En forma experimental, el gobierno porteño pondrá en práctica en un mes una nueva modalidad para señalizar las paradas de colectivos. Se cambiará la señalización vertical, a través de los carteles en los refugios o en los postes del alumbrado público, por la demarcación horizontal de una dársena que será pintada sobre la acera. Será un rectángulo de entre 20 y 30 metros de largo, por 3,5 metros de ancho, que también marcará el lugar donde deberán detenerse los colectivos. En su interior estarán pintados los números de las líneas que tengan allí su parada, con dígitos de 1,5 metro de alto por 70 centímetros de ancho. La medida tiene como finalidad “evitar el vandalismo al que está expuesta la cartelería, lo que ocasiona su faltante o destrucción y que se ha incrementado año a año, sobre todo en los barrios periféricos”, explicaron desde el gobierno porteño. Con eso se quiere “disminuir el perjuicio económico generado por la reposición” y “evitar la polución visual que conlleva la instalación de cartelería no oficial en los postes”.