Dom 01.06.2008

SOCIEDAD  › ROBLEDO PUCH

El más famoso

› Por Carlos Rodríguez

“Me van a olvidar y algún día voy a salir”, dijo cierta vez Carlos Eduardo Robledo Puch desde uno de los pabellones de la cárcel de Sierra Chica, donde lleva 36 años en prisión, condenado por haber cometido 11 homicidios. Esa cifra lo coronó como “el asesino más feroz de la historia criminal argentina”, como han publicado una y otra vez los medios gráficos sensacionalistas, los serios, todos. Esa coincidencia lleva a pensar que si la prisión domiciliaria del odontólogo Ricardo Barreda ocasionó polémica, la hipotética libertad de Robledo Puch puede generar olas de pánico entre las almas sensibles y no tanto. Cuando pensó que lo iban a “olvidar”, el niño bien que se convirtió en homicida por placer no reparó en la existencia de programas de TV que disfrutan ventilando las historias de terror de la realidad que atemorizan a multitudes.

Claro que el prontuario de Robledo Puch tiene un sinfín de páginas que abonan su terrible fama. “La sociedad puede descansar en paz, todos pueden dormir tranquilos a la noche. Yo estoy preso, y por ahora no me pienso escapar.” Orgulloso de su fama, el asesino con cara de niño alimentaba temores, aún cuando pedía tranquilidad. “Nos filtramos por la claraboya de la ferretería y sorprendimos al sereno Manuel Acevedo. Lo encerramos en una pieza y luego lo matamos. No encontrábamos la llave de la caja y utilizamos un soplete. Cuando la abrimos, Somoza me amenazó con un arma. Le di un codazo y girando le disparé un balazo. Cayó al suelo gimiendo. Me dio lástima y lo rematé. Para evitar problemas lo quemé con el soplete. Prendí todo fuego y me fui.”

Con lujo de detalle y sin temor a la autoincriminación, Robledo Puch relataba así, ante la Justicia, cómo había asesinado a un sereno y cómo se había quedado sin compañero de andanzas, la noche en la que mató a su cómplice Héctor Somoza. Esos dos crímenes ocurrieron el 3 de febrero de 1972 y fueron los que marcaron el cierre de una agitada vida criminal. La que dio el dato que permitió la detención de El Angel de la Muerte fue la madre de Somoza. “Mi hijo salió con Robledo Puch, pero yo ignoraba que se dedicaban a robar.” En su itinerario, el asesino con cara de niño mató a nueve hombres y a dos mujeres.

Ahora, alentado por la prisión domiciliaria del odontólogo Barreda, Robledo Puch pidió salir de la cárcel. Su caso parece ser más complicado, desde el punto de vista jurídico, aunque ya podría acceder al beneficio por la cantidad de años que lleva en prisión. En septiembre de 1999 se dijo que podría salir en libertad al año siguiente. La fecha iba a ser el 12 de julio de 2000 y el dato estaba refrendado por una resolución de la Sala I de la Cámara en lo Criminal de San Isidro. Los informes psicológicos le fueron desfavorables y siguió preso.

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