SOCIEDAD
› HORACIO CROXATTO, EMINENCIA EN LA INVESTIGACION DE ANTICONCEPTIVOS
“La Iglesia miente porque es sexofóbica”
Es uno de los científicos más destacados en anticoncepción.
Es chileno y acaba de concluir una investigación sobre la píldora del día después en la que demuestra que no es abortiva. Aquí revela ese estudio, cuenta por qué la Iglesia insiste en calificarla así y traza el panorama actual sobre anticoncepción.
› Por Mariana Carbajal
“No hay ninguna evidencia científica de que la llamada píldora del día después tenga efectos posteriores a la fecundación. Por lo tanto, no puede ser abortiva.” Quien lo dice es ni más ni menos que el chileno Horacio Croxatto, uno de los científicos más destacados en el campo de la investigación de métodos anticonceptivos y el mayor experto mundial en la acción del levonorgestrel, principal compuesto de la polémica anticoncepción de emergencia. En un reportaje con Página/12, el prestigioso médico adelantó los resultados de sus últimos estudios sobre la pastilla, que próximamente serán publicados en la revista norteamericana Contraception. “Lo único que puede hacer el levonorgestrel una vez que se produjo la unión entre el óvulo y el espermatozoide es ayudar a que se implante el embrión porque es una progestina, una hormona que facilita la gestación”, destacó. Y acusó a la Iglesia Católica de tener una “estrategia absolutamente deliberada” de etiquetar a cualquier anticonceptivo como “abortivo para combatirlo, porque sabe que así, aunque sea mentira, gana muchos adeptos”. “Es su bandera de lucha porque es una religión sexofóbica: usted piense que la virgen María tuvo que ser virgen para tener al hijo de Dios”, consideró el científico que, paradójicamente, trabaja en un laboratorio de la Universidad Católica de Chile.
Croxatto realizó un viaje relámpago a Buenos Aires. Estuvo apenas unas horas para participar de un simposio sobre anticoncepción organizado por la Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica, donde fue la estrella. En su exposición, adelantó los resultados de sus dos últimas investigaciones sobre la acción del levonorgestrel, una realizada con ratas y otra con la mona Cebus apella. La primera la envió para publicar a la revista Contraception y la segunda recién está terminándola de escribir.
El currículum de Croxatto es extensísimo. Cofundador y actual presidente del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER), es conocido mundialmente por sus investigaciones sobre fisiología de la reproducción en mamíferos y la aplicación de esos conocimientos al desarrollo de métodos de regulación de la fertilidad en la mujer y en el hombre. Incluso, figura en los registros de patentes como coinventor de varios anticonceptivos, uno de los cuales es actualmente usado por varios millones de mujeres alrededor del mundo.
–De acuerdo con sus estudios, ¿cómo actúa la llamada píldora del día después?
–Hay evidencia de que el levonorgestrel interfiere con dos procesos que son previos a la fecundación: el ovulatorio y la migración de los espermatozoides. Pero no hay ninguna evidencia de que actúe sobre procesos posteriores. Los estudios que se han hecho buscando si hay alguna alteración en el endometrio que pudiera interferir con la implantación del huevo no han dado evidencias. Eso es lo que conocemos de los estudios hechos en la mujer.
–¿Qué encontró al estudiar en las ratas y en los primates el levonorgestrel?
–Son mis investigaciones más recientes. En ambas especies hemos podido demostrar que cuando se administra antes de la ovulación, interfiere con el proceso ovulatorio, igual que en la mujer, y mientras más cerca de la ovulación se da, menos posibilidad de interferir tiene. Esto ocurre en la mujer, en la rata y en la mona. Luego, en la rata y en la mona administramos levonorgestrel después de la fecundación. A un grupo de animales le inyectamos levonorgestrel y a otro un placebo y la tasa de embarazos resultó idéntica en ambos, por lo tanto, en estas dos especies el levonorgestrel no tiene efectos posteriores a la fecundación, de modo que no puede ser abortivo. Lo único que puede hacer es ayudar a que se implante el embrión porque es una progestina, una hormona que facilita la gestación.
–¿Qué efectividad tiene para prevenir un embarazo si se toma, como indica el prospecto, dentro de las 72 horas posteriores a un coito sin protección?
–Previene aproximadamente el 75 por ciento de los embarazos que se habrían producido de no usarse. O sea, es bastante menos efectivo que las píldoras anticonceptivas que se usan para la anticoncepción regular. Probablemente, los casos en que falla son aquellos en los que fue tomada demasiado tarde como para interferir con la ovulación o la migración de espermatozoides.
–Si los estudios son tan contundentes, ¿por qué la Iglesia Católica insiste en que se trata de un método abortivo?
–Ayyyy (suspira)... porque la Iglesia está en contra de todos los métodos anticonceptivos y los combate del modo que puede. Y una estrategia que ha usado es etiquetar a un método de abortivo para combatirlo porque sabe que así gana muchos adeptos a su postura.
–¿Quiere decir que desinformar y mentir es una estrategia deliberada?
–Absolutamente deliberada. En Chile, de donde puedo hablar con bastante conocimiento, los médicos que empezaron a hablar en contra de la anticoncepción de emergencia son personas que jamás en su vida han trabajado en el tema y de la noche a la mañana se constituyeron en expertos, simplemente porque leyeron unos cuantos artículos. Dijeron cualquier cantidad de barbaridades y es gente que viene de universidades católicas o del Opus Dei. Esas son sus banderas de lucha porque la católica es una religión sexofóbica: usted piense que la virgen María tuvo que ser virgen para tener al hijo de Dios, los sacerdotes tienen que ser célibes, en fin, una cantidad de cosas más.
–El año pasado, la Corte Suprema de la Nación prohibió la venta en el país de la píldora de anticoncepción de emergencia. Finalmente, la sentencia no tuvo efecto porque se refería a un producto que ya estaba fuera del mercado. ¿Sucedió algo similar en Chile?
–Sí, es un proceso que se ha dado en distintos países de Latinoamérica como Colombia y Costa Rica con características similares. El año pasado, cuando el primer producto fue aprobado por el Instituto de Salud Pública de Chile, un grupo de abogados que se dicen Pro Vida presentó un habeas corpus en la Justicia diciendo que este método era abortivo y había que suprimirlo para proteger la vida de los niños por nacer. El tribunal votó 3 a 2 en contra. Ellos recurrieron a la Suprema, que votó 3 a 2 a favor y mientras eso ocurría Salud Pública aprobó otro producto idéntico con otro nombre, que está a la venta todavía. Entonces, estos abogados han vuelto a presentar apelaciones pero no han tenido éxito.
–¿Cuál es la importancia de la anticoncepción de emergencia?
–Muchas veces una mujer se encuentra en una situación en la que ha tenido un coito sin protección, ya sea voluntariamente o contra su voluntad o la protección le falló. Esas mujeres no quieren quedar embarazadas, porque quieren proteger la calidad de su vida. Entonces, necesitan una medida de emergencia.
–¿Puede suministrarse a adolescentes?
–Claro. No hay ninguna razón para no hacerlo.
–En Argentina, el índice de embarazo adolescente es muy alto. ¿Qué medidas deberían tomarse para bajarlo?
–La primera medida es educación sexual en todas las edades.
–En la Ley de Salud Reproductiva sancionada por el Congreso tres semanas atrás, el lobby de la Iglesia Católica consiguió que las escuelas de gestión privada queden exceptuadas de la obligación de dar educación sexual en sus aulas.
–Creo que es un error grave. Cómo no van a recibir educación sobre algo tan trascendental en la vida de una persona como es la sexualidad, que la tenemos, incluso, desde antes de nacer.
–Si se compara con Chile, Argentina tiene pésimos indicadores de salud reproductiva. Por ejemplo, la mortalidad materna aquí llega a 35 por cada 100.000 nacidos vivos, cuando en Chile es de 22. ¿Cuál es la clave de esa diferencia?
–Chile implementó en la década del 60 un Programa de Planificación Familiar ligado al programa de Salud Materno Infantil del Ministerio de Salud, por el cual se suministraba gratuitamente a las mujeres y a los hombres métodos anticonceptivos. Además, regularizó las condiciones en las cuales las mujeres se pueden someter a esterilización quirúrgica, una operación que está permitida en Chile igual que la vasectomía. De modo que hay buenas opciones anticonceptivas y una buena disposición del país a dejar que la gente escoja qué método quiere usar, cuándo usarlo, y si usarlo o no usarlo. Hay libertad. A mí me parece increíble que en la Argentina el Congreso haya decidido que no se pueden usar métodos irreversibles: ésa debe ser una decisión personal de cada uno.
–¿Cuál debe ser el rol del Estado?
–Primero, asegurar que la gente pueda ejercer sus derechos sexuales y reproductivos. Eso implica, entre otros puntos, estar bien informado. Por lo tanto, como dije, a la gente hay que educarla desde niña. El Estado debe preocuparse porque exista esa educación, la libertad para escoger las opciones anticonceptivas y los recursos para que haya opciones.
–Parece raro que usted pueda trabajar en la Universidad Católica de Chile. ¿Ha tenido problemas?
–Estudié Medicina ahí y me quedé a trabajar. A lo largo de estos años he tenido varios rounds. Pero el último ha sido el más importante. Fue en diciembre de 1999. A raíz de que escribí una carta oponiéndome a un proyecto de ley que pretendía aumentar las penas a la mujer que abortaba, el Vaticano le exigió a la Universidad que me echara. Por lo tanto, tuve que renunciar a mi cargo de profesor titular, pero como la universidad tenía compromisos con los laboratorios que financian mis investigaciones, pude continuar como investigador asociado. Pero tengo planeado irme el año próximo. Como no figuro en la planta de profesores titulares, la imagen de la universidad no queda afectada.
–¿Quiere decir que lo tienen escondido en un laboratorio?
–Exactamente.