“Para ellos es basura. Para nosotros, lo que hace que podamos comer”, explicó paciente, entre sonrisas. El, Oscar Martínez, es cabeza de una de las familias que ocupa desde hace más de cinco años un galpón abandonado a la vera de las vías del Sarmiento. En total son doce, de las que la mitad vive de la recolección de cartón, papel, plástico y botellas. Se refiere a la recolección de más de tres días que el grupo, agrupado en la flamante cooperativa de cartoneros La Amistad que el gobierno porteño, con la intimidación silenciosa de Infantería y Policía Federal, les incautó ayer al mediodía. Los funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad acudieron allí con el supuesto objetivo de realizar un censo. Pero además, cuatro personas fueron detenidas por algunas horas por “robo al Estado de energía eléctrica”.

Según fuentes de ese ministerio, el operativo formó parte de una iniciativa que se impulsa a través de la Subsecretaría de Acción Inmediata, para ofrecer soluciones a la gente cuya situación habitacional es precaria. Sin embargo, aseguraron desconocer la medida tomada por la fiscal de Cámara en lo Contravencional y de Faltas Sandra Guagnino, que implicó la incautación de los materiales recolectados.

La medida comenzó pasadas las 13 de ayer, cuando cerca de cien efectivos de Infantería más otros tantos de la Policía Federal cercaron el frente del galpón, “equipados con cascos, escudos y palos, como si tuviesen necesidad de reprimir”, detalló Martínez.

“Protegida por las fuerzas, la fiscal pegó un vistazo y les dijo (a los efectivos) ‘saquen esta basura de acá inmediatamente’, y se fue”, señaló el hombre que vive allí hace más de ocho años junto a su familia. Los agentes obedecieron las órdenes y se llevaron los cartones, papeles y botellas de plástico y de vidrio que las familias tenían en sus casillas acumuladas. Según el cálculo de los recolectores, el botín incautado rondaba “los 100 pesos”.

Además, Guagnino ordenó una guardia policial las 24 horas en el frente del galpón, ubicado sobre Yerbal al 1400, para evitar que quienes allí viven vuelvan a acumular “basura”.

Informe: Ailín Bullentini.