Dom 24.11.2002

SOCIEDAD

Para proteger a un menor testigo, que Grassi no hable en televisión

El terapeuta del chico Ezequiel, que acusó al cura, pidió al juez Oyama que Grassi no pueda aparecer en los medios para evitar “angustia” y “victimización” a su paciente menor de edad.

Un terapeuta que está tratando a uno de los menores que acusó al cura Julio César Grassi por abuso deshonesto solicitó a la Justicia que tome “las medidas necesarias” para proteger al chico conocido como Ezequiel y que disponga que el sacerdote “no pueda aparecer en los medios de comunicación masiva” porque eso genera “angustia en el niño y lo victimiza aún más”. De acuerdo con la presentación realizada por el terapeuta Enrique Oscar Stola, las imágenes de Grassi en la televisión constituyen para Ezequiel un acto de “violencia psicológica”, sobre todo porque el imputado acusa al menor “de mentiroso” y realiza manifestaciones que “denotan un gran poder mediático, económico y político”. Stola se dirigió al juez de menores Ricardo Oyama, quien tiene a su cargo la custodia judicial de Ezequiel, uno de los testigos de cargo contra Grassi.
“Es un acto de violencia psicológica para Ezequiel que su victimario aparezca en los medios, lo acuse de mentiroso y realice manifestaciones que denotan un gran poder mediático, económico y político”, señaló en uno de sus párrafos principales del escrito presentado por Stola ante el juez Oyama. Por ese motivo, el terapeuta pidió al magistrado que tome “las medidas necesarias y procedentes en protección de Ezequiel, y que el señor Julio César Grassi no pueda aparecer en medios de comunicación masiva pues genera angustia en el niño y lo victimiza aún más.”
El requerimiento de Stola se sumó a lo dispuesto por la subsecretaría de Minoridad de la provincia de Buenos Aires, que solicitó a la Fundación Felices los Niños que disponga “las medidas tendientes a impedir el contacto de Grassi con los chicos tutelados por el Estado bonaerense”. La subsecretaria Cristina Tabolaro firmó la disposición que, como ya explicó este diario, se trata de una “medida precautoria”, cuya única finalidad es “resguardar a los chicos”, sin que ello signifique un pronunciamiento respecto de la responsabilidad penal de Grassi, que deberá ser resuelta por la Justicia teniendo en cuenta las constancias que hay en la causa.
En el extenso escrito presentado por Stola, el profesional afirmó que “el niño ha sufrido y sufre por los medios de comunicación televisivos y radiales, presiones, agresiones y violencia psicológica”. En ese sentido denunció “la persistente violación de los derechos a la integridad física y psíquica del niño por parte de la defensa de Grassi”, que en reiteradas ocasiones ha calificado públicamente de “mentirosos” y de responder a una supuesta “campaña” a los testigos que acusan al sacerdote.
Como ejemplo de las agresiones, en el escrito fueron reproducidas algunas expresiones realizadas por el abogado Miguel Angel Pierri, “quien hizo explícito el nombre del otro menor, Gabriel, lo que generó gran temor en Ezequiel de que su nombre sea mencionado y por lo tanto reconocido en su medio”. Tampoco quedaron exentos de críticas algunos periodistas. Stola recordó que “en su programa, el periodista Mariano Grondona, en presencia de otro defensor de Grassi, Luis Moreno Ocampo, aseguró con gravedad descalificadora que Ezequiel es discapacitado, adjetivo que impacta muy negativamente en el psiquismo del menor”.
El escrito siguió analizando el asedio mediático sobre el menor, aludiendo a lo ocurrido en otra edición del programa de Mariano Grondona. El periodista le preguntó al abogado Pierri “los nombres de los denunciantes menores de edad y con identidad reservada, en vez de defender la identidad de los mismos”. Allí se mencionó “el apellido Jara, que correspondería al de Ezequiel, y se reitera la adjetivización descalificadora, esta vez por parte de Pierri, de discapacitado”.
Todos esos hechos motivaron la presentación del escrito, junto con la aparición de Grassi en un programa de televisión en el que hizo pública referencia a los menores y a “sus mentiras”. Sobre este punto, Stola resaltó que los dichos del sacerdote fueron una “clara violación” a lo dispuesto por la jueza Mónica López Osornio en el punto F de su resolución. Allí se dice que Grassi tiene prohibido “referirse públicamente ni comunicarse intencionalmente con las víctimas ni con las personas vinculadas con ellas”. Para Stola, los “mensajes muy claros y violentos que se envían desde los medios tienen como consecuencia generar temor en los abusados que podrían declarar y todavía no lo han hecho, cualquiera sea la institución, familia o lugar en que hayan sido víctimas”. Para el terapeuta, “la aparición de Grassi en su condición de procesado en radio, televisión, diarios, reportajes, ofreciendo misa y bendiciones, atenta contra el derecho humano y la salud mental y psíquica de Ezequiel”. Desde que estalló el escándalo Grassi, los medios periodísticos, sobre todo la televisión, vienen realizando una pulseada entre los que están a favor y en contra del imputado. Desde la Justicia y desde las instituciones de protección al menor se insiste en la necesidad de dejar el tema en manos de la Justicia.

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