Con absoluta coherencia, luego de la difusión del novedoso proyecto de colimba educativa, su autor, el senador bonaerense justicialista Alejandro Corvatta se dedicó a ponerle moño al asunto. En parte, lo logró: ayer, el propio gobernador Felipe Solá salió personalmente en su defensa. El término con que Solá calificó al proyecto fue de “sana idea”. Incluso, consideró que debía implementarse a nivel nacional. En el duhaldismo, la sana idea fue rechazada de plano: “Es difícil de implementar”, cuestionó, sutilmente, el ministro de Seguridad y Justicia Juan José Alvarez. La ministra de Educación, Graciela Giannettasio, fue más terminante: “Yo no mandaría a mis hijos a estudiar a un cuartel”.
El recorrido del proyecto de colimba educativa presentado por el senador Corvatta fue azaroso: en su segundo día como globo de ensayo fue inflado por el gobernador Solá y pinchado desde múltiples sectores. Durante un acto en el que puso en marcha el plan de obras de escuelas para 2003, Solá consideró al proyecto como una “sana idea”, y agregó: “Tenemos una deserción importante, con chicos que empiezan el Polimodal y lo dejan, o no empiezan. ¿Cuál es el destino de ellos? Las Fuerzas Armadas tienen infraestructura que en gran medida está ociosa y pensamos en esos pibes sin contención familiar”. Pero lo que realmente sacó de quicio al duhaldismo fue la propuesta extensiva de Solá: “Es una medida que sería nacional, no provincial”, dijo, desatando un vendaval de críticas.
Igual que con el debate sobre la inseguridad, las críticas, limadas con sutilezas, fueron a dar sobre la cabeza de Solá. “Es de muy difícil implementación –sostuvo Juan José Alvarez, ministro de Seguridad y Justicia nacional– y puede dar lugar a cuestiones no queridas.” La ministra de Educación fue más contundente. “Lo que necesitan los jóvenes es más maestros, más educación y más tiempo en la escuela, no que vayan a otro lugar.” Giannettasio fue directora de Escuelas bonaerense y mientras ocupaba ese cargo se gestó el intento de la enseñanza obligatoria para los tres años del Polimodal. Para sostener el proyecto, el Estado generó becas que hicieran posible la asistencia. El año pasado, antes de la debacle del país pero cuando la provincia ya era un incendio, las becas fueron dadas de baja. Ahora, con el proyecto Corvatta, se intenta reflotarlas, aunque el presupuesto sería administrado por educadores de uniforme. Según los números de Corvatta, 150 pesos por mes, para 40 mil chicos que desertan, daría una cifra de 6 millones de pesos mensuales.
“Es un disparate. No tiene ni pies ni cabeza”, dijo a Página/12 el diputado bonaerense del ARI Horacio Piemonte. “El sistema de becas consideraba 100 pesos mensuales, durante diez meses, a lo largo de los tres años del Polimodal. El primer año fueron para 100 mil chicos. En el segundo año, tenían que ser 200 mil, como anunció Ruckauf en campaña. Pero fueron 150 mil. El tercero tenía que alcanzar a 300 mil, pero Solá las anuló después de dos meses y en su lugar puso una beca aportada por Nación, pero en lugar de 100 pesos era de 40. Las empezaron a pagar en julio, pero a esa altura se encontraron con que 40 mil chicos ya habían desertado. Lo absurdo del proyecto de Corvatta es que plantea pagar casi cuatro veces más (150 pesos). Cuando un proyecto puede ser muy cuestionado, el Ejecutivo lo pone en boca de un legislador y lo tira como un globo de ensayo. Mi impresión es que si ya el duhaldismo salió a oponerse, difícilmente lo puedan aprobar en la Legislatura.”
Pero más curioso que la idea de las escuelas castrenses y los alumnos corre-limpia-barre, son las declaraciones realizadas durante los debates por la reforma de la Legislatura bonaerense, hace apenas seis meses: “Yo me voy a oponer al artículo que nos obliga a abstenernos de otorgar becas y subsidios. Muchos chicos quedarían sin estudios”. Su autor, dio cátedra de coherencia: el mismísimo Alejandro Hugo Corvatta.