Lun 13.10.2008

SOCIEDAD  › MACRI QUIERE ARREBATAR UN PARQUE VECINAL PARA INSTALAR UN CGP

Sacar la plaza va a dar lata

En Independencia al 4200, el gobierno porteño quiere instalar el CGP 5, que corresponde a esa comuna. Pero en lugar de alquilar una oficina, pretende arrebatar a los vecinos una plaza recuperada por ellos. Los vecinos protestan y exigen que se utilice otro predio.

Una asociación de vecinos de los barrios porteños de Boedo y Almagro denunció que el gobierno porteño decidió arbitrariamente utilizar uno de los pocos espacios verdes que existen en la zona para emplazar las oficinas del CGP 5, que actualmente funciona en un local rentado en el barrio de San Cristóbal. El parque que quieren conservar los vecinos es una especie de pulmón que purifica la manzana de Independencia al 4200, entre Muñiz y José Mármol. Fue recuperado por la Asociación Vecinal Florentino Ameghino (Avefa) –era un terreno baldío–, donde construyeron un parque y una cancha de baby-fútbol. Allí juegan, todos los fines de semana, más de 200 niños y adolescentes.

Hace poco más de un mes, las autoridades de Avefa, que lleva más de 20 años en funcionamiento, recibieron una notificación firmada por las autoridades comunales donde comunicaban la intención de emplazar allí el CGP 5. “Según nos dijeron, la idea es traerlo al corazón de la comuna para que sea más accesible para todos los vecinos –detalló Daniela Paredes, socia de Avefa–. No estamos en contra de la existencia de la oficina, pero ¿por qué ponerla en uno de los pocos espacios libres que nos quedan, habiendo tantos otros lugares?”

A la vuelta del parque vive Hernán Gorreta, socio de la agrupación y usuario del espacio. Al respecto agregó una serie de datos curiosos: “Quisieron poner el CGP en varios lados. Primero tenían la intención de ubicarlo en una plaza del barrio de Boedo, pero la comisión que se encarga de mantener ese predio se negó. Después pareció que lo llevaban a un local emplazado en Medrano 14, pero fue anulado porque el alquiler les costaba mucha plata”.

A principios de la última semana pasada, los vecinos confluyeron en el lugar que defienden y juntaron más de 150 firmas para respaldar la negativa al cierre. En la reunión estuvo presente el director del CGP en cuestión, Marcelo Bouzas, que “dio a entender que la cuestión ya estaba decidida y que no había marcha atrás”, indicó Paredes. En el encuentro, el funcionario, que no accedió a hablar con Páginai12, les prometió a los vecinos que la plaza se iba a preservar, pero ellos lo dudan. “Seguro que van a preservar el sector de pasto, pero lo van a parquizar y se va a convertir en un lugar para que los recién casados vengan a sacarse fotos. No es el rol que cumple ahora”, opinó Paredes, que vive en un edificio de departamentos frente a la plaza.

“El parque Rivadavia es el predio al aire libre más cercano que tenemos. Nos quieren quitar esto que para nosotros, para nuestros hijos, es como el patio trasero de nuestras casas”, expresó Juan Novelli, otro de los vecinos.

El predio de casi 100 metros de largo por 50 de ancho fue el escenario donde funcionó, hasta mediados de 1981, la escuela Florentino Ameghino, tiempo en el que fue derrumbada. Pasaron cuatro años hasta que los vecinos de los alrededores empezaron con los trabajos de limpieza del lugar, que en cuatro años de clausura “estaba lleno de ratas y era un foco infeccioso”, comentó Novelli mientras intentaba ilustrar su relato con fotos de periódicos de la época, que mostraban el antes y el después.

Si bien el predio es de pertenencia pública, en 1994 el gobierno porteño decretó a través de la ordenanza Nº 47486 la concesión de su utilización a Avefa, a la que le otorgó la “tenencia precaria y gratuita por el término de 20 años con opción a renovación”, según consta en el documento.

Para ese entonces, el predio estaba armado tal como se ve hoy. Lo único que dejaron en su sitio fueron tres palmeras, al frente del predio y sobre uno de sus laterales, únicos testigos de los estudiantes secundarios de antaño y que, de allí en más, volverían a escuchar al piberío en pleno juego. Los primeros treinta metros fueron destinados a la plaza. Sobre un costado la calesita, precedida por algunos bancos, pastos y flores. Sobre el otro, el arenero. En el medio, un camino de adoquines que llega hasta el sector destinado al fútbol.

Allí funciona la escuelita de fútbol “prácticamente desde que nació la asociación”, rememora Novelli. Bouzas les propuso trasladarla a un espacio ubicado en 24 de Noviembre, bajo la autopista, a más de 30 cuadras de donde hoy funciona. “Es una locura”, concluyó Gorreta. El sector del buffet, los vestuarios y el salón de reuniones, ubicado al otro lado del camino adoquinado, lo construyeron los mismos vecinos con fondos recaudados en festivales que organizaban los fines de semana, rifas y la mínima cuota que pagan los socios –que no sobrepasa los dos pesos–. Por detrás, asoma un espacio circular de cemento, rodeado de pasto y enormes árboles donde antes había una cancha de voley que los vecinos están intentando reactivar. El límite del predio es una cancha de bochas.

“El lugar necesita de mantenimiento permanente, y eso no es gratis –dijo Paredes–. Con el alquiler de la calesita y del buffet, única entrada con la que hoy por hoy cuenta la organización, hay que pagar luz, hay que sostenerlo. Si el gobierno no pone un peso por el cuidado del parque, más allá de que les pertenezca.”

Informe: Ailín Bullentini.

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