Jue 26.09.2002

SOCIEDAD

Los sobrevivientes reconocieron a siete de los policías del Riachuelo

En una rueda de reconocimiento, los dos chicos que sobrevivieron señalaron claramente a siete policías. Cuando vio a Somohano, uno de los chicos dijo: “Ese fue el que me empujó al río”. La cuarta víctima, una chica, no participó.

› Por Carlos Rodríguez

Siete de los policías que participaron en el operativo que finalizó con la muerte de Ezequiel Demonty, quien murió ahogado en el Riachuelo, fueron individualizados ayer por los dos chicos que lograron sobrevivir, que los identificaron durante un reconocimiento en rueda de personas que se hizo en el Palacio de Tribunales. Dos de los reconocidos positivamente fueron el oficial subinspector Gastón Somohano y el policía al que los chicos señalaron como “canoso y gangoso”. Somohano fue el responsable jerárquico que decidió que el destino final fueran las aguas del Riachuelo y el otro uniformado fue el que actuó “con mayor grado de violencia”, según dijeron los testigos. Ahora se estudiaba una nueva rueda de presos con la chica de 17 años que fue la cuarta víctima del operativo, pero todo parece indicar que la jueza María Cristina Bértola va a desistir de esa posibilidad. Esto se debe a que el caso estaría “virtualmente esclarecido” con la prueba reunida y sería innecesario exponer a la testigo de identidad reservada.
Tal como lo establece el Código, en caso de realizarse ese nuevo reconocimiento en rueda de personas la identidad de la chica tendría que ser revelada a los defensores de los policías, lo que podría llevar a su posterior identificación pública. Esto no corresponde porque es menor y por el peligro que eso podría significar para ella. La chica vive en una zona pobre de Buenos Aires que no es el Barrio Illia, donde vivía Ezequiel con su familia, y en este momento, junto con los otros dos testigos, está bajo el cuidado de distintos organismos dedicados a la protección de la víctima. “Los tres están en libertad, cuidados y cómodos”, explicó ayer a Página/12 una fuente vinculada a esa tarea de asistencia permanente.
Ayer, después del reconocimiento y aunque la jueza mantiene el secreto del sumario, pudo saberse que son nueve los policías fuertemente ligados al caso y que otros tres podrían quedar al margen o con responsabilidad menor. El reconocimiento en rueda de personas se hizo ayer en el subsuelo de los Tribunales, en el lugar donde está la Alcaidía. Los dos chicos, uno de 14 y el otro de 18, asistieron cada uno a seis ruedas distintas, doce en total. Para ver, se asomaban a una pequeña mirilla.
Los imputados, de a dos por vez, fueron sumándose a otras tres personas que iban rotando, es decir que cada imputado tuvo cada vez ante sí a cinco personas uniformadas, dos de las cuales podían ser sospechosas. En ese marco, lograron siete identificaciones positivas, a lo largo de las casi cinco horas que duró el trámite. La identificación más rápida y coincidente fue la del policía “canoso y gangoso”. Los dos chicos dijeron de inmediato: “Ese es el que gritaba ‘al pito, al pito’”. De esa forma, según lo que escucharon ellos mientras eran golpeados, les ordenaba que se tiraran “al piso”. Cuando vio a Somohano, uno de los chicos dijo: “Ese fue el que me empujó al río”, admitieron fuentes judiciales.
La situación de la chica de 17 años, la cuarta víctima, es especialmente delicada. La joven tiene, como los otros dos testigos, una dolorosa historia familiar. El temor por su vida y la de sus allegados fue lo que la hizo desaparecer unos días, hasta que se decidió a prestar declaración. Incluso parecía haberse arrepentido a último momento, antes de presentarse el martes ante la jueza, y luego de faltar a una primera cita con quienes iban a llevarla al juzgado, dos horas después se comunicó por teléfono y fue a declarar. Ella era amiga y fue compañera de colegio de Ezequiel. La noche trágica habían ido juntos a Panambí, una bailanta de Constitución. A la chica también la golpearon durante el operativo inicial en la esquina de La Constancia y avenida Cruz, en el Barrio Illia, hasta donde había ido el grupo sólo para buscar una campera. Y Ezequiel, sin necesidad alguna, había dejado su casa para acompañar a sus amigos hasta una remisería. La chica fue subida al mismo patrullero en el que iba Ezequiel, pero la dejaron bajar cuando ella mintió que estaba embarazada. La testigo contó que Ezequiel estaba “desesperado de miedo”. La policía llegó al lugar por una denuncia, innecesaria, de un vecino anónimo.

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