Sáb 02.08.2008

SOCIEDAD  › SE ENTREGó EL HIJO DEL PRINCIPAL SOSPECHOSO POR EL DOBLE HOMICIDIO Y CONTó QUE LOS DOS HIJOS TAMBIéN FUERON ASESINADOS

El peor de los horrores para un crimen brutal

Los cuerpos de los dos chicos eran buscados anoche cerca de la Panamericana, donde apareció la pareja muerta. La hipótesis, una venganza por una supuesta traición entre delincuentes.

› Por Raúl Kollmann

Cristian Fernández, de 22 años, el tercer sospechoso por el brutal asesinato del matrimonio Mansilla, se entregó ayer y confesó ante los policías que los hijos de la pareja también fueron asesinados. Dijo que escuchó en su casa que los “mataron por bronca” y que arrojaron sus cuerpos “un poco antes” de donde fueron hallados los cadáveres de Marcelo Mansilla y su mujer, Sandra Rabago. Para los investigadores, la hipótesis más firme del doble (¿o cuádruple?) crimen sería una venganza entre delincuentes. Rabago habría integrado una banda junto a Angel Fernández (41) –uno de los tres detenidos– y lo habría traicionado y acusado en una causa por el robo de una casaquinta, revelaron a este diario fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense. La mujer y Angel Fernández, además, habrían tenido una relación amorosa. Anoche la Policía Bonaerense buscó a los chicos en los pastizales al costado de la autopista Panamericana, a la altura del partido de Campana. El rastrillaje con perros fue suspendido a las 22 y continuará a partir de las 7 de hoy.

Agustín, de 12 años recién cumplidos, y su hermana Milagros, de 8, desaparecieron la semana pasada cuando fueron sacados de su casa. Además, la Policía Bonaerense no descarta que los chicos estén vivos. “Nosotros tenemos la esperanza de que a los chicos los tenga algún miembro de la familia Fernández”, expresó Miriam Rabago, tía de los pequeños y hermana de Sandra Rabago.

En tanto, el fiscal de Zárate-Campana, Marcelo Pernici, reconoció pocas horas antes de las detenciones que el crimen “tiene todo el aspecto” de una venganza mafiosa presuntamente cometido por “alguna banda que tenía cuestiones con esta gente”. La pareja conformada por Marcelo Mansilla, de 41, playero de la estación de servicio Petrobras en Tortuguitas, y su mujer, Sandra Rabago, de 37, conocía a la familia Fernández, según admitieron los familiares de Mansilla y Rabago tras el sepelio realizado en el cementerio privado Parque del Buen Retiro, del partido bonaerense de Moreno.

“Sé que había una amistad entre ellos, pero nadie habló de amenazas, sé que ella había atestiguado por un robo, no sé si los acusó pero reconozco que había una amistad y ellos se ayudaban entre sí”, reveló Beatriz Rabago, otra hermana de la mujer asesinada. “Dicen que Angel la amenazó a mi hermana cuando ella atestiguó en su contra, aunque ella nunca nos contó nada, además ella iba a ser la madrina del hijo menor de Angel, porque había una amistad de por medio”, relató Beatriz Rabago.

Por su parte, un amigo de Mansilla y padrino de Agustín, de nombre Ariel, también confirmó la existencia del vínculo entre el matrimonio y los imputados. “Ellos tenían una relación, se frecuentaban al punto de que los nenes, Agustín y Milagros, los llamaban ‘tío y tía’”, contó Ariel. Agregó: “A Sandra le habían ofrecido ser la madrina del hijo menor de Angel, por lo cual yo dudo que en algún momento hayan declarado en contra de ellos, yo no puedo creer que una persona pueda declarar en contra de alguien y le vayan a ofrecer el padrinazgo de un hijo”.

El menor de los Fernández se entregó durante la tarde de ayer en la Subdelegación Departamental de Investigaciones de San Miguel, tras permanecer prófugo desde la noche del jueves. El joven, que se declaró inocente, había escapado cuando la policía allanaba la casa de su padre, ubicada en Quiroga y Velázquez, en la localidad de Los Polvorines, partido de Malvinas Argentinas. Allí se encontraron electrodomésticos (televisores, un DVD y una computadora) que podrían pertenecer a la pareja asesinada. Los familiares habían denunciado el jueves que la casa del matrimonio en Barrio Frino de José C. Paz fue “desvalijada” durante la última semana, cuando los cadáveres aún no habían sido encontrados.

Fuentes de la investigación señalaron que habrían hallado en la vivienda ropas con manchas de sangre y una cinta de embalar, similar a la que se había utilizado para vendar y atar a la pareja. Además, se habrían encontrado huellas de las ruedas del Volkswagen Polo de las víctimas, que apareció incinerado el martes pasado a pocas cuadras de ese lugar. Durante el allanamiento, además, fue detenido Jesús Osvaldo Cáceres, de 47, hermanastro de Angel Fernández.

Angel Fernández había sido condenado en 1991 a prisión perpetua por violación y homicidio, por el entonces Juzgado de Instrucción 7 de San Martín. Sin embargo, el 2 de julio de 2007, el Tribunal Oral Criminal 3 de San Martín le otorgó el beneficio de cumplir un arresto domiciliario, monitoreado por una tobillera electrónica.

“Lo cierto es que esta persona estaba con pulsera y era visto fuera de su casa todo el tiempo”, dijo el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli. El hijo de Angel Fernández, Cristian, explicó durante su testimonio cómo su padre se quitaba la tobillera con un destornillador (ver aparte).

En tanto, Cristian había sido detenido el 22 de enero de 2005 por robo y portación de arma de guerra. Al igual que su padrte, también fue beneficiado con una prisión domiciliaria por el Tribunal Oral 2 de San Martín. Respecto de Cáceres, los investigadores aún aguardan los datos sobre sus antecedentes.

Los investigadores llegaron en la noche del jueves a la casa de los Fernández luego de escuchar a testigos que afirmaron haber visto en esa casa el Volkswagen Polo que el miércoles apareció calcinado. Marcela Fernández, hermana y tía de dos los detenidos, reconoció ayer que vio el automóvil de las víctimas en la casa de los sospechosos antes de haberlos asesinado. “Sí, estaba (en la casa de su hermano). No sabía que ese auto era el de ellos (por el matrimonio), pero después cuando lo vi quemado ayer (por el jueves) le dije a mi marido: ‘No puede ser. Fue él’”, contó la mujer. “Si él (su hermano, Angel Fernández) lo hizo que las pague. Estoy muy enojada, y le pido perdón a la familia”, dijo Marcela Fernández.

El matrimonio había desaparecido el jueves pasado y sus cuerpos sin vida fueron encontrados cinco días después por un baqueano en Campana, el primer gran descampado en las afueras del conurbano bonaerense. Los habían asesinados con un hacha.

* Colaboración: Esteban Vera.

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