REPORTAJES › LUIS TIBILETTI, SECRETARIO DE SEGURIDAD INTERIOR
Tibiletti señaló que nunca recibió pedido de colaboración de parte del gobernador de San Pablo, Brasil, Claudio Lembo, y desmintió que el Primer Comando de la Capital, la poderosa banda que asuela ese estado brasileño, tenga bases en la Argentina. “Forma parte de la campaña electoral en Brasil.”
› Por Luis Bruschtein
Entre permanentes interrupciones de llamados telefónicos por el acuartelamiento policial en Santiago del Estero y otros varios en los que se decidió levantar las tasas que se cobran en las fronteras, para descomprimir el corte del puente en Misiones, el secretario de Seguridad Interior, Luis Tibiletti, aceptó hablar con Página/12 sobre los supuestos entredichos con el gobernador del estado de San Pablo, Brasil. Al mismo tiempo que elude hacer precisiones sobre otro tema polémico de su área, como es la reciente marcha de Juan Carlos Blumberg, Tibiletti insiste en que el Primer Comando de la Capital –la banda de delincuentes y ex convictos que asuela San Pablo– no tiene bases en Argentina y que las declaraciones del gobernador están contextualizadas en su enfrentamiento con el presidente Lula da Silva por la campaña electoral del país vecino. “La derecha ya no habla de economía y está haciendo campaña en toda América latina con la inseguridad”, señala.
–El gobernador del estado brasileño de San Pablo, Claudio Lembo, ha dicho que pidió la colaboración del gobierno argentino en materia de seguridad y que no recibió ninguna respuesta. El tema se introdujo en una zona de afirmaciones y desmentidas.
–Ni la Cancillería, ni el área del Ministerio del Interior ni de esta secretaría ha recibido ningún tipo de solicitud de cooperación por parte del gobernador. Hace una semana estuve reunido en Brasilia con Luis Fernando Correa, secretario de Seguridad Pública de Brasil, estuvimos trabajando más de dos horas, articulando todas las cuestiones bilaterales además de las que ya llevamos en el marco de los mecanismos de la Triple Frontera y los del ámbito del Mercosur, y nadie habló del tema.
–¿Usted piensa que Lembo tuvo motivos políticos internos para hacer esas declaraciones?
–Lo que yo puedo decir, leyendo los diarios de Brasil, es que el jefe político del señor Lembo, que es Geraldo Alkmin, presentó una plataforma en la que sólo habla de la inseguridad; la central empresaria de Brasil lo criticó diciendo que es la primera vez que un candidato presidencial no habla de economía y sólo habla de la inseguridad. Y el gobernador Lembo, que pertenece al viejo partido militar de Brasil, Arena, transformado después en el opositor partido del Frente Liberal, cuando fue la crisis de San Pablo se negó a recibir la ayuda de su gobierno federal. Entonces: se niega a recibir ayuda de su gobierno, dice que pide ayuda al gobierno argentino y además va como parte de una campaña electoral que hace de la inseguridad su lema principal. Estas son informaciones que las puede leer cualquiera en los diarios. Por eso me sorprende cuando insisten en que el problema es la falta de coordinación, o que el PCC está en Argentina.
–La inseguridad ya forma parte de las campañas electorales y en el caso de Brasil y Argentina se van conformando campos bien delimitados.
–Me parece central destacar otra declaración del gobernador Lembo diciendo: “Hubo una marcha por el problema de la inseguridad en Buenos Aires, y entonces todos tenemos que juntarnos”, demuestra claramente que esto forma parte de una campaña del centroderecha en América latina que, como no puede hablar del tema económico, se dedica a colocar como único tema el de la inseguridad. La inseguridad es un problema muy grave, pero como está demostrado por toda la ciencia criminalística, está relacionada con los problemas de violencia social que generó el crecimiento de la brecha en la distribución del ingreso. Cuando no se hace referencia a esta relación, se hace un uso espurio, electoral, de la inseguridad.
–Pero entonces, ¿cuál sería el camino para solucionarlo?
–Obviamente que la inseguridad existe, pero no podemos negar que llegaremos a la tasa de inseguridad que tenía Argentina en los ’60 cuando podamos recuperar la tasa de distribución del ingreso que la sociedad argentina tenía en los ’60. Negarlo es hacer un uso oportunista del tema aprovechándose del dolor de la gente que sufre este problema. Se está dando en espejo en Brasil, como se está dando en espejo en Argentina. Como se dio en Chile cuando Joaquín Lavin hizo su campaña para presidente. Entonces dejemos de decir que la inseguridad es un problema técnico. La inseguridad es un tema técnico en cuanto a las soluciones que se pueden discutir, pero la visión sobre la inseguridad es un tema ideológico. Y la están usando todas las fuerzas de la derecha. Por algo el jefe político de Alkmin, el ex presidente Fernando Henrique Cardozo, habla de comer medialunas con Roberto Lavagna. Cardozo come medialunas con Lavagna, Alkmin centraliza su campaña en la inseguridad y Lembo les echa la culpa a los argentinos. Y así los diputados de su propio partido vuelven a reiterar la misma acusación sobre la participación de militares argentinos en el tráfico de armas sin presentar ninguna prueba, ninguna grabación, porque no tienen absolutamente nada.
–¿Cuáles son los niveles de coordinación entre Brasil y Argentina en cuestión de seguridad?
–Hace años que en el marco del Mercosur hay un vasto plan de seguridad al que en los últimos seis meses, gracias al esfuerzo de Argentina, acompañada por Brasil, hemos puesto metas concretas y aprobado el marco jurídico que permite llevar adelante esos procedimientos en derecho, y no como antes. No el Plan Cóndor, sino el derecho para combatir al crimen organizado. En reconocimiento a nuestro esfuerzo, la delegación de Brasil nos convocó a presidir la primera sesión de su período en la presidencia pro témpore. Y hemos regionalizado ese plan, al punto que hay acciones conjuntas por las que ayer, por ejemplo, se secuestraron en Uruguay 300 kilos de cocaína como parte de una investigación que se llevó en forma conjunta con Brasil, Argentina y Uruguay. Hay acciones conjuntas en las fronteras entre fuerzas de Prefectura argentina, brasileña y uruguaya. Hay un comando de la Triple Frontera que se reúne cada dos jueves integrado por más de 25 personas de los tres países. Brasil acaba de proponer la creación de un centro regional de inteligencia. Y también hemos creado el sistema de información del Mercosur. Ya logramos que esté on line la base de datos de vehículos secuestrados en Argentina y Brasil, y serán incorporados Paraguay y Uruguay. Hemos fortalecido en el último semestre el Centro de Capacitación policial del Mercosur y se está haciendo en Chile un curso contra la pornografía infantil y otro en Brasil sobre inteligencia criminal.
–El gobernador Lembo reclama una coordinación directa pero entre un estado de Brasil con el gobierno argentino...
–Con Brasil tenemos una cooperación en el Mercosur, tenemos una cooperación en la Triple Frontera y además tenemos una cooperación bilateral. Ahora estudiamos también la forma de conectar también los estados limítrofes, pero lo vamos a hacer, como corresponde, bajo la conducción de los gobiernos federales.
–¿Y los comentarios sobre la presencia de miembros del Primer Comando en Argentina?
–Ahora ya no dice eso. Claro, uno lo dice y después se retracta, pero ya está dicho. Al día siguiente que lo dijo, La Nación publicó “El Primer Comando de la Capital hace pie en Argentina”. Después se retractó, pero La Nación no lo publicó. No existe ninguna prueba de que gente del PCC esté en Argentina, en absoluto. Estamos trabajando con el tema del tráfico de armas, porque es cierto que existe, pero también es cierto que el 80 por ciento de las armas del PCC salieron de los arsenales de la policía brasileña. Por supuesto que hay una cantidad de armas que se mueven en circuitos clandestinos y eso hay que investigarlo, pero en serio y no haciendo declaraciones para que después aparezcan en los diarios. Eso es parecido a la época en que todos los días se decía que había un comando de las FARC o de Sendero Luminoso en Tucumán. Nunca jamás se probó nada de eso, eran informaciones falsas que buscaban un rédito político. Además, este señor habla de que el Primer Comando fue organizado por un guerrillero chileno del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Es algo absurdo que sólo se le puede ocurrir a alguien de su origen político.
–El proceso de politización de la problemática de la inseguridad parece un hecho. ¿Cuál sería la forma de no desvirtuar ese debate?
–Lo mejor es informarse sobre las acciones que se toman y criticarlas. Cuando asumimos la presidencia pro témpore en el Mercosur fuimos muy críticos y el ministro del Interior, Aníbal Fernández, hizo hincapié en que los acuerdos ya estaban y el marco jurídico también y que había que pasar al trabajo operacional más concreto y en eso estamos trabajando.
–Estas contradicciones que se han planteado con el gobernador de San Pablo dan la impresión de que son parte de un fenómeno que se va a extender. ¿Habrá un proceso de politización regional del tema de la inseguridad?
–Ya hay antecedentes, como fue aquella campaña de Lavin en Chile hablando solamente de la inseguridad y dando como ejemplo su experiencia como alcalde de Las Condes cuando llenó de seguridad privada esa localidad, con un modelo de seguridad para ricos e inseguridad para los pobres. Ya sabemos que es así. El problema es cuando no se lo reconoce para evitar ser criticados. En realidad es un problema ideológico, porque entender las causas y entender las soluciones prácticas implica una opción ideológica. Cuando Argentina tiene un gobierno que en tres años el único muerto en manifestaciones en las calles es un policía, que es el comisario Sayago, quiere decir que hay una política que permitió bajar completamente el nivel de tensión, si uno se acuerda la cantidad de manifestaciones violentas en Argentina hace tres años. Ha bajado en forma geométrica con una política de respeto al ciudadano y a los derechos humanos. Esa es una decisión ideológica. La inseguridad es un tema de políticas públicas y como tal hay que sincerar el debate y decir qué es ideología, que no es una mala palabra. Y que el voto lo decida. No es correcto es decir que se trata de un problema que no se resuelve técnicamente, porque no es así. Además hay que aceptar la realidad, es cierto que no hay que usar las estadísticas como respuesta a las demandas de la gente, a la gente hay que darle respuestas, no estadísticas. Pero otra cosa es negar la realidad, como negar que Argentina tiene las tasas más bajas de homicidios de toda América latina, menores que otras ciudades que uno no puede imaginar, como Montevideo. Una cosa es no contestar con estadísticas sino con acciones y otra cosa es decir que vivimos en el infierno con el Primer Comando de la Capital operando en Argentina.
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