Aprovecharon que el dueño de casa había salido a comprar carbón para hacer el asado y entraron a su casa, en Crisólogo Larralde 5795, del barrio de Saavedra. Allí, los delincuentes (tres hombres y una mujer) redujeron al resto de la familia y a punta de pistola exigieron dinero y joyas. Cuando Daniel Santamarina regresó entró por una puerta de servicio y al ver que la alarma silenciosa estaba apagada, la activó. En ese momento, uno de los delincuentes sorprendió a Santamarina por detrás y al darse cuenta de que el hombre había activado la alarma, le pegó un culatazo en la cabeza.

A escondidas, la hija de Santamarina llamó al 911. Luego de que Cristina Bañuelos, su madre, les diera todo lo que tenía, la delincuente revisó el celular de la chica y descubrió el llamado. “Ahí se apuraron, porque sabían que venía la policía y supusimos que estaba huyendo porque me gritaron que cerrara la puerta. Sin embargo, cuando cerré la puerta, el delincuente que estaba conmigo se volvió, apuntó a la cintura de mi marido y tiró a matar”, señaló la esposa del hombre baleado. El caso ocurrió la noche del sábado pasado y el dueño de casa fue trasladado al Hospital Pirovano, donde quedó internado en observación y estable. “Creíamos que estaba muerto. Creo que la sacamos barata, en este momento podríamos haber estado en un velorio”, dijo Bañuelos.