REPORTAJES › MARTINEZ GARBINO, CANDIDATO A GOBERNADOR
Se lanzó como candidato a gobernador de la Concertación Entrerriana, un amplio frente opositor de centroizquierda que, asegura, “no es K ni anti K”. En esta entrevista, el diputado analiza la situación de su provincia y el conflicto por las papeleras.
› Por Miguel Jorquera
Al frente de la Concertación Entrerriana (CE), Emilio Martínez Garbino se convirtió en el candidato a gobernador que aspira a terminar con la hegemonía justicialista y radical en la provincia mesopotámica. Inspirado en la experiencia misionera que encabezó el obispo Joaquín Piña, el diputado armó una coalición que aglutina a peronistas, kirchneristas críticos, radicales disidentes, socialistas, aristas que sobrevivieron a la disolución partidaria, laicos de distintas comunidades religiosas, militantes de la CTA, comunistas y productores rurales. Aunque el apoyo que le brindaron lavagnistas y sectores agropecuarios enfrentados con el Gobierno lo obligaron a definir que la CE no es “un frente K ni anti K” y que “lo que divide aguas en Entre Ríos es el gobernador Jorge Busti”. Como ex intendente de Gualeguaychú comenzó la lucha contra las pasteras y asegura que tanto el gobierno provincial como el nacional reaccionaron tardíamente frente al problema. Las propias encuestas oficiales lo ubicaban, antes que lanzara su candidatura, a pocos puntos de uno de los candidatos del PJ, que marcha divido a los comicios del 18 de marzo, en lo que será el primer test electoral de 2007.
–El amplio abanico de fuerzas opositoras que lo respaldan lo obligó a explicar que la CE no es un frente antikirchnerista.
–No es un frente anti K ni pro K. Es un armado provincial que cobra temperatura porque estamos ante el primer test electoral de 2007, pero que nos ha permitido incorporar muchos sectores que quizás hoy tengan una mirada diferente en lo nacional. Tenemos que ser muy respetuosos de eso porque nuestro objetivo central es cambiar la historia aquí en Entre Ríos.
–A la CE se la identifica con el centroizquierda, ¿pero el apoyo de lavagnistas y sectores agrarios le han dado un tinte anti K?
–Acá conviven sectores que tienen una visión crítica y otra más benévola del gobierno nacional. Acordamos un frente que hasta ahora es lo suficientemente amplio como para darles cabida a estos sectores que tienen representatividad en la provincia.
–¿Qué tan representativos son en Entre Ríos el lavagnismo y este sector agrario que forman parte de la CE?
–No es que aquí se incorpora o no el lavagnismo, el kirchnerismo o el macrismo, sino sectores agropecuarios. En Entre Ríos tenemos 4,2 millones de cabezas de ganado. La mitad de esas cabezas la tiene el 92 por ciento de nuestros productores, el otro 50 está en manos del 8 restante. Si a eso le sumamos la concentración sobre la propiedad de la tierra, nos encontramos con que nuestra realidad está ligada a los pequeños y medianos productores que cada vez se sienten más desplazados.
–Pero en la CE hay representantes agropecuarios enfrentados, que provienen desde Confederaciones Rurales hasta la Federación Agraria.
–La concentración de la tierra está en muy pocas manos. Esta preocupación la comparte el 80 por ciento de los productores entrerrianos, más allá de su pertenencia a distintas entidades gremiales rurales. Incluso, la mayoría de ellos está por fuera de esas organizaciones.
–Usted ha dicho que lo que divide aguas en la provincia es la figura del gobernador Jorge Busti. ¿CE fue concebida con ese criterio?
–Busti, por toda su historia, es un elemento clarificador en la política entrerriana: divide aguas, a favor y en contra. Aunque Busti esta vez no es candidato, y más allá de nuestras críticas permanentes a su gestión, su hombre, el actual ministro de Gobierno Jorge Iribarren, no representa ni mínimamente el alcance que tiene el propio Busti.
–¿La figura de Busti también dividió al propio PJ?
–Una seria fractura. Lo que pasa es que Busti tiene un colectivo de 60 asientos y necesita uno de 120 para contenerlos a todos. Muchos no pudieron subir y se fueron en otra combi.
–¿Esta división favorece sus posibilidades para llegar a la gobernación?
–Sí, pero nosotros no podemos descansar nuestro crecimiento en las debilidades y el fracaso del otro, sino en proponer cosas novedosas a la sociedad. Queremos generar una alternativa, donde convergemos sectores diferentes sin renunciar a nuestra identidad, que no es fácil pero hay suficiente voluntad y honestidad intelectual.
–¿Cuál es el programa de gobierno de una coalición tan amplia que abarca desde el comunismo hasta la diputada santafesina María del Carmen Alarcón?
–Hay una coincidencia básica y generalizada en el reordenamiento de un Estado desquiciado que no ha sabido darles solución a servicios esenciales como la salud y la educación. En seguridad tenemos una policía que hemos denunciado como partidizada: acá ha existido una policía radical y una policía justicialista. Esto requiere de una cirugía mayor para erradicar el partidismo y volver a hacerla creíble. Lo mismo ha pasado con la Justicia: acaban de designar como miembro del Superior Tribunal provincial a quien era el jefe de la bancada justicialista en Diputados.
–¿El tema de las papeleras no va a ser uno de los ejes de su campaña?
–Es un tema que tiene que salir del debate político partidario. Es difícil, muy delicado, que sólo se puede tratar con un frente interno muy cohesionado sin mezquindades ni especulaciones electorales. La única vía de solución pasa porque ambos presidentes se reúnan y concerten una salida que contemple el interés de la gente y no el de las empresas, y que haya una fuerte presión social de ambos lados para que así lo hagan.
–Pero el gobierno provincial no ha sido ajeno al conflicto ni ha quedado al margen de las críticas de los vecinos de Gualeguaychú. ¿Cuáles han sido para usted los principales errores de la gestión provincial?
–Busti se equivocó cuando pensó que este tema se podía manejar y controlar desde la provincia, incorporándose a esta temática tardíamente, porque este tema ya tiene sus años de historia. Acá hubo un click que son las 40 mil personas en el puente que cruza a Fray Bentos el 30 de abril de 2005, que hicieron reaccionar a las autoridades, a los vecinos y los medios de comunicación sobre la gravedad del problema. Es un tema que le competía a la Nación, que tampoco lo tomó desde el vamos.
–¿Para usted reaccionaron cuando era muy tarde?
–Lo podemos graficar en el tiempo que pasó para recurrir a La Haya. En octubre de 2003, la comunidad de Gualeguaychú ya pedía ir a La Haya. Si se hubiese escuchado ese reclamo, abundantemente fundado, a principios de 2004 hubiésemos estado en condiciones de recurrir al Tribunal Internacional. ¿Cuál es la diferencia? Que en aquel momento la planta de Ence era un mero proyecto y de Botnia ni se hablaba. Entonces ambos países podían haber encontrado, sobre la base de las recomendaciones de la Corte Internacional, una solución al conflicto.
–¿Qué opina de que Tabaré Vázquez haya destinado custodia militar a Botnia?
–Es un mal gesto que no ayuda para nada. No sé si lo que quieren es generar temor ante nosotros. Si hay algo que tiene en claro la gente de Gualeguaychú es que el pueblo uruguayo es nuestro hermano y nuestro socio en esta historia, y con el cual tenemos que evitar todo tipo de fisuras porque en octubre de 2007, cuando esa planta empiece a funcionar, si es que eso sucede, ahí se le empezarán a desvanecer todas las expectativas y promesas que le hicieron sobre miles de puestos de trabajo y mejoras sociales, porque eso no va a pasar. El desarrollo sustentable es el que toma en cuenta los intereses de la gente y no sólo el de las empresas.
–Uruguay justifica esta postura argumentando una actitud beligerante de los vecinos de Gualeguaychú. ¿Esto es así?
–Me parece una locura y la mejor manera de saberlo es estar allí.
–¿Cómo se soluciona el problema económico y del desempleo en una provincia donde gran parte de la población depende del trabajo estatal?
–Entre Ríos tiene todos los recursos, pero me parece que uno es la gran bandera: permitir que Salto Grande pueda vender energía directa a la provincia de Entre Ríos, porque la represa genera energía con un valor hasta seis veces más barata que la que estamos pagando los entrerrianos. Uno de los puntos críticos de los productores agropecuarios es el energético, como el productor arrocero que tiene un gran consumo de gasoil que puede reemplazar por energía eléctrica consolidando una cuenca arrocera que es generadora de empleo.
–¿También radicaría industrias?
–También hubo un régimen de promoción industrial para empresas de uso electrointensivo, que se implementó hace unos años y que favoreció principalmente a Mendoza, y que ahora con un costo menor de la electricidad podríamos reeditar en Entre Ríos, donde tenemos la Ruta 14 que comunica a los países del Mercosur, y hacer toda la cadena de frío.
–El tema de la forestación de eucaliptus para la fabricación de papel también pasó a ser un tema grave para Entre Ríos.
–Entre Ríos es la provincia menos forestada de la Mesopotamia. Hay experimentación del eucaliptus para otros usos.
–¿Hay productores mesopotámicos que les han vendido su producción maderera a Botnia y Ence?
–Lo desconozco.
–¿Pero existe la posibilidad de que esto sea así?
–Yo intuyo que esta gente se instaló cerca de los puertos del río Uruguay que permite el paso de barcos de gran calado, con las rutas uruguayas, puentes internacionales y la forestación muy cercas; tierras y mano de obra barata, zonas francas con exenciones y ventajas impositivas tremendas, tampoco se les pasó por alto que estaban enfrente de las tres provincias forestales más importantes de la Argentina.
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