SOCIEDAD › LA RELACIóN DEL MEXICANO DETENIDO CON FORZA Y COMPAñíA
Rodrigo Pazos Iturbe habría tenido vínculos comerciales con los tres empresarios asesinados. Pero está preso por otra causa. También fue detenido un empresario a pedido de EE.UU.
› Por Horacio Cecchi y Raúl Kollmann
A falta de uno, fueron dos los que se sumaron al trámite del triple crimen en el término de escasísimas horas, entre la noche del martes y las primeras de ayer. Ambos en Capital, pero con muy distintas direcciones, no sólo domiciliarias sino también en métodos y motivos. El primero fue el mexicano Pazos Iturbe, conocido mediáticamente por su nombre de pila, Rodrigo. Al cuate lo detuvieron en un allanamiento a su lujoso departamento de Barrio Parque, en Sevilla 2990 y Juez Tedín, ordenado por la fiscal porteña Ana Yacobucci, quien más que buscar al chaval buscaba celulares, agendas y cualquier documentación que sirviera para la causa del triple crimen, en la que Yacobucci ya no está más pero sigue estando. Ayer, de todos modos, Rodrigo había sido trasladado al juzgado federal de Faggionatto Márquez, interesado en escuchar lo que tuviera que decir. Muy diferente es la situación del segundo detenido, el empresario Ibar Esteban Pérez Corradi, con pedido de captura de la Justicia estadounidense. Pérez Corradi se presentó en Interpol, Cavia y Figueroa Alcorta, donde quedó detenido.
Según informaron a PáginaI12 fuentes de la investigación, Rodrigo lleva dos años viviendo en Argentina. “Supuestamente se dedica al comercio exterior”, aseguró la fuente, que asintió la curiosa coincidencia entre el rubro declarado y el perfil de tráfico de efedrina del que se lo sospecha.
“Pero tenemos más que esa sospecha”, afirmó la fuente, quien tácitamente admitió que con la coincidencia sola no se llegaría a ninguna parte. El punto es que el 25 de julio, dos semanas antes del triple crimen, hay datos que indican que Rodrigo estuvo reunido con Ferrón, Forza y Bina en el Open Bar de Pilar. Los datos son parte del testimonio del cirujano Gustavo Ricchiuto, quien a su vez declaró que esos datos los había escuchado de boca de José Luis Salerno, socio de Ferrón. En qué consistían: Salerno le había dicho que en aquella reunión se había negociado la provisión de 400 kilos de efedrina semanales. Ricchiuto, en coincidencia con un detenido del caso, Armando Giuliani, dijo que el proveedor de la efedrina debía ser Ricky Martínez. Los investigadores sostienen la hipótesis de que en aquella reunión se gestaba la idea de reemplazar al caído laboratorio de Ingeniero Maschwitz.
Pero en la reunión no se resolvió nada porque Rodrigo se levantó muy molesto cuando se enteró de que la efedrina que el trío le había ofrecido a 2 mil pesos el kilo ahora se cotizaba a 2 mil dólares. Pero en la fiscalía porteña no existen razones de peso para avanzar con la línea del triple crimen como vendetta por el precio. A tal punto descartan esa hipótesis que en la causa de la fiscal Yacobucci Rodrigo no figura como detenido. ¿Y a quién detuvo entonces? Cuando los de la Federal cayeron de sorpresa en lo de Rodrigo, lugar que detectaron por el entrecruzamiento de llamadas de celular, se toparon con él sin buscarlo. Yacobucci consultó a Faggionatto Márquez si le interesaba la detención. Respuesta: a las dos de la madrugada de ayer Rodrigo era trasladado al juzgado de Zárate-Campana, causa de Ingeniero Maschwitz en la que sí hay pedido para detenerlo.
Yacobucci –que sigue investigando porque aún no recibió la notificación de la Corte Suprema que ordena el traslado de la causa a Mercedes– tiene por probado que Rodrigo y Bina hablaron numerosas veces a lo largo de julio. Algunos datos apuntan a que Bina trabajaba para Rodrigo. Muchas de las conexiones de celular entre ambos se cursaron a través de antenas de General Rodríguez.
Al parecer, Bina, Forza y Ferrón se reunieron el último día en que se los vio con vida, el 7 de agosto, en algún lugar entre Sarandí y Quilmes, y de allí salieron hacia General Rodríguez. Los tres teléfonos se accionaron allí alrededor de las 15. Y ése es el último dato de ellos. Se supone que hay un lugar, tal vez una quinta, en General Rodríguez, que podría pertenecer a algún conocido de Rodrigo donde estuvieron. La idea es que los llevaron engañados y los fusilaron a la noche. No se registraron llamados ese día desde esa zona de ninguno de los cuatro celulares de Rodrigo, pero esto no indica nada: podría haber usado un quinto celular, podría haber ordenado el fusilamiento desde otro lugar o podría no tener nada que ver en el asunto.
El otro incorporado al caso pero no a la causa es Esteban Ibar Pérez Corradi. Aunque su detención se produjo ayer durante la mañana a escasas siete cuadras de la casa de Rodrigo, en realidad Pérez Corradi se presentó motu proprio ante Interpol –oficinas que se encuentran en Cavia y Figueroa Alcorta, al bordecito de Barrio Parque–, luego de enterarse de que en Estados Unidos cursaba un pedido de captura vinculado a la exportación de la droga farmacéutica oxitodona a ese país (aunque nadie podría asegurar que la presentación no está relacionada con la detención de Rodrigo). Si se da efecto a la extradición, Pérez Corradi curiosamente quedará distanciado de la causa en la que se lo tiene como una de las principales hipótesis. Lo extraño es que él aseguró a través de su abogado su intención de declarar ante la Justicia argentina, aunque se presentó ante Interpol.
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