SOCIEDAD › DOS IMPUTADOS EMPEZARON A SER JUZGADOS POR LOS CINCO CRíMENES DEL BAJO FLORES
Los vecinos de la villa 1.11.14 rendían tributo al peruano Señor de los Milagros cuando una balacera mató a cinco personas. La trama, revelada luego en Página/12, tenía el trasfondo de una guerra narco. Ayer comenzó a ser desmenuzada ante un tribunal.
› Por Emilio Ruchansky
Entraron calladitos, con la vista al piso y esposados. Miraron a sus familiares sin cruzar palabra, custodiados por dos musculosos efectivos del Grupo Especial de Intervención. Alionzo Rutilio Ramos Mariños, alias Ruti, y Roger Reyes Subiera se negaron a declarar ayer, luego de oír los requerimientos de la Justicia. Son las dos únicas personas acusadas de haber participado de la “Masacre del Señor de los Milagros”, en la que murieron cinco personas en el Bajo Flores en 2005. La querellante apoderó a sus abogados para no presenciar el juicio oral. Es la única sobreviviente que sostiene que fue atacada a balazos por Ruti, quien niega haber estado en la tradicional procesión religiosa de la comunidad peruana.
Ya sentados, sin las esposas y con cara de poker, los acusados relojearon la diminuta sala donde transcurrió la primera audiencia. “Estamos comprimidos”, reconoció una de las asistentes del Tribunal Oral en lo Criminal 15, antes de que llegaran los jueces. Con una pila de 70 centímetros de papeles sobre su escritorio, el secretario comenzó a leer el sumario de esos expedientes. Primero el de Reyes, supuesto sicario de Ruti, a quien “no se le pudo determinar si hirió a alguien” ese día, aunque se resistió al arresto e intentó huir y luego le encontraron un cargador y cartuchos de un revólver.
En su declaración, este ciudadano de nacionalidad peruana negó que portara armas y aseguró que no integraba una banda de narcotraficantes. Sus ingresos, mil pesos mensuales, provedrían de las remeras que fabricaba y comercializaba en la feria de La Salada. Reyes señaló que había integrado las Fuerzas Armadas peruanas (llegó al grado de sargento segundo) y que vive en Argentina desde hace cinco años. Luego de su detención, dijo haber sido torturado en la seccional 38ª de la Policía Federal “para que hable”. Le habrían tapado la boca con una cinta mientras lo asfixiaban con una bolsa de plástico en la cabeza, además de golpearlo en distintas partes del cuerpo. El acusado comentó que no podía aportar mayor información a la causa, salvo aclarar que es inocente.
“No es fácil”, le balbuceó el secretario a los jueces, mientras leía la lista de elementos probatorios recolectados durante la instrucción en contra de Ruti. Fueron casi 15 minutos ininterrumpidos donde se mencionaron declaraciones de cabos, sargentos, inspectores y feligreses (además de dos testigos de identidad reservada), pericias balísticas, fotográficas y escuchas telefónicas. Entre los testimonios, aparece el de la querellante, quien aseguró ver a Ruti ultimando a un hombre “con una pistola negra de gran tamaño”. Luego, según consta en su declaración, la siguió al carrito de comida donde se ocultó y, aunque ella pidió clemencia, le disparó doce tiros sobre ambas piernas.
En el expediente también se lo acusa de ser el cabecilla del grupo narco que rivalizó contra Marco Antonio Estrada Gonzales, alias “Marcos”, a quien supuestamente buscaban asesinar la tarde del 29 de octubre de 2005, durante la procesión en la villa 1.11.14, del Bajo Flores. En su declaración, Ruti niega de plano todas las acusaciones. Jura que sólo se dedica a alquilar puestos en la feria de La Salada y que el día de la masacre no participó de esa procesión, aunque tampoco recuerda dónde y con quién estaba (dijo que se enteró del hecho por televisión).
Cuando le preguntaron si conocía a Marcos, contestó que sí porque estuvieron juntos en la cárcel de Devoto y allí se hicieron amigos. Luego de que su compañero en una causa por asociación ilícita por tráfico de estupefacientes fuera liberado dejaron de verse (y empezaron a tiroterarse, sospechan los investigadores). Durante la audiencia se mencionó a su hermano, supuestamente asesinado por sicarios de Marcos: “Dado que manejaba mal, decidieron apodarlo como Meteoro por el dibujito animado”, leyó el secretario.
Terminada la lectura, los acusados se limitaron a contestar algunas preguntas formales de los jueces Elena Do Pico Farrell, Ricardo Galli y Héctor Grieben. “¿Rutilio es nombre o apellido?”, preguntó uno de los magistrados. “Nombre, señor” respondió Ruti, en seco. “¿Grado de instrucción?” “Hasta el secundario, ahora estoy cursando el CBC de la carrera de Derecho”, contestó el acusado. La última duda de los jueces, casi una reprimenda, fue por la mala memoria de Ruti, quien no recuerda el número de su documento peruano. El acusado confirmó el olvido y aseguró que se está tramitando un documento argentino.
La audiencia continuará el 4 de abril con la declaración de los testigos. Ruti está imputado por los delitos de “tentativa de homicidio, homicidio, lesiones graves y lesiones leves en riña”; Reyes, por “portación y abuso de armas y resistencia a la autoridad”. El abogado querellante, Eduardo Rigotti, aseguró que su cliente asumió la acusación en la creencia de que su nombre no sería conocido. Sin embargo, ya figura en la causa y ahora la mujer “teme por su vida”.
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