarnos psicoanálisis y para que hubiera una influencia en el hospital. Los psicoanalistas han influenciado mucho en todo lo que son cambios sociales y también en el arte. Pero no tenemos solución para los problemas sociales graves. El nuestro es un campo limitado.
–¿Le tocó trabajar como analista con familiares de víctimas de los atentados?
–No, pero me tocó tener supervisiones de analistas. Por ejemplo, una psicoanalista que recibía a un paciente que estuvo en el atentado del teatro Le Bataclan y que fue uno de los sobrevivientes. A través de ella, pude escuchar el testimonio de este hombre que estuvo allí cuando entraron los terroristas a matar y a provocar una terrible masacre. Y él se tiró al suelo. Justamente era interesante porque el paciente era un hombre que bebía. Y cuando llegaron los terroristas, en el momento en que él se tiró al suelo ya estaba medio bebido. Entonces, no vivió el trauma. Esto es muy importante: amortiguó el trauma. Dijo que cuando estaba en el piso haciéndose el muerto había alguien al lado que también se hacía el muerto y que hizo un gemido. El le dijo: “Callate”. Este paciente tomó una actitud protectora del hombre que estaba al lado. Y los dos se hicieron los muertos para no ser asesinados por los terroristas. En la supervisión, la psicoanalista me preguntó: “¿Cómo es posible? Tengo un paciente que estuvo en el atentado y no me da la impresión de que haya sido traumatizado”. No era un alcohólico, pero era un hombre que tomaba siempre.
–Tal vez lo sostenía de algunos otros posibles traumas y no sólo de aquel del atentado...
–Sí, por supuesto. Pero yo no he tenido familias de muertos en los atentados, pero sí esta experiencia que puede ser útil. Nunca hablé esto con nadie, pero es muy interesante el fenómeno de un sobreviviente del atentado de Le Bataclan.
–¿Y analizó sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial?
–Ese es otro problema. He tenido pacientes que eran nietos, hijos y, en algunos casos, personas ligadas a la Shoá. Eso sí. Está ahí el problema de la culpa de los sobrevivientes de la Shoá.
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