“El lunes, a eso de las 21, nos llamó con un teléfono satelital. No se entendía casi nada, pero alcancé a oír ‘¡Llegamos! ¡Llegamos! Estamos en la cumbre y hay un sol espectacular’.” El relato es de Luis Sahores, el padre de Mercedes, la primera mujer argentina en alcanzar la cima del Everest. De la expedición al monte más alto del mundo, que duró más de un mes, también participaron el guía de montaña Damián Benegas y dos norteamericanos: un hombre de 63 años y un joven de 17.

El lunes pasado, Mercedes logró la proeza: con 34 años se convirtió en la primera argentina en escalar y hacer cumbre en el monte Everest, de 8848 metros de altura. “No tenía mucha experiencia en la altura, pero es muy valiente”, dijo orgulloso su padre.

La mujer es una apasionada practicante de deportes de aventura, en espacial kayaquismo, y es instructora de esquí. También es licenciada en Biología y trabajó en el Proyecto Cóndor Andino, dedicado a la preservación y estudio de esa ave americana.

El 1º de abril último, Mercedes emprendió el viaje hacia Nepal. La expedición, que duró un mes y medio, fue comandada por el guía de montaña Damián Benegas, quien nació en Puerto Madryn y, al igual que Mercedes, vive en Bariloche. Junto a los argentinos hicieron cumbre los estadounidenses Eugene Rehfeld (de 63 años) y Johnny Collinson (de 17).

Los montañistas se instalaron primero en el campamento base del Everest, a 5500 metros de altura sobre el nivel del mar, “para ir aclimatándose”. Desde allí, en la medida en que estuvieron mejor preparados para moverse con menor cantidad de oxígeno en el aire, fueron subiendo a otros campamentos previos a la cima. Luis relató a este diario que su hija estaba muy bien preparada para el desafío.

En la subida, Mercedes fue comunicándose por teléfono y por correo electrónico, desde los distintos campamentos en los que montaban conexiones satelitales. Con su guía Benegas fue registrando en español e inglés cada paso de la expedición en Internet.