Sáb 28.11.2009

SOCIEDAD  › CON LA DETENCIóN DE TRES PIBES DE 19, 16 Y 15 AñOS, DICEN QUE EL CRIMEN DE LA MAESTRA ESTá RESUELTO

Los acusados vivían en el mismo barrio

El mayor de los jóvenes admitió su participación en el hecho pero, acusó a los otros dos por el homicidio. Uno habría sido alumno de la maestra: creen que la mataron porque lo reconoció. Otro es hijo de un policía, que ayudó a su captura.

› Por Emilio Ruchansky

El caso de Sandra Almirón está resuelto. Es lo que dicen policías y familiares de la maestra asesinada en Derqui, partido de Pilar, cuando le robaron el auto frente a su casa. El mayor de los tres detenidos, Sebastián Soto, de 19 años, confesó ayer su participación y aseguró que el disparo que mató a Almirón provino de uno de los dos chicos menores detenidos por el hecho. La intención, agregó, era robar en la casa pero algo salió mal. El acusado dijo que la mujer se resistió, aunque los investigadores creen que uno de los adolescentes sería ex alumno de la docente: habrían decidido ultimarla por miedo a que los delatara. El tercer y último arrestado por este caso es hijo de un policía. Su padre facilitó los datos para que sus colegas lo atrapen.

Los tres acusados vivían en el mismo barrio que la víctima. Según la versión que Soto dio al fiscal Gonzalo Acosta, el miércoles por la noche estaba jugando “un picadito de fútbol” con los otros chicos ahora detenidos cuando vieron llegar a la maestra con su auto. Mientras la mujer bajaba de su Chevrolet Corsa para abrir el portón del garaje, ellos decidieron intimarla para entrar a robar a la casa. Soto aseguró que se quedó en la esquina haciendo “campana”, mientras los otros dos, de 15 y 16 años, que estaban armados, se acercaron a la mujer.

Hubo un forcejeo, declaró el imputado, y la maestra comenzó a gritar. En ese momento uno disparó con su revólver calibre 38 en la espalda de la mujer. Soto dijo que no podía señalar quién de los dos fue el autor del disparo. El auto fue abandonado en José C. Paz y el arma aún no fue encontrada. “Entendemos que la saña, seguramente, fue porque mi hermana a uno ha reconocido”, dijo Claudio Almirón, en la puerta de la funeraria de Derqui donde velaban los restos de Sandra. Para constatarlo, ayer se ordenó el chequeo de los nombres de los menores en el archivo del colegio Santa Ana, donde la maestra enseñaba a los niños que van a la primaria.

La aparición del joven de 16 años detenido en la noche del jueves (ver aparte) sorprendió a los investigadores. “Teníamos la pista para encontrarlo, lo que no sabíamos es que se trataba de un hijo de un policía”, dijo a este diario un alto jefe policial de la Bonaerense. El padre trabaja en un destacamento del norte del conurbano y, según afirmó la fuente consultada, las armas utilizadas no eran de él. “Además, este oficial colaboró constantemente. A cualquiera le puede pasar tener un hijo descarriado y la mayoría de los padres cooperan, prefieren que vayan presos antes de que aparezcan muertos en un zanjón”, graficó.

Para el jefe policial, “si se hace un registro real de todas las armas que andan dando vueltas, nos daríamos cuenta de que es un horror, en el mercado negro se puede conseguir de todo. El 38 es un calibre alto, que puede resultar caro dependiendo de la marca, una Colt nueva cuesta como dos mil dólares”, aseguró la fuente.

“¿Podría haber instigadores que facilitaron armas a los chicos?”, preguntó Página/12. “Eso dependerá de los datos que recabe el fiscal y el juez, lo que nos permitiría ampliar un poco más. Muchas de estas armas son robadas en casas particulares y son robos que por lo general no se denuncian. Hay muchas formas de conseguirlas”, respondió. Mientras tanto, los tres involucrados siguen echándose la culpa entre sí, cuando se les requiere la identidad de la persona que disparó. El jefe de la Policía Bonaerense, Juan Carlos Paggi, comentó que su fuerza “apostó a usar toda la logística y la tecnología, llevando adelante una investigación que guió el fiscal de Pilar y en menos de 24 horas tuvimos resultados para ofrecerle a la familia esta respuesta institucional”. En adelante, la causa seguirá en manos de la fiscal del fuero Penal Juvenil Alejandra Toymil, quien debe indagar al chico de 16 años y decidir si adopta medidas de seguridad sobre el de 15, que es inimputable, y si lo interna en un instituto de menores.

Rubén Almirón, padre de la docente, planea organizar una “gran marcha para reclamar justicia y más seguridad”. Anoche, rodeado de una multitud, enfrentó las cámaras con más bronca que dolor: “No me hablen de chicos, háblenme de delincuentes. Esto se tiene que terminar, en la calle tenemos que estar nosotros, la gente de bien. Esos guachos nos van a matar a todos”.

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