SOCIEDAD
› EL HERMANO DE UN POLICIA ATACO A GUSTAVO MELMANN
Golpes de karate en el juicio
› Por Horacio Cecchi
En ascuas por el juicio por el crimen de Natalia Melmann, el pueblo chico de Miramar se divide en dos bandos: propolicial y el resto. Ayer, Alberto, hermano mayor del cabo Ricardo Suárez –uno de los policías acusados–, decidió anticiparse a los alegatos que se iniciarán hoy en Mar del Plata y alegó sus propias razones, pública y físicamente: al grito de “¡Sos un hijo de puta, a vos te vamos a matar!”, aplicó un golpe de karate sobre Gustavo Melmann, padre de Natalia, ante la vista de todos. Días antes el mismo Melmann fue apretado por dos policías, durante un viaje en micro. Ambos uniformados habían sido detenidos por falso testimonio durante el juicio.
Alrededor de las 11 de la mañana, Gustavo Melmann, acompañado por dos vecinos, se dirigía hacia la sede del semanario El Planeta, ubicado sobre la avenida 23, en el centro miramarense. En una estación de servicio, en el cruce de la 23 y la 32, se encontraba Alberto Suárez, dueño de una verdulería y el mayor de cinco hermanos, uno de los cuales llevó la saga familiar a los diarios (Ricardo es cabo y uno de los cuatro acusados del crimen de Natalia). Al pasar Melmann por el lugar, se produjo un cruce inicialmente verbal. Primero Melmann se lamentó de la situación por la que pasaba la familia de los Suárez. La respuesta de Suárez no dejó dudas de su ideario: “Sos un hijo de puta, ladrón, atorrante, estás lucrando con la muerte de tu hija”, le gritó levantando su puño. Sanamente, Melmann decidió seguir su camino, se dio vuelta y dio unos pasos. Ya era tarde: el verdulero corrió unos metros y le aplicó un golpe de karate por detrás, mientras aclaraba: “¡Esto no va a quedar así! ¡A vos te vamos a matar!”.
Más allá del hematoma sin consecuencias, la amenaza y las experiencias anteriores hacen temer que el pueblo chico quede partido en una suerte de guerra interfamiliar, apoyándose en datos concluyentes: los Echenique son 18 hermanos; los Suárez, cinco; los familiares del “Gallo” Fernández, incontables. Unos días antes, Melmann viajaba hacia Mar del Plata en el interno 14 de Rápidos del Sur, el sargento primero Juan Carlos Torrente lo apretó en el micro, mientras su colega José Luis Morillo –también sargento y también primero– a los gritos pedía documentos a los pasajeros, mientras Melmann pedía que se identificaran. Un joven sentado en uno de los asientos traseros, en medio del bochorno policial, tomó su documento y se lo arrojó a los policías al grito de: “Metételo en el culo”. Torrente y Morillo no son nuevos en el caso. Además de haber sido señalados por diferentes testigos como parte de una camarilla policial, fueron detenidos por 24 horas por falso testimonio durante el juicio.