“Tengo fotos de lo mala que has sido y, si no me pagas, se las pasaré a todos tus amigos.” Fue la advertencia de Javier Mendoza Navarro, peruano de 29 años, a una de las dos adolescentes españolas, hermanas, a las que extorsionó durante un año bajo la amenaza de difundir las imágenes íntimas que él había grabado de ambas a través de Internet. La mayor de ellas, de 16 años, llegó a pagar varios cientos de euros al chantajista con el dinero que guardaba o bien con el que pidió prestado a sus amigas. Finalmente, el supuesto extorsionador fue detenido el pasado día 19 en su país.

“Xoy un xavo de amazonia del perú. Soy un xavo noble, muy tierno y sensible. Si kieres conocerme, escríbeme.” Era el reclamo que Mendoza colgó en sexyono.com, junto a una foto suya. Pronto empezó a recibir respuestas de jóvenes, la mayoría chicas y adolescentes.

Una niña de 16 años, de Tortosa (Tarragona), empezó a chatear con Mendoza y acabó siendo seducida por un desconocido que decía tener 18 años. El jugaba a ser su novio y poco a poco logró que la adolescente le fuera mostrando su cuerpo, hasta la total desnudez, a través de una webcam. En un determinado momento, el donjuán cibernético comentó a la chica que tenía problemas económicos y ella le mandó sus ahorros. Pero él quería más dinero y, para conseguirlo, amenazó con difundir las imágenes íntimas que había grabado de ella.

El delincuente, que también había contactado por Internet con la hermana menor de su víctima, de 12 años, obtuvo varios cientos de euros de las menores. Hasta que éstas no podían seguir pagando más y pidieron ayuda a sus padres.

Los padres acudieron a la agencia de detectives del Grupo Winterman, que dispone en Barcelona de una división (Incide), especializada en la investigación de la información digital y de nuevas tecnologías. Esta empresa rastreó la PC de la familia chantajeada y logró averiguar muchos datos del chantajista: que era peruano, que tenía una extensa lista de contactos (el 80 por ciento de ellos correspondientes a mujeres y, la mayoría de ellas menores de edad).

“Las niñas estaban y están aterrorizadas ante la posibilidad de que sus imágenes acabaran siendo difundidas a través de la Red entre todos sus amigos. Si ocurría eso, tendrían que cambiarse de colegio y posiblemente hasta de ciudad. Tenían un miedo atroz a que eso pudiera ocurrir”, recuerda el ingeniero Abraham Pasamar, director de la agencia Indice. “Los padres fueron muy valientes”, dice, al decidir no seguir pagando al extorsionador (hasta un total de 4700 euros), mientras que acudían a la Brigada de Investigación Tecnológica de la policía. Esta, con mandamiento judicial, estrechó el cerco en torno a Mendoza y finalmente solicitó la colaboración de la policía peruana, que lo detuvo en Chiclayo.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.