SOCIEDAD › ADMITEN QUE SUBIó LA RECAUDACIóN, PERO IGUAL BUSCAN ENDEUDARSE
El ministro de Hacienda reconoció que la ciudad recauda más de lo previsto al inicio de la gestión y por eso enviará a la Legislatura un presupuesto correctivo. Igual, la gestión Macri insiste en reclamar autorización para contraer una fuerte deuda.
› Por Cledis Candelaresi
El gobierno de Mauricio Macri se dispone a enviar a la Legislatura un proyecto correctivo de la ley de Presupuesto vigente, que permitirá ampliar el crédito para este año, ya que la recaudación superó lo esperado. Pero ese “sinceramiento” de los números no tendrá gran impacto en las cuentas de la Ciudad de Buenos Aires, que no dejará de necesitar endeudarse por montos importantes. Según explicó el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, se les solicitará a los legisladores que autoricen un mayor gasto por 700 millones de pesos, exactamente lo que hace falta para cubrir el aumento de los trabajadores estatales.
De acuerdo con las cuentas oficiales, el incremento salarial del 19 por ciento a pagar en tres veces insumirá en el año algo más de mil millones de pesos. De ellos, 328 ya se habían presupuestado y sólo quedaría pendiente la cobertura del saldo que, casualmente, coincide precisamente con lo que se habría recaudado de más. Los números y el enfoque distan bastante de los datos que manejan los legisladores de la oposición, que reclaman al gobierno de la ciudad no tomar más deuda, fundados en la buena performance recaudadora.
Es cierto que los ingresos fiscales están superando cómodamente las expectativas que existían a fin de año, cuando se sancionó la ley de Presupuesto, número 2571. Según los datos proporcionados por la Dirección de Rentas de la Ciudad, en el primer cuatrimestre del año la recaudación de Alumbrado, Barrido y Limpieza subió casi un 90 por ciento con relación a la del mismo período del año pasado, mientras que el salto fue del 34 por ciento en Patentes y del 33 por ciento en Ingresos Brutos, corazón del sistema recaudatorio ciudadano. Sobre esta base, en la Legislatura prendió la idea de que no sería necesario autorizar la emisión de un bono por 500 millones de dólares, tal como reclamó el Poder Ejecutivo.
Según admitió Grindetti, efectivamente hubo un aumento en la recaudación del tributo estrella, pero no tan acentuada como acusa aquella dependencia oficial y con el agravante de que en junio esa mejora se habría atenuado: comparado cada mes de este año con el del anterior, Ingresos Brutos venía subiendo a razón del 38 por ciento, mejora que “apenas llegó al 26 el mes pasado”, en gran medida por el freno a la actividad que propició el paro del campo. Como fuere, la ciudad dispone de más dinero del que calculó al sancionar el presupuesto en curso, y por ello Grindetti y su equipo trabajan en un texto correctivo, que será sometido al juicio de los legisladores porteños a principios de agosto.
Pero esto no eximirá a la ciudad de tomar la deuda, según propone la administración macrista. La Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Ciudad analiza la autorización presentada por Macri para emitir un bono en dólares por 500 millones, con una tasa tope del 13,5 por ciento anual. A juicio de Grindetti, esos fondos son imprescindibles para costear la mitad del plan de obras de infraestructura previsto para este año, que demandará 2900 millones de pesos. De aquí se infiere que, de no existir tales papeles de deuda, se comprometería dramáticamente el plan.
“¿Subejecución...? En absoluto. Lo que hay es una demora lógica, propia del primer semestre del año en que se hacen las licitaciones para las obras. Vamos a ejecutar todo lo previsto”, se anima el funcionario macrista, desestimando las críticas por el paupérrimo nivel de ejecución de obras que tuvo la ciudad. En el primer cuatrimestre, ésta apenas superó el 2,5 por ciento de lo proyectado.
A esa planeada emisión de bonos hay que añadirle otra deuda por 800 millones de pesos para el pago a proveedores por obras ya ejecutadas durante la administración de Jorge Telerman, pero que no habían sido debidamente documentadas. Para los hombres de Macri, esos compromisos sorpresa habrían sido producto del desorden administrativo más que de la mala fe de sus antecesores. Con esa visión, se disponen ahora a honrar esas obligaciones en cuatro años, algo que los contratistas en cuestión se niegan a aceptar, a menos que se los alienten con los pagos parciales que ellos exigen y Hacienda niega. Esta discusión no está cerrada.
Para la gestión PRO existe oxígeno como para que la Ciudad se endeude cómoda, debido a que el ratio que surge de compararla con el Producto Bruto o con la recaudación “es bajo”. Sobre este supuesto, la ciudad contrató a un consorcio de bancos para que haga la correspondiente colocación.
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