Sáb 30.05.2009

SOCIEDAD  › PERSIGUIó A UN LADRóN, LO ATROPELLó CON SU AUTO Y LO CONDENAN A 8 AñOS DE CáRCEL

Una carrera hacia la prisión

Ocurrió en Río Cuarto, Córdoba. Una mujer persiguió al ladrón que le había robado una bolsa con ropa sucia, lo atropelló con su auto y lo mató. En base a testimonios, el tribunal concluyó que la muerte no fue accidental. La mujer sigue libre.

Aquella tarde de mayo de 2005, Mariela Galíndez llevaba un bolso con ropa cuando dos jóvenes, uno en bicicleta y otro a pie, la asaltaron y se lo llevaron. La mujer le avisó a su marido, un guardia de seguridad privada, que salió a correr a un ladrón mientras ella siguió en auto al otro, el de la bicicleta. Entonces, la mujer lo atropelló. El joven, Fernando “Yeyé” Quiroga, de 23 años, falleció al otro día a causa de las heridas sufridas tras el impacto. Ayer, Galíndez fue condenada a ocho años de prisión por la Cámara 2 del Crimen de Río Cuarto, que sorprendió a la ciudad cordobesa donde ocurrieron los hechos. El fiscal había pedido tres años, como si se tratara de un homicidio culposo, accidental e involuntario. La pena que le aplicaron es la mínima que corresponde al homicidio simple.

“Este es un caso de impacto social pero nosotros juzgamos con datos objetivos que surgen del juicio”, aclaró una vez emitido el fallo Hugo Testa, presidente del tribunal. Antes de que se escucharan los alegatos de las partes, los jueces pidieron hacer un simulacro de lo sucedido para que las dos testigos confirmaran lo dicho. Y así lo hicieron Olga Santillán y Estela Fernández, quienes repitieron que Galíndez recién frenó su Volkswagen Gol después de atropellar a Fernando “Yeyé” Quiroga en la esquina de Guayaquil y Alem y no antes. El joven pasó de la bicicleta al capot del auto, que venía a gran velocidad. “Parecía una bolsa de papas que voló por el aire”, dijo Santillán.

La defensa presentó varios argumentos para convencer al tribunal de que se trató de un accidente. Habló de “emoción violenta” y recordó, tal como lo hicieran las dos testigos mencionadas, que Galíndez pidió auxilio luego del hecho y repetía, fuera de sí, que no lo había querido matar. El fiscal de Cámara Jorge Medina esgrimió la duda que separa al homicidio intencional del involuntario: ¿Qué quería hacer la señora cuando perseguía a Yeyé? “Esta conducta encuadra en la forma culposa porque hubo imprudencia, actuó en exceso pero no se puede probar que lo haya seguido con intención de matarlo”, aseguró antes de pedir una pena de 3 años. Agregó que la acusada “es una persona educada, sin antecedentes y con hijos menores a su cargo”.

La querella que representa a la familia de Quiroga requirió 12 años de condena y la defensa, a cargo del doctor Félix Nieto, pidió la absolución. La mujer seguirá libre de todas formas hasta que la sentencia quede firme porque su representante legal seguirá apelando hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lo confirmó el propio presidente del tribunal, Oscar Testa, quien dijo que “la condena se cumplirá cuando el fallo quede firme”. “Es una situación muy común cuando los acusados llegan en libertad al juicio”, argumentó, y evaluó que no hay indicios de que la imputada “pueda llegar a profugarse”.

La acusada pidió entre llantos que no la alejen de sus hijos y aseguró que no quiso matar al ladrón. “Por favor les pido, piensen en Alexis. Es mi vida. Me muero sin él... Dios mío no me alejen”, expresó. Luego se abrazó a su esposo, Fernando Vidal, quien la acompañó hasta una habitación de la sala de audiencias.

El tribunal, integrado por Carlos González Castellano, Oscar Testa, José Varela Geuna, dará a conocer los fundamentos del fallo que dictaron por unanimidad en dos semanas pero la defensa de Galíndez anticipó que apelarán la decisión judicial ante el Tribunal Superior de la provincia. “Si es necesario llegaremos a la Corte Suprema de Justicia”, manifestó Soledad Nieto, abogada de la acusada, por lo que Galíndez permanecería por más de dos años en libertad.

Mary Quiroga, la madre de Yeyé, antes de descompensarse en el tribunal, llegó a decir: “Le prometí a mi hijo que haría justicia por él y esto se cumplió. Yo lo prefería preso y no muerto. Al menos tendría un lugar para verlo. Ella podrá seguir viendo a sus hijos, pero al mío lo mató”.

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