SOCIEDAD › CREAN UN REGISTRO NACIONAL DE DONANTES VOLUNTARIOS Y HABITUALES
El Ministerio de Salud presentó la iniciativa, que promueve también las extracciones en los lugares de trabajo. El objetivo es reemplazar las donaciones de emergencia por donantes habituales que garanticen una mejor calidad de la sangre.
› Por Pedro Lipcovich
Se fomentará la donación de sangre en los lugares de trabajo. El emprendimiento –con antecedentes exitosos en el mundo– se asentará en acuerdos ya forjados entre el Ministerio de Salud de la Nación y los bancos de sangre de la ciudad de Buenos Aires y las provincias. Se instauró un registro de empresas que adhieran al sistema: primero serán visitadas por técnicos que explicarán los beneficios de la donación habitual y voluntaria; luego se acordarán jornadas de colecta, en las que equipos técnicos, con camillas e instrumental, se trasladarán al local, de modo que quienes deseen donar puedan hacerlo sin molestarse. El objetivo es reemplazar las donaciones “de reposición” –de urgencia, bajo la angustia de un allegado que la requiere– por la acción de donantes voluntarios y habituales. Esto –se verifica estadísticamente en el mundo– proporciona sangre con mucho menos riesgo de contaminación por enfermedades como la hepatitis. En la Argentina la proporción de donantes habituales voluntarios se multiplicó desde 2002, cuando no superaba el cinco por ciento, hasta el actual 20 por ciento; todavía mucho menos que en Estados Unidos, Cuba o Canadá, donde llega al ciento por ciento.
El flamante Registro Nacional de Organismos y Empresas Amigas de la Donación Voluntaria y Habitual de Sangre funciona en el ámbito del Ministerio de Salud. Por su intermedio, una empresa puede vincularse con el banco de sangre más próximo. Así, los especialistas podrán acercarse a la empresa, hablar con sus autoridades y dar alguna charla al personal. Quizás harán una encuesta para saber quiénes desearían integrar un registro de donantes habituales. Tal vez alguno de los trabajadores ya sea donante voluntario y quiera centralizar el proyecto. Y así llegará el día de la primera colecta.
En la fecha acordada, gente del banco de sangre llegará al lugar de trabajo con todos los elementos, incluso camillas portátiles, de modo que quienes quieran donar puedan hacerlo sin mayores molestias: “Después de la donación, que no dura más de media hora, se le ofrece un refrigerio y la persona puede seguir con su día sin inconvenientes, salvo actividades especiales como las que suponen riesgo en altura”, explicó Mabel Maschio, coordinadora del Plan Nacional de Sangre del Ministerio de Salud.
Los únicos malestares pueden darse “al donar por primera vez, en personas impresionables, las mismas que, cuando les sacan una muestra de sangre para análisis, sufren una leve baja de presión; no es por la cantidad extraída, que es inferior a medio litro y se recupera en pocas horas. La donación, por lo demás, no tiene por qué hacerse en ayunas”, aclaró Maschio.
¿Aceptarán los empresarios argentinos este nuevo destino para la sangre de sus empleados? “Estas actividades en favor de la comunidad otorgan prestigio a las empresas –contestó Maschio–. De hecho, las firmas que empezaron con estas colectas en la Argentina son multinacionales, ya habituadas a hacerlo en sus países de origen. Además, cuando el personal toma conocimiento de los cuidados de la salud que debe tener el donante de sangre, va desarrollando hábitos saludables. Y las colectas aumentan la camaradería y mejoran el clima social en la empresa.” También se han inscripto ya, como sedes de colectas, universidades y organizaciones civiles.
La frecuencia ideal de las colectas es de “no menos de dos o tres al año. Algunos empleados donarán en todas, otros en alguna. La cantidad máxima de donaciones recomendada es de cinco para hombres y cuatro para mujeres. Incluso personas de 70 o más años, en buen estado de salud, pueden ser donantes voluntarios habituales”, contó Maschio.
Se admite que la sangre de donantes voluntarios habituales es más segura. “Estadísticas de la OMS muestran que estas unidades de sangre tienen menor posibilidad de trasmitir infecciones como la hepatitis, que durante su ‘período de ventana’ no se detectan por más que la sangre se testee”, advirtió la titular del Plan Nacional de Sangre.
En 2002, la proporción de donaciones voluntarias habituales no superaba, en la Argentina, el cinco por ciento del total. En 2007 llegaron al 20 por ciento. “La meta para 2010 es llegar al 50 por ciento y además aumentar la cantidad total: hoy tenemos 24 donantes por cada mil habitantes y para entonces buscamos llegar a 35 por cada mil”, precisó Maschio. El objetivo final es un ciento por ciento de donaciones voluntarias y habituales, meta que, en América, ya alcanzaron Canadá, Cuba y Estados Unidos.
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