Más de 300 vecinos, organizaciones barriales y políticas, llevaron a cabo ayer un abrazo simbólico al Hospital Argerich por la crisis que sufre: falta de equipamiento, de personal, una demanda que los supera y que crece cada vez que aumenta la pobreza. La situación empeoró con la decisión del gobierno porteño de centralizar la compra de insumos.

“Venimos a defender al hospital público, porque la salud es un derecho, aunque parece que las políticas que implementa el gobierno de Macri no lo considera”, dijo ante la prensa un vecino de La Boca. Los manifestantes, agrupados en la multisectorial La Boca-Barracas, reclamaron “que dejen de postergarse las operaciones programadas” y también “que lleguen los insumos”.

Como publicó Página/12 el domingo, el Argerich suspendió sus operaciones programadas por falta de insumos. Desde hace más de dos semanas sólo realiza las de urgencia. El Argerich es uno de los centros de atención de mayor consulta y tal vez por eso el lugar donde estalló una crisis que afecta con distinta intensidad a los 32 hospitales y que comenzó con la decisión del macrismo de centralizar las compras.

“Este sistema fracasó y todavía no encontraron el proceso administrativo para poder dotar a los hospitales de los insumos en tiempo y forma, y que los pacientes no padezcan lo que están padeciendo”, protestó Donato Spaccavento, director del Argerich.