SOCIEDAD › ASESINó A UN CHICO DE 15 AñOS PORQUE HIZO SONAR POR ACCIDENTE UNA ALARMA
El caso ocurrió hace tres años, en La Tablada. El chico, al patear una botella, hizo sonar la alarma de un auto. El policía lo aprehendió, lo hizo poner de rodillas y lo ejecutó, mientras el chico lloraba de miedo.
Un ex policía fue condenado a prisión perpetua por haber ejecutado de un balazo en la cabeza a un chico de 15 años, hace tres años, en la localidad de La Tablada. Previamente, el policía –que estaba de civil– había aprehendido al chico porque en forma accidental, después de patear una botella de plástico, había hecho sonar la alarma de un vehículo estacionado, perteneciente a otro policía. El tribunal juzgó como agravante la “alevosía” con que cometió el crimen: el chico estaba indefenso, el homicida lo hizo poner de rodillas y le disparó a la cabeza. para luego decir que se había tratado de un enfrentamiento. Un típico caso de gatillo fácil.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 4 de La Matanza, integrado por los jueces Gerardo Gayol, Franco Fiumara y Carina Andrijasevich, sentenció al ex policía Mariano Arn, de 32 años, por el crimen de Miguel “Piki” Cardozo. Según el fallo, los jueces lo encontraron responsable de “homicidio agravado por alevosía y por haber sido cometido cuando era policía, apremios ilegales, vejaciones agravadas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
En su voto, la jueza Andrijasevich remarcó “el desprecio por la vida humana que ha demostrado el imputado al dar muerte a un menor de tan sólo 15 años, con el grado de violencia que lo hizo y sin mediar motivo alguno”.
En tanto, los magistrados absolvieron a los otros dos imputados: el también ex policía Cristian García, de 31 años, y un amigo de ambos, el colectivero Félix Alvarez (33), por considerar que no tuvieron intervención en el asesinato.
El fiscal de juicio, Julio Ariel Panzoni, y el abogado querellante, Walter Giacomelli, habían solicitado en sus alegatos la pena de prisión perpetua para Arn y García, como coautores del crimen, y 20 años de cárcel para Alvarez, al considerarlo partícipe secundario.
El crimen de Piki Cardozo, considerado como un caso de gatillo fácil, fue cometido en la medianoche del 21 de mayo de 2006, cuando el adolescente y otros jóvenes se dirigían hacia un cibercafé de San Justo. Según sus amigos, la víctima iba pateando una botella de plástico, que terminó golpeando un Fiat 147 estacionado, por lo que se accionó la alarma del auto.
El propietario del vehículo era el oficial García, quien junto a Arn participaba de una fiesta familiar y al escuchar la alarma salieron a la calle y atraparon a Cardozo cerca del Club 22 de Agosto, de La Tablada. El adolescente fue llevado hasta la puerta de la casa de García, ubicada en la calle Jujuy 4322, y allí Arn lo puso de rodillas, lo obligó a colocarse las manos en la nuca y, pese a que el chico lloraba, lo ejecutó de un disparo que le ingresó por el cráneo.
Para dar por acreditado el hecho, los jueces tomaron en cuenta los testimonios de varios vecinos, especialmente el de una mujer y su hija, que observaron todo el suceso desde la ventana de su casa, ubicada a sólo 20 metros del lugar del crimen.
“Arn tuvo una actitud innecesariamente violenta hacia Cardozo porque ya había constatado que el menor no llevaba armas, que el grupo que lo acompañaba se había disipado y que el aprehendido era una persona de 15 años que permanentemente lloraba, lo que denota que se hallaba muy asustado”, remarcó el fallo.
Los magistrados, además, descartaron la versión de Arn de que el arma se le disparó en forma accidental y dieron por probado que cuando llegó la policía dijo que se había producido un tiroteo. En cambio, los jueces absolvieron a García al entender que sólo “llevó a cabo la aprehensión legal de una persona sospechada de haber cometido un ilícito”, pero no la colocó “en situación de peligro”.
“En el momento en que Arn efectuó el disparo que dio muerte a la víctima, García había ingresado a la vivienda en busca de lápiz y papel para tomar los datos de Cardozo”, afirmaron.
Los magistrados subrayaron que éste previamente le había pedido a su compañero que no golpeara al chico porque lo iba a llevar al cuerpo médico y “ni remotamente podía prever lo ocurrido”. Agregaron que si bien vio que ponía al joven de rodillas para detenerlo, ése es el protocolo enseñado en la escuela de policía cuando se carece de esposas para una detención.
Sobre Alvarez, quien ayudó a detener a Piki y a llevarlo hasta la casa de García, los jueces entendieron que “tal accionar no constituye delito alguno” y que no estaba presente al momento de la ejecución.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux