SOCIEDAD › RICARDO BARREDA CONTó CóMO FUE SU PRIMER DíA FUERA DE LA CáRCEL
El odontólogo relató que estuvo casi todo el día en la cama, porque se sentía “cansado”. Dijo que está en “un momento de ambientación”. Y confesó que “una de las cosas que me sorprendió hasta el momento fue la autopista”.
“Me estoy tratando de adaptar a esta nueva vida; la verdad es que estoy en un momento de ambientación”, dijo ayer Ricardo Barreda, que cumplió sus primeros dos días de prisión domiciliaria en el departamento de Berta “Pochi” André, su actual pareja y garante de su detención. Al odontólogo, condenado a reclusión perpetua por haber matado a escopetazos a su esposa, sus dos hijas y su suegra, en 1992, los jueces de la Cámara Penal de La Plata le otorgaron la prisión domiciliaria el viernes pasado, tomando en cuenta el dictamen de un equipo psicológico, que no halló razones para negar el derecho que concierne a los detenidos mayores de 70 años.
Después de 16 años en la cárcel de Gorina, Barreda habló sobre su primer día en la casa de Pochi, una jubilada de 71 años. “Ayer me levanté muy tarde y la verdad es que después me levanté, pero me pasé casi todo el día en la cama. Me sentí muy cansado, y tratando de adaptarme a esta nueva vida”, contó Barreda. Sobre su primera noche, el odontólogo relató que se acostó temprano: “Estaba muy cansado, fueron días en los que estuve muy ansioso y eso me desgastó”.
Barreda dijo estar “contento” por haber salido de prisión. Sin embargo, el cuádruple asesino admitió que tiene “los temores lógicos” que puede generar una vida que es “completamente nueva”. Y agregó que “una de las cosas que me sorprendió hasta el momento fue la autopista. Yo tenía una idea de los caminos que llevaban a Buenos Aires, pero jamás imaginé lo de la autopista. Me parecía que los caminos estaban al revés”. Además dijo al diario El Día de La Plata que está “tratando de evitar todo contacto con los medios y de no leer ningún diario, ni mirar televisión”.
Aunque en los días previos a la llegada del odontólogo al barrio algunos vecinos estaban “molestos”, no hubo ninguna protesta frente a la casa. Incluso fueron tapados con pintura negra algunos graffiti con insultos hacia Barreda.
La Cámara Penal de La Plata le otorgó el viernes pasado el beneficio de la prisión domiciliaria al odontólogo tras el dictamen favorable de un equipo psicológico. Esa noche fue trasladado a su nuevo hogar en el barrio de Belgrano, donde vivirá con su pareja. La decisión de la Cámara responde a su vez a una resolución que tomó en mayo la Sala I del Tribunal de Casación, integrada por Benjamín Sal Llargués, Horacio Piombo y Carlos Natiello. Había informes favorables del Servicio Penitenciario Bonaerense sobre la conducta de Barreda en el penal.
Según explicaron fuentes judiciales, Barreda no podrá salir del departamento de Pochi, ni siquiera al pasillo, y además deberá continuar con el tratamiento que tenía en el penal de Gorina. Pese a que la Cámara ya le concedió la prisión domiciliaria, hay una resolución pendiente a un recurso presentado ante la Suprema Corte de Justicia por el fiscal del Tribunal de Casación, Carlos Altuve, para que revoque el beneficio al odontólogo.
El 15 de noviembre de 1992, Barreda había asesinado a tiros a su esposa Gladys Mac Donald, de 57 años; a su suegra Elena Arreche, de 86, y a sus hijas Adriana, de 24, y Cecilia, de 26, en su casa de La Plata. Luego de hacerlo, tiró la escopeta y llamó a la policía. En 1995, en el juicio oral, declaró que “si las circunstancias se volvieran a dar, actuaría de la misma manera: no podía haberlo evitado, estaba bajo un cuadro de degradación y humillación”. Le decían “Conchita”, dijo en el juicio. Condenado a reclusión perpetua en 1995, podría pedir la libertad condicional en 2012.
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