El poderoso huracán Gustav cruzó ayer por Cuba, maltratando la Isla de la Juventud con vientos de hasta 240 kilómetros por hora. Mientras ganaba potencia, Gustav ya había matado a ocho personas en Dominicana, once en Jamaica y 66 en Haití. Al pasar por Cuba, ya había sido declarado oficialmente como un Fuerza 4 en la escala, que tiene un máximo de cinco puntos. Mientras que las ciudades cubanas parecían abandonadas, sin el menor movimiento en sus calles, y el tránsito quedaba paralizado, se evacuaba la ciudad de Nueva Orleans, posible blanco del huracán.

Gustav tocó suelo cubano en la Isla de la Juventud, a cien kilómetros de La Habana, causando fuertes destrozos, y luego pasó por el poblado de Carraguao, en Pinar. La pequeña localidad fue arrasada, con muchas casas destruidas, árboles caídos y líneas eléctricas destrozadas, pero no hubo ningún reporte de muertes. Pinar es el centro de producción del mejor tabaco cubano, y Gustav puso en peligro la cosecha de este año. En cosa de horas llovió un promedio de 300 milímetros, con picos de 600 en algunas zonas. Esto equivale a toda la lluvia del año en esta región tropical. “Cuando salga al mar y avance al Golfo de México existen condiciones para que se siga desarrollando y podría llegar a categoría 5, con vientos de 250 kilómetros por hora”, dijo el meteorólogo José Rubiera, en coincidencia con el Centro Nacional de Huracanes de Miami (NHC). La ferocidad del huracán desató ráfagas aisladas de hasta 340 kilómetros por hora en Paso Real de San Diego, en Los Palacios, señaló Rubiera. Ante esta posibilidad, la ciudad de Nueva Orleans, en el estado de Louisiana, en Estados Unidos, fue prácticamente autoevacuada por sus habitantes. Esta vez no hubo quejas por el esquema de seguridad preventivo, que funcionó como no lo hizo en ocasión de Katrina, el huracán que dejó 1500 muertos.