A menos de 13 kilómetros de la ciudad de El Bolsón, en Río Negro, uno de los tres focos del incendio que se desató hace tres días en un basural en las cercanías de la ruta nacional 40 continúa fuera de control. Si bien “no hay riesgo de que tome la ciudad”, según confirmó Marcos Figueroa, uno de los responsables del cuartel de Bomberos Voluntarios local, los fuertes vientos –en promedio, de 80 kilómetros por hora– complican las tareas de extinción. Las llamas, que ya devoraron más de 1100 hectáreas, arden a 500 metros de la ruta más larga del país, pero no obligaron a clausurar su paso. La presencia de Gendarmería en el camino sólo responde a verificar que ningún vehículo se detenga en las banquinas.

El foco inicial del incendio se produjo en la comunidad Los Repollos, a 13 kilómetros de El Bolsón, y se extendió rápidamente por al menos 20 kilómetros en dirección al límite interprovincial con Chubut, con la gran ayuda de los vientos potenciados debido a que “en el lugar se forma un cañadón donde la corriente suele ser mucho mayor a la del resto de la zona”, explicó Figueroa, uno de los responsables del cuartel de Bomberos Voluntarios de la ciudad.

Durante el primer día de fuego, cerca de 20 personas que habitan la comunidad debieron ser evacuadas por el peligro inminente de que las llamas avancen hacia sus casas, alerta que desapareció durante el día de ayer “ya que el viento sopla en dirección contraria y está llevando el fuego hacia el primer cordón de la cordillera”, sostuvo. El sábado también debió ser cerrada al tránsito la ruta provincial 6.

Los miembros del Servicio de Prevención y Lucha Contra Incendios Forestales de la provincia (Splif) y efectivos de la policía provincial aún investigan las causas que provocaron las llamas. Mientras Figueroa apuntó que “es usual que suceda”, el responsable del cuartel en el otro turno, Hugo Fernández, añadió que “la vegetación está con alto grado de sequía y hay vientos” y no descartó la intervención de la mano humana: “En los incendios siempre interviene la mano del hombre, por intención o accidente, los incendios solos no empiezan”, precisó.

El sector que aún permanece encendido ha avanzado ya sobre 700 hectáreas y se dirige en dirección al Cordón Serrucho Sur. Según detalló el bombero, el foco creció en forma desmedida debido al viento y a la “excesiva carga de combustible forestal –pinos, arbustos y demás vegetación nativa–”. En tanto, agregó que “irá perdiendo potencia, hasta extinguirse, al llegar a la parte rocosa de los cerros, donde no tendrá más vegetación que quemar”. Desde el inicio, más de 100 personas, entre las que se cuentan personal de bomberos voluntarios de la ciudad y de las localidades aledañas de Lago Puelo y El Hoyo, del Splif, de Parques Nacionales y de Plan Nacional de Manejo del Fuego, trabajan en las tareas de extinción. “Hasta ayer ambos focos del incendio estaban controlados. El día había amanecido nublado y hasta incluso cayeron algunas gotas, así que se pudo trabajar bien. Pero a la tarde volvió a soplar el viento desde el oeste, reavivó el fuego en el sector del Cerro Serrucho y no nos dejó trabajar”, explicó Figueroa.

El otro foco localizado en el sector del Morro de Sheffield y la Cuesta del Ternero, está detenido, aproximadamente, en un 95 por ciento, mientras que el 5 por ciento restante continúa ardiendo en la ladera sur del morro, más alejado de la ciudad y “no genera ningún tipo de riesgo para los habitantes”, aseveró Figueroa. Hasta el momento, las consecuencias del incendio significan a la zona la pérdida de un 70 por ciento de vegetación nativa, que se suma a pinares, pastizales y arbustos.