SOCIEDAD › CRITICAS, MARCHAS Y POLEMICA POR EL PLAN DE SALUD MENTAL DE MACRI
Con argumentos diferentes, y hasta contrapuestos, los diversos sectores se oponen al cierre del Borda y del Moyano en el esquema anunciado por el gobierno porteño. Las posturas y las críticas.
› Por Pedro Lipcovich
¿Qué puede haber peor que un manicomio? Varios manicomios. En esta fórmula se podría resumir la oposición que diversas entidades de profesionales, trabajadores y pacientes plantean al plan de salud mental anunciado por el gobierno porteño –que, en dos años, reemplazaría los hospitales Borda y Moyano por un conjunto de instituciones de encierro–. Así las cosas, los neuropsiquiátricos han adquirido un inesperado sex-appeal: los desmanicomializadores los defienden, al menos por un tiempo, por eso de que lo otro sería peor. Los sectores médicos más próximos al plan macrista dicen que, por más que se creen nuevos lugares de encierro, igual hay que mantener el Borda y el Moyano, que “no son manicomios”. Trabajadores del Borda y del Moyano se vienen movilizando “contra el cierre” y anunciaron una marcha para exigir “la retractación del gobierno de la ciudad”. El Consejo General de Salud Mental, que reúne a distintos profesionales, también organiza una movilización en contra.
Rodolfo Arrechea, secretario general adjunto de ATE Capital, destacó que “nuestra movilización es en rechazo al plan de Mauricio Macri y Jorge Lemus (ministro de Salud porteño), que se propone cerrar el Borda y el Moyano para crear varios hospitales similares a los que ya existen. Hace no más de un año se invirtieron más de 40 millones en obras en los establecimientos que ahora quieren cerrar. Los 169 millones que quieren destinar a instalar hospitales del mismo tipo es mejor que los dediquen a mejorar los ya existentes y a nombrar los profesionales y enfermeros que faltan”.
Arrechea también denunció “el traslado de pacientes del Moyano a clínicas privadas, donde la cronificación se acentúa todavía más porque es un gran negocio: el Estado paga 3000 pesos mensuales por cada paciente y no hace seguimiento de los casos”. También advirtió que “de las ‘casas de medio camino’ previstas para facilitar la externación de los pacientes, funciona sólo una, y mal, con personal contratado que no cobra sueldo”.
Respecto de la atención psiquiátrica en hospitales generales, incluidas internaciones breves –recomendada por la OMS–, el representante de ATE manifestó cierta ambivalencia: “No se puede internar a estos pacientes en hospitales generales pero, si ocurriera, hará falta mayor cantidad de personal”.
El Consejo General de Salud Mental (órgano consultivo previsto en la Ley 448 de Salud Mental porteña) efectuó una “autoconvocatoria” sobre el Plan macrista: “El gobierno porteño incumple la ley al no consultar al Consejo”, denunció Miriam Dios, que integra la comisión política del CoGeSam. Dios exigió “que la Legislatura ponga en marcha la Comisión de Seguimiento de la Ley de Salud Mental, prevista en su texto” y anunció “una movilización del CoGeSam en protesta contra el Plan”.
También el Foro de Instituciones de Salud Mental –que a su vez forma parte del CoGeSaM– se manifestó en contra, “no es más que un traslado a pequeños manicomios”, sostuvo Liliana Herrendorf, coordinadora del Foro. “Si en dos años van a cerrar el Borda y el Moyano, ¿dónde van a poner a los internados? Los pequeños manicomios que proyectan abrir sólo alcanzarían para una parte; se habla de que piensan ponerlos en clínicas geriátricas de PAMI, pero nadie sabe bien lo que quieren hacer –deploró Herrendorf–. Tampoco acordamos con el planteo de hacer un centro único de diagnóstico para toda la ciudad: el diagnóstico debe hacerse en el lugar de la prestación, y no llevar a los pacientes de un lado a otro como si fueran mercadería.” El Foro está integrado por las asociaciones psicoanalíticas APA y Apdeba, el Colegio de Psicoanalistas, la Asociación de Psicólogos, el Colegio de Trabajadores Sociales, las asociaciones Gestáltica, Sistémica y Cognitiva y otras entidades.
Desde la Asociación de Profesionales del Ameghino –que también integra el Foro–, Ruth Taiano insistió en “al revés que el Plan, la Ley porteña pide que la internación sea un último recurso, lo más breve posible y en los hospitales generales: pero los directores de los hospitales no dan curso a esto, aunque jamás se nieguen abiertamente. El establishment médico también se resiste a las guardias interdisciplinarias de salud mental en los hospitales generales, con psicólogo y asistente social, que dispone la ley: ya estaban las partidas asignadas, había concursos realizados pero se paralizaron: prefieren los micromanicomios de Macri, bien cerrados y aislados”.
El Movimiento Social de Desmanicomialización y Transformación Institucional manifestó “el mayor de los repudios” por “el seudoplan de Macri, funcional a una hegemonía médica y a la psiquiatrización de la salud mental, en contradicción con los lineamientos de la OMS que esos sectores corporativos dicen sostener”.
Desde el Frente de Artistas del Borda, Alberto Sava consideró que “el de Macri es un plan trampa: el consenso colectivo que ya existe contra los grandes manicomios procura aprovecharlo para revivir el proyecto de utilizar en términos inmobiliarios los predios del Borda y el Moyano, mientras abre nuevos manicomios aggiornados”.
Sava sostuvo que “la salud mental requiere una mirada social y comunitaria, antes que médica: así se planteó en intentos exitosos como en Río Negro y San Luis, o el programa del Hospital Estévez en Lomas de Zamora: allí los usuarios del sistema residen en casas de convivencia, con cuatro o cinco personas y, esto es muy importante, tienen trabajo; si es necesario, cuentan con internaciones cortas en hospitales generales”.
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