Dom 27.07.2008

SOCIEDAD  › FALLECIO EL CHOFER APUÑALADO EL JUEVES EN GONZALEZ CATAN

Murió el colectivero y hubo huelga

Hugo Encina fue atacado por un pasajero borracho y recibió siete puñaladas. Agonizó dos días y su muerte disparó un paro exigiendo más seguridad. Detuvieron al atacante, Julio Reyna, identificado por una valiente pasajera.

Desde anoche a las 22 y hasta las cinco de la mañana de hoy, las líneas de colectivos de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires realizaron un paro de actividades que se repetirá esta noche, en protesta por la muerte del chofer que había sido herido el jueves de siete puñaladas por un pasajero que estaba ebrio. Hugo Encina, de 44 años, chofer de la línea 96, que va de Plaza Constitución a González Catán, falleció en la madrugada de ayer en la Clínica San Mauricio de esa localidad bonaerense. Por eso, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que nuclea a los colectiveros del área metropolitana, decidió un paro total entre las 22 y las 5 de la mañana, que esta noche cumplirá su segunda jornada. Encina, casado y con dos hijos, sufrió heridas en el cuello, el tórax y el abdomen. Murió ayer a la 1.45. Horas después, en la localidad bonaerense de Villa Celina, fue detenido el presunto autor del crimen. A él se llegó por el testimonio de una pasajera que presenció el hecho.

Los restos de Encina fueron velados, desde las 14 de ayer, en la cochería San Cayetano, en la ex ruta nacional 3 y Tokio, de Isidro Casanova. Hoy se realizará el sepelio en el cementerio de Villegas. “Tenemos que lamentar la muerte de un hombre, compañero y buen trabajador. Nadie nos devuelve la vida de Hugo, sólo nos queda el consuelo de que el agresor fue detenido”, declaró a la prensa un compañero de trabajo de Encina, en la sede de la empresa La Ideal de San Justo S. A., propietaria de la línea 96, una de las más antiguas del partido de La Matanza.

El ataque ocurrió a las 22 del jueves. Julio Ernesto Reyna, de 42 años, subió al colectivo que conducía Encina llevando en la mano un vaso lleno de cerveza. Esto fue en la ruta 3 y Conde, en González Catán. Una pasajera declaró que el hombre se enojó porque, supuestamente, no funcionaba en forma correcta la máquina expendedora de boletos. Reyna se sentó en uno de los asientos detrás del chofer y en un momento dado se levantó y comenzó a apuñalar al conductor. Encina recibió al menos cuatro puñaladas.

En el colectivo había sólo dos pasajeros, uno de los cuales, un hombre, se bajó y se fue, mientras que el otro, una mujer, se quedó y fue quien aportó datos a los investigadores. “Agradecemos a esta chica con un valor cívico inigualable, ejemplo para la sociedad argentina, por dar los datos y bancarse lo que vino después. No la conocemos, sólo sabemos que es una chica joven”, dijo uno de los choferes durante el velatorio.

Con los datos aportados por la pasajera, la policía ubicó la vivienda de Reyna, en Atalco 4169, de González Catán. En el lugar se hizo un operativo, en la tarde del viernes. No encontraron al sospechoso, pero secuestraron un buzo y una remera verdes con manchas de sangre que fueron enviadas para ser sometidos a peritajes. También encontraron una foto del agresor, que fue mostrada a la testigo para que dijera si se trataba de la persona que atacó a Encina.

El dato para poder ubicar a Reyna lo habría dado un hermano del agresor. Ayer, el fiscal Carlos Arribas, de Laferrere, ordenó allanar una casa de la localidad bonaerense de Villa Celina. Reyna fue encontrado y trasladado por efectivos de la Departamental de La Matanza a la comisaría de González Catán, donde quedó detenido acusado de “tentativa de homicidio”, figura que tras la muerte de Encina cambió a “homicidio simple”.

Un vocero de la Clínica San Mauricio dijo que el fallecimiento del chofer Lencina se produjo a la 1.45 de ayer, como consecuencia de las graves lesiones sufridas al ser acuchillado dos veces en el cuello, una en el tórax y otra en un riñón.

El crimen de Lencina hizo que ayer los choferes de cuatro líneas de colectivos cortaran la ruta 3 e interrumpieran el servicio de transporte para exigir más seguridad. La protesta nucleó a los compañeros de Lencinas, de la 96, y a choferes de las líneas 185, 621 y 205, todas pertenecientes a la empresa Transporte Ideal de San Justo. Uno de los delegados de los choferes precisó que de las dos heridas sufridas por Lencina en el cuello “una le tocó la yugular” y que la puñalada en el riñón “tenía una profundidad de ocho centímetros”.

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