SOCIEDAD › SUS PADRES CREEN QUE PUDO HABER SIDO ENGAÑADA POR ALGUIEN QUE QUIERE PROSTITUIRLA
Se conocieron 10 meses atrás en una página de encuentros y chateaban regularmente. Mark le dijo a Natalia que tenía 15 años y era de Uruguay, ella que acababa de cumplir 13 y vivía en Rosario. Al principio eran amigos, después se hicieron cybernovios. Natalia, según su mamá, es “inocente y dulce”, y le gusta escribir poesías de amor. Mark prometía visitarla en junio para festejar su cumpleaños número 14. Sin embargo, hace una semana Natalia cargó una mochila con algo de ropa, un peine, sus muñecos de peluche, y escapó al encuentro. Dejó una carta donde pidió a sus padres que la olviden, como si nunca hubiera existido, y les explicó que también se llevaba el disco rígido de la computadora para que no puedan rastrearla. Sus padres están desesperados: saben que Mark no es menor de edad y sospechan que intentará prostituirla.
Alicia y Horacio Narváez ya lanzaron una campaña para encontrar a su hija mientras la Justicia local investiga. La última vez que su mamá la vio fue cuando se despidieron en el cruce de Cochabamba y Sarmiento, cerca del colegio Nuestra Señora de Asunción, en Rosario. Natalia no entró a clases, volvió a su casa, tomó la mochila, dejó su celular luego de borrar todos los contactos y escribió la carta. “El mensaje decía que iba a estar bien, que sus necesidades básicas iban a estar cubiertas y que iba a mantener contacto con nosotros a través de una amiga”, contó su madre.
Natalia Melisa usa el cabello largo, mide 1,60 metro de altura y pesa aproximadamente sesenta kilos. “Mark” tiene 26 años y habría estado en Rosario desde el martes de la semana pasada. El correo que utilizaba el sospechoso era caba [email protected] y en su cuenta de chat tendría 115 contactos de chicos y chicas menores de 16 años. “Tememos que se trate de una red de prostitución, de esas que tratan con chicas, las secuestran y las llevan a trabajar a un prostíbulo del interior del país”, dijo ayer Horacio Narváez, que trabaja de empleado bancario. Natalia no se llevó su DNI y su mamá sospecha que el hombre que la indujo a fugarse podría tener documentos falsos para ella.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Municipal de Rosario, Carlos Comi, está asistiendo a los padres y armó una página (buscamosanata lia.blogspot.com). El funcionario informó ayer que el juez de instrucción número 13, Osvaldo Barbero, dispuso una investigación en el caso y la fotografía de la menor ya fue distribuida a todos los destacamentos policiales. Hay pocas pistas. La más firme es otro disco rígido, el de una computadora familiar en desuso y en la que meses atrás Natalia había chateado con Mark. También un mensaje de texto que recibió la madre desde un celular desconocido (sólo dice “hola”) y que por la característica provendría de la localidad santafesina de Armstrong o Cañada Gómez.
La última persona que la vio, ese jueves a las 11, fue Eduardo Gutiérrez. Natalia pasó por su quiosco de Pellegrini 1641 en “un horario de mucho trabajo”, por lo que el hombre no recuerda muchos detalles, salvo que tenía intenciones de enviar una carta a la Comisaría de la Mujer. El lugar queda a sólo cinco cuadras de allí, y ella lo conocía porque junto a su mamá había radicado una denuncia en octubre pasado. Gutiérrez tiene una cámara en su local, pero hacía varios días que estaba rota, aunque entregó las filmaciones para ayudar. Esa carta nunca llegó a destino y su contenido, como el paradero de la menor, es todo un misterio.
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