Amigos y familiares de Florencia Penacchi, la joven neuquina desaparecida hace cuatro años en Buenos Aires, denunciaron que “la Justicia es cómplice” de la situación de la chica, de la que nunca se tuvieron noticias desde entonces. En el marco de un acto organizado por colectivos que luchan contra la trata de personas, la amiga de Penacchi, Lilen Díaz, cuestionó la labor del fiscal a cargo de la causa, Marcelo Retes, ya que “tiene la pista de la última persona que habló con Florencia. Una pista que intencionalmente no sigue. Tiene que explicar por qué no lo hace”.

Nacida en Neuquén, Penacchi se mudó a Buenos Aires para iniciar sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Vivía con su hermano en un departamento en el barrio de Palermo. De allí se la vio salir el mediodía del 16 de marzo de 2005. Nunca más se la vio. Llamó a su hermano casi una hora más tarde, preguntando si alguien la había llamado, y también avisó a su jefe, en el Instituto de la Vivienda de la ciudad, que no iría a trabajar porque debía ir al médico. Nada más.

En el entorno de Penacchi son dos las hipótesis que resuenan con fuerza: o Florencia fue víctima de una red de trata de mujeres de la que permanece cautiva, o su desaparición está relacionada con el tráfico de drogas. “Tenemos pruebas de que el hombre a quien la Justicia no quiere investigar era el que le proveía drogas a Florencia”, confesó el abogado de la familia, Gabriel Becker. Se refirió a la misma persona que Díaz calificó como “el testigo clave que puede abrir una nueva pista” en el caso, ya que “es la última persona que habló con Florencia. Sabe qué le pasó”. Luego de comunicarse con su hermano y con su jefe, la chica realizó tres llamadas más al número de un hombre que trabajaba como relacionista público de un boliche de Palermo, ubicado a pocas cuadras de la casa de Penacchi.