Desde Londres

El gobierno británico propuso que las personas que maten a su pareja tras sufrir años de violencia doméstica sean acusadas de homicidio y no de asesinato. El Ministerio de Justicia laborista presentó ayer un plan de reforma de la legislación criminal que corrige lo que se considera una anormalidad “machista” en la distinción vigente sobre homicidio y asesinato. Según la propuesta, el “temor a violencia grave” por parte de la pareja puede ser usado como un atenuante mientras que no se podrá utilizar la figura legal de “provocación” para justificar el asesinato en los casos de crimen pasional.

La reforma intenta poner fin a una ley del siglo XVII que “favorecía” a los hombres al permitirles alegar que el descubrimiento de una infidelidad había “provocado” un momento de ceguera pasional y violencia involuntaria. Este argumento alteraba la calificación de asesinato premeditado y la sustituía por la de homicidio. A la inversa, en casos de violencia doméstica, el asesinato de un victimario aparecía como necesariamente premeditado ya que no se producía en un momento determinado bajo un “shock” incontrolable sino que, por la desigualdad de fuerzas entre ambas partes, exigía un cierto grado de planificación de parte de la víctima.

En 2002 el caso de Kiranjit Ahluwalia puso sobre el tapete la necesidad de cambios. Ahluwalia le prendió fuego a su marido mientras éste dormía, luego de una década de violencia doméstica que incluyó todo tipo de maltratos y abusos sexuales. El Tribunal de primera instancia no pudo tomar en cuenta el atenuante de “provocación” de la ley vigente por el tiempo que había transcurrido entre el último ataque que ella había sufrido y su reacción. Pero el Tribunal de Apelación absolvió a Ahluwalia del cargo de asesinato en un caso que trazó una nueva frontera legal e impuso la necesidad de cambios en la legislación.

Según la ministra de Justicia del laborismo, Maria Eagle, la propuesta gubernamental va a poner al día la legislación con el pensamiento dominante tanto entre los jueces como los jurados. “Ellos se veían obligados a forzar la ley para poder impartir justicia. Ahora las cosas van a estar mucho más claras”, manifestó Eagle. Por su parte la actual viceprimera ministra y ministra para la Mujer, Harriet Harman, indicó que con esta propuesta se terminaba con una “cultura de excusas” que había permitido todo tipo de abusos. “Durante siglos la ley permitió que los hombres se libraran de su delito culpabilizando a la víctima”, añadió Harman.

La propuesta laborista recibió críticas de distinguidos abogados y grupos feministas que la consideraron “demasiado tímida”. Mientras que para las feministas era un paso adelante, pero “quedaba mucho por hacer”, Geofrrey Robertson, asesor de la corona en temas legales, dijo que era imprescindible eliminar el sistema de cadena perpetua automática que rige para todo crimen (con una mínima cantidad de años a cumplir que el juez estipula según cada caso). “Una cadena perpetua obligatoria no distingue entre un terrorista y alguien que interviene en un suicidio asistido”, indicó Robertson a la BBC.

La tipificación legal de la muerte violenta a manos de otra persona es mucho más compleja y variada de lo que parecería a primera vista. En Estados Unidos hay asesinato de primer y segundo grado y homicidio. En Dinamarca hay cuatro tipos de asesinato que tienen sentencias de entre cinco años y cadena perpetua. En Luxemburgo se diferencia entre homicidio voluntario –cuando hay una intención de matar– y asesinato premeditado. En Francia el asesinato no lleva una pena automática a cadena perpetua.

La actual propuesta legal del laborismo entra en un período de consulta pública antes de que el gobierno pueda presentar el proyecto de ley correspondiente al Parlamento, algo que se calcula que podría ocurrir este otoño europeo.