Con una hora de antelación para viajes internacionales y media para los de cabotaje. En esos términos deben presentarse desde ayer los pasajeros que parten en ómnibus desde Retiro. El tiempo se utilizará para un nuevo y más estricto control de los viajantes, un detector de metales semejante al aeroportuario. De la misma forma, se reducirán las paradas intermedias en viajes internacionales hasta tanto no se equipen con este nuevo sistema que incluye, además de los detectores, lectores de huellas digitales y escaners, que dependen de un sistema digital, monitoreado y grabado desde un centro de control in situ.

“El pasajero será el primer beneficiario porque no tendrá que pagar más para viajar más seguro”, dijo el presidente de TEBA SA, Néstor Otero, durante el acto de lanzamiento. Aunque eso supone que “deberá cambiar la costumbre de la gente de llegar pocos minutos antes de la partida”, opuso como contrapartida. La presentación, realizada en la terminal de Retiro, contó con la presencia del ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, y los secretarios de Transporte, Ricardo Jaime, y de Turismo, Enrique Meyer.

El ministro explicó que con este nuevo sistema “no solamente se está chequeando lo que está pasando, sino que además queda la grabación, por lo cual es un elemento probatorio fortísimo ante eventuales situaciones”. El centro de control de Retiro está ubicado en el subsuelo, donde se grabarán en digital las cintas de seguridad que registran el movimiento de pasajeros que se desplacen del hall hacia la “zona estéril”, donde ningún acompañante podrá llegar. Así, se repetirán escenas como en Ezeiza, donde luego de saludar a los acompañantes, el viajero embarca en soledad.

“Por el momento, se cuenta con el personal necesario para las tareas de control y seguridad del pasaje de este nuevo sistema, pero a medida que se vayan completando las etapas se deberán incorporar nuevos puestos de trabajo”, indicó Lisandro Torres, director ejecutivo de First Security Consulting SA, la empresa a cargo del sistema que se utiliza en los Aeropuertos Argentina 2000, y que se imitará en las terminales de micros con la incorporación de alrededor de 300 trabajadores más.

El sistema incorpora también, según informó Otero, controladores automáticos portátiles de identidad de personas –mediante la lectura biométrica de las huellas dactilares–, detectores manuales de explosivos y sustancias peligrosas y dispositivos de comunicaciones, todo en manos de los federales que suelen estar apostados en la terminal de Retiro.

Con esta iniciativa, se busca controlar y combatir el narcotráfico por vía terrestre, la circulación ilegal de dinero, armas, pólvora, pirotecnia y de “cualquier otro elemento que atente contra la seguridad”, dijo Otero.