SOCIEDAD
La Corte Suprema confirmó la condena a Maradona por los tiros
El episodio sucedió en 1994, cuando Diego Maradona decidió correr a los tiros a los periodistas que hacían guardia frente a su casa. Ayer, la Corte rechazó los recursos extraordinarios y confirmó la condena a dos años en suspenso.
“Queríamos condenar al hombre, los que querían salvarlo querían salvar a Dios.” Marcelo Bermolen es el abogado de los cuatro periodistas que iniciaron hace ocho años un juicio que se convirtió en histórico. El acusado era Diego Maradona, el mismo que los había corrido a tiros cuando montaban una guardia periodística frente a su quinta de Moreno en febrero del `94. Después de años de espera y cuando los periodistas amenazaban con elevar el juicio a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Suprema de Justicia se pronunció: rechazó los pedidos extraordinarios de la defensa de Maradona y confirmó la condena de dos años de prisión en suspenso. Ahora Maradona no irá preso pero tendrá prohibido ingresar a Estados Unidos o al mismísimo Japón.
La Corte se tomó 2 años y 7 meses “para triplicar una planchuela”, decía Bermolen ayer después de conocer la votación del Supremo Tribunal. El fallo no tiene fundamentos ni explicaciones. Los jueces sólo confirmaron la pena que ya había confirmado por su lado la Corte Suprema de la Provincia el 23 de febrero de 2000. Los delitos que se le imputan a Dios son “daño, lesiones leves reiteradas en cinco hechos y agresiones reiteradas en dos casos”. De los nueve miembros de la Corte, cinco votaron favor, dos se abstuvieron y Adolfo Vázquez votó en disidencia. El noveno integrante supremo, Antonio Boggiano, está de viaje.
En estos 31 meses en los que estuvo parada, la causa fue lo que fue desde los inicios: un proceso contra Dios. “Cuando se conozca el detrás de la escena –dice ahora Belomo– se conocerá una historia de presiones y movimientos políticos para beneficiar a Maradona. Hubo personajes que intentaron hasta torcer el rumbo de la causa.” En ese marco, para los periodistas agredidos el fallo fue una victoria. “Yo quiero decir que no festejamos la condena –dice el abogado– sino la defensa de la libertad de prensa.”
Esta causa comenzó una tarde de lluvia, el 1 de febrero `94 frente a la casa quinta que Maradona tiene en Moreno. El había vuelto suspendido de Italia y acá se preparaba el “operativo retorno”. Ya jugaba con la camiseta de Newell`s y ese fin de semana tenía un amistoso multipromocionado entre su equipo y el Vasco da Gama de Brasil. No fue. Estuvo dos días desaparecido, con un grupo de periodistas buscándolo por todos lados. Entre ellos estaban los cuatro que iniciaron la demanda: Rafael Yohai, ahora reportero gráfico de Página/12, Pablo Talamoni, Norberto Zani y Sergio Vijande Rivera. Los cuatro montaron guardia en Moreno el 1 de febrero. Maradona practicaba con un rifle tiro deportivo en el jardín. No contestaba los llamados. “Y en un momento dado –dice Bermolen– decidió cambiar de blanco: del fijo a los periodistas de la puerta.”
El grado de violencia fue aumentando con las horas. Yohai llegó en un auto del diario La Nación donde trabajaba en ese momento. “Como se hacía de noche –dice–, intenté hacer una panorámica de la casa antes de irme”. No pudo. “Me acerqué al portón, y de pronto sentí el balín en el pecho, como un piedrazo.” Al día siguiente eso se convirtió en un escándalo y el mediodía del 2 de febrero, el grupo de periodistas de guardia recibió los últimos tiros de gracia. “Y la próxima vez –le dijo Maradona a Talamonti- va a la cabeza, soy Maradona, denunciame si querés.”
Todo esto formó parte de la causa: “Hubo fotos, filmaciones todo el delito estaba probado, no haberlo condenado hubiese sido una aberración jurídica”, sigue ahora el patrocinante del grupo. Ellos ahora tramitan el juicio civil por las indemnizaciones. En ese otro proceso, fracasaron ya las instancias de mediación.