SOCIEDAD
El asesino cobró su décima víctima y sembró el pánico en Washington
Otra vez fue un único disparo y el blanco fue un hombre en una estación de servicio. El operativo de búsqueda cortó una de las principales rutas del área, mientras cunde el terror.
Por Suzanne Goldenberg *
Desde Washington
La policía cerró ayer una importante ruta en la costa este de Estados Unidos en un intento desesperado de cazar al asesino que se cobró en la mañana su décima víctima. El operativo masivo para encontrar al francotirador que sembró el pánico en Washington y sus suburbios empezó en un día lluvioso, después de que un hombre fue asesinado en una estación de servicio al sur de Fredricksburg, Virginia. Aunque la policía aún no confirmó que se trate del mismo francotirador, todo señala en ese sentido. Los testigos describieron el sonido de un único disparo, sugiriendo que la víctima cayó bajo una sola bala, lo que ya parece haberse convertido en la firma del asesino que mató a siete personas más e hirió a dos en los últimos diez días.
Los testigos también dieron una pista clave a la policía, al describir una camioneta blanca con una escalera en el techo vista cerca de la estación de servicio, que se sitúa en una salida de unas de las principales carreteras al sur de Washington.
Ese dato, y la descripción de un vehículo similar a la camioneta blanca vista en una matanza previa, desató una búsqueda que paralizó un importante ruta de Maine a Florida. La policía estableció vallados en distintos puntos de la autopista interestatal, detuvo a automovilistas para interrogarlos y produjo grandes embotellamientos. “Todo lo que es blanco está siendo detenido”, dijo a los periodistas Ronald Knight, el sheriff del condado de Spotsylvania.
El francotirador dejó pocas pistas en su raid por Washington. Después de ufanarse de sus proezas con un mensaje a la policía esta semana, cuando escribió las palabras “yo soy Dios” en una carta de Tarot que dejó en los bosques desde donde disparó a una de sus víctimas, el francotirador parece haber aguzado su ingenio, según dicen los criminólogos.
El disparo fatal del miércoles –que tuvo lugar en una estación de servicio de otra ruta– pareció organizado más cuidadosamente que las primeras matanzas, y el atacante se aseguró de tener una ruta de escape. En el caso de ayer, el cálculo parece haber sido similar.
Aunque la policía desarrolló perfiles psicológicos y geográficos, la principal característica del francotirador es su método. El –los especialistas coinciden en que el asesino es casi sin duda un hombre blanco– es un tirador eximio. Las víctimas recibieron una única bala en la cabeza o el pecho, disparada desde cierta distancia con un rifle poderoso.
Eligió en particular a las estaciones de servicio, y disparó a tres de sus víctimas cuando cargaban nafta o limpiaban sus autos. Pero su zona de caza es variable, se mueve en torno a las áreas suburbanas de Washington, desde Virginia a Maryland.
El fracaso de la policía y el FBI para atrapar al asesino regó el pánico por todo Washington y limitó notablemente las actividades normales, particularmente aquellas destinadas a los niños.
Ya hace varios días en que los chicos en las áreas de Virginia y Maryland, consideradas dentro del radio del francotirador, fueron encerrados en sus aulas y las escuelas cancelaron toda actividad deportiva en el exterior.
Los padres ahora llevan personalmente a los chicos a la escuela y los recogen en las tardes antes de lo normal. Las actividades después de hora fueron suspendidas. Este toque de queda autoimpuesto parecía destinado a continuar durante el fin de semana, con la postergación del torneo anual de fútbol femenino, reuniones de secundarios y otras actividades suspendidas.
El miedo al francotirador vació las bicisendas y los parques en la ciudad y los suburbios que la rodean. También se expandió hacia otrosestados: grupos escolares de lugares tan lejanos como Illinois e Indiana cancelaron sus tradicionales viajes de otoño a la capital.
* De The Guardian. Especial para Página/12.
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