Vie 27.06.2008

SOCIEDAD  › OPINION

Disparates

› Por Marcelo Vensentini *

Respuesta a la columna de Fabián Rodríguez Simón, jefe de Gabinete de Ambiente y Espacio Público del gobierno porteño, publicada en PáginaI12 el martes pasado y en la que el funcionario cuestionó la ley de Basura Cero.

Uno de los mayores pecados que puede cometer un funcionario público es hablar de lo que no tiene ni idea. Lo tremendo es que es la voz autorizada para hablar del principal problema ambiental que tiene la ciudad. Lo tremendo es saber qué importancia le asigna el jefe de Gobierno a la cuestión ambiental.

Es obvio que al firmante de la nota en la que me menciona, la ley 1854 no le gusta o por lo menos le incomoda. No es el primero. Lo dice quien puso todo para que esta ley fuese sancionada y luego promulgada por el Poder Ejecutivo de la ciudad, a pesar de muchos que decían –en aquel mismo gobierno– que era una utopía.

En realidad, esta ley gira en 180 grados el viejo paradigma de que los residuos son un problema de servicio público de limpieza hacia un paradigma de desarrollo sustentable.

He escuchado inclusive opiniones afirmando que esta ley podría, si se aplicara, crear inflación, desempleo, etc... Habría que decirles que miren la legislación de buena parte del Primer Mundo donde consideran que hay responsabilidad en la producción de residuos de los generadores y advertir cómo esta ley democráticamente insta a que nos hagamos cargo de lo que generamos, dando pautas e instrumentos para reducir paulatinamente y en forma constante la producción de residuos.

Si esto fuera poco habría que indicarle al funcionario de marras que se informe en la Comisión de Ecología del Senado de la Nación qué están haciendo con respecto a una Ley de Envases, por ejemplo.

Sin embargo, es positivo que se señale la incineración como forma de reducir el impacto de la producción de residuos; estamos dispuestos a debatirlo; envíe el proyecto a la Legislatura, seguramente tendrá el asesoramiento de Qualix, la empresa del grupo gobernante (Sideco) que incinera en varias ciudades del Brasil con ingresos superiores a los 100 millones dólares anuales, según su propio balance. No le tememos a eso, estamos acostumbrados a lidiar con el interés del dinero.

No me detendré a teorizar sobre viejas y modernas prácticas políticas ni sobre emboscadas “maliciosas”. Muchísimo menos del que dice que no tiene nada que ver con la política como si fuese eso una cosa buena, como si tener como antecedente la actividad privada fuese una virtud. Tan trastocado está el mundo que alguno puede decir impunemente que ser parte de la defensa de intereses privados y de lucro es más enaltecedor que jugarse por el interés público. Siglo XXI, ¿también cambalache?

Porque creo en políticas públicas responsables, más allá de la historia de cada uno o su ausencia, y la ley de gestión integral de residuos, tal el nombre real de la ley de basura cero, no es un instrumento de la “vieja política”, sino todo lo contrario. En todo caso volver a la recolección tarifada por tonelada, que atenta contra cualquier política pública de reducción, es más parecido a las viejas formas de Manliba y compañía, y tampoco estoy emboscado en ninguna ONG ecologista, en todo caso el futuro ex funcionario deberá contestar la requisitoria que la Justicia le hace por el incumplimiento de la ley, que no quiere cumplir, en el marco de la acción de amparo que hemos presentado con otra organización hermana. Doy la cara como siempre en mi vida la di.

Como dato adicional, en el marco de este debate, le agrego que, si la recolección se va a tarifar por tonelada, deberá derogar la ley 992, la que le da trabajo a los recuperadores urbanos que, ya que le gusta hablar del tema, son los únicos que impiden diariamente que aumente el costo que pagamos los vecinos por enterrar basura en la provincia de Buenos Aires.

Otra propuesta que podría intentar es la de hacer un relleno sanitario en la ciudad, en consonancia con la cantidad de disparates que se le ocurren. Es maravilloso que el señor confiese que está aumentando la costa de la ciudad con rellenos de poda, escombro, etc., lo más importante es que informe a la opinión pública, y sobre todo a la Legislatura, qué destino se dará a las tierras resultantes de dicha acción.

Tampoco haré referencia a la relación capacidad/aumento del enterramiento: ahí están, en la acción de amparo que presentamos y en las estadísticas de la Ceamse los datos mes a mes, sólo tiene que cruzarlos con las políticas públicas encaradas en cada caso, se trata de un ejercicio sencillo, incluso para quienes recién arriban de la mano de determinados intereses, a la función pública.

Estoy abierto al debate público y responsable de estas cuestiones, soy de los que saben de qué se habla, conozco cada acto de este proceso y lamento que por gente tan soberanamente soberbia el Estado de la ciudad y por ende los vecinos no puedan aprovechar la experiencia hecha.

Estoy a su disposición.

Y otra vez gracias.

PD: La iniciativa del jefe de Gobierno de premiar con sobresueldo a los funcionarios eficientes ¿significará también descontar cada peso de los vecinos pagados a funcionarios ineptos?

* Ex ministro de Medio Ambiente de la ciudad de Buenos Aires.

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