“La mortalidad por cáncer de mama sigue sin bajar en la Argentina, y esto delata la insuficiencia del diagnóstico precoz”, advirtió la directora del Instituto Roffo, en el marco de un encuentro organizado por la Sociedad Americana del Cáncer. Los tumores de mama son la principal causa de muerte entre las mujeres argentinas, y causan una de cada cinco del total de muertes por cáncer. El 22 por ciento de las muertes por cáncer se deben a tumores de pulmón, vinculados principalmente con el consumo de tabaco. “América latina es una fábrica de cáncer avanzado en el mundo”, observó el presidente de la Sociedad Argentina de Cáncer, refiriéndose a que, por falta de acceso a la detección precoz, los tumores llegan a los hospitales cuando ya están avanzados. En la Argentina se detectan 150.000 nuevos casos por año y 150 personas mueren por día a causa de la enfermedad. Los especialistas reafirmaron las pautas para detección precoz de tumores.

“Desde la década de los ’90, en los países avanzados, la mortalidad por cáncer de mama declina sostenidamente por la difusión del diagnóstico precoz. En la Argentina, en cambio, la declinación es muy leve”, advirtió Berta Roth, directora del Instituto Angel Roffo. La clave de la detección precoz “es simplemente la mamografía, efectuada por lo menos cada dos años a partir de los 40 de edad, y anualmente a partir de los 50”.

“Además, en el norte del país siguen muy altas las tasas de cáncer de cuello de útero. En provincias como Chaco y Formosa, donde parte de la población encuentra difícil el acceso a los centros asistenciales, debieran enviarse móviles con el instrumental para la mamografía y el test de Papanicolaou”, señaló la directora del Roffo.

Para coordinar las diversas acciones, “sería importante la creación de un Instituto Nacional del Cáncer”, estimó la titular del Roffo.

En cuanto a las recomendaciones de prevención, además de la mamografía y el Papanicolaou, los especialistas aconsejan “la ecografía de ovario, cada dos años, a partir de los 40”.

Para los hombres, también a partir de los 40, se recomienda la detección temprana del cáncer de próstata por la técnica de “incluir en los análisis de sangre el antígeno PSA; además, la ecografía de próstata y el tacto rectal”, precisó la especialista.

La detección precoz de cánceres de colon y recto se hace “mediante el análisis de sangre oculta en materia fecal, cada dos años a partir de los 40; cuando hay más factores de riesgo, como antecedentes familiares de este tipo de cáncer, se recurre a la colonoscopia cada tres años”.

El 22 por ciento de las muertes por cáncer en la Argentina se debe a tumores de pulmón. Y, según la American Cancer Society, “el consumo de tabaco se relaciona con el 80 a 90 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón y con el 30 por ciento de las muertes por cáncer de boca, laringe, esófago y estómago”. Otro factor de riesgo importante es “la obesidad, que incide en el cáncer de mama, de cuello de útero y de riñón”.

Elmer Huerta, presidente de la Sociedad Argentina de Cáncer, sostuvo que “América latina es una fábrica de cáncer avanzado”; entre “el 80 y el 90 por ciento de los cánceres llegan a hospitales en etapa avanzada”.

La detección precoz es cardinal porque la incidencia de nuevos casos de cáncer ha crecido en el mundo. Reinaldo Chacón, jefe de Oncología del instituto Alexander Fleming, advirtió que “en la década de 1950 se preveía que una de cada cuatro personas tendría cáncer en su vida; hoy la previsión concierne a una de cada dos”. Sin embargo, “en los ’50, sólo uno de cada cuatro pacientes se iba a curar, mientras que hoy se cura uno de cada dos”. Roth comentó que “efectivamente, la mortalidad por cáncer se redujo, pero no la incidencia porque, por ejemplo, los agentes carcinógenos en el ambiente, vinculados con la actividad industrial, están lejos de haber disminuido”.

Las probabilidades de contraer cáncer antes de los 65 años son del 12,5 por ciento en Argentina; en Estados Unidos llegan al 17,7 por ciento, al 15 por ciento en Uruguay, al 12,9 por ciento en Reino Unido, al 10,4 por ciento en Chile, 10,3 por ciento en Brasil, 10,2 por ciento en Colombia y 7,5 por ciento en México, donde son más frecuentes las infecciones y otras enfermedades de la pobreza.