SOCIEDAD
› APARECIO EL NENE SECUESTRADO
Maxi, sano y salvo
“Papito, mamita.” El grito, de una voz obviamente infantil, alertó a los policías que al acercarse encontraron a Maximiliano Arrieta, un nene de un año y diez meses secuestrado el lunes en Rada Tilly, Chubut. Aunque los padres nunca pagaron el rescate de 250 mil dólares exigido, Maximiliano fue liberado por la mañana en un descampado tras pasar 13 horas en manos de los hombres que se lo arrancaron de las manos a su madre. Según sus familiares, el nene fue bien tratado, le dieron pan y agua y hasta le cambiaron los pañales.
Para la jueza de Comodoro Rivadavia, Eva Parcio, la liberación del chiquito sin que mediara el pago de rescate alguno responde a la presión ejercida por personal de la Policía Federal, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval. Parcio había ordenado que se rastrillara con todas las fuerzas la región donde se suponía podía estar el chico, e incluso se cerraron aeropuertos y puertos. Su padre, Miguel Arrieta –un conocido abogado de la zona–, descartó la versión de que el secuestro pueda haber sido una venganza porque no quiso prestar asistencia judicial a delincuentes. “No hacemos cuestiones penales –aclaró–. Sólo hago derecho empresarial.”
Tras ser hallado, el nene fue derivado al Hospital Regional de Comodoro. Allí constataron que su estado de salud era bueno, pese al impacto inicial. Aún estaba fresca en su memoria la forma en que se lo llevaron: los delincuentes redujeron a su mamá, Verónica Arrieta, la tiraron al piso, le sujetaron las manos por la espalda con esposas de plástico y le pusieron en sus ropas una nota con el pedido de rescate de 250 mil dólares.
El trato posterior fue, al parecer, mejor: según el padre del chico, lo trataron bien, “le cambiaron los pañales” y “le contaban cuentos”. También comentó que, de acuerdo con lo que pudo charlar con su hijo, le dieron de comer pan y agua.
Cuando le preguntaron cómo se encontraba Maximiliano, aseguró que aún estaba impresionado por cómo trataron a su mamá. “Decía ‘pum’ boca, porque para él ‘pum’ es un arma, y se refería a que a su mamá le habían puesto un arma en la boca.”