Jue 31.01.2002

SOCIEDAD

Un crimen que conmueve a España por sus connotaciones xenófobas

Un inmigrante ecuatoriano fue atacado por patovicas en un boliche de Barcelona. Lo arrojaron al mar y se ahogó, ante la pasividad de testigos. La pesadilla de ser sudaca en España.

El destino posible de los inmigrantes sudacas en España se manifestó bruscamente con la muerte del ecuatoriano Wilson Pacheco, quien se ahogó en el mar adonde lo habían arrojado, después de pegarle, unos “patovicas” que antes le habían negado la entrada a una discoteca por ser latinoamericano. Fue en Barcelona, el domingo, y la agonía del sudaca –como llaman allí despectivamente a los latinoamericanos– transcurrió ante decenas de paseantes, ninguno de los cuales lo ayudó. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona denunció como “un nuevo acto de racismo y xenofobia” este crimen que conmueve a toda España.
En la madrugada del domingo, Pacheco, de 26 años, con otros tres compatriotas y dos mujeres españolas pretendió entrar a Caipirinha, nombre paradójicamente latinoamericano de la discoteca situada en el complejo de diversión Maremagnum, frente al Mediterráneo. Cuatro custodios del local negaron la entrada a los latinoamericanos, con el argumento de que vestían zapatillas, dejando pasar en cambio a las españolas. Los ecuatorianos discutieron en la puerta del local hasta que los “patovicas” empezaron a pegar y los sudacas empezaron a correr.
Los otros tres pudieron escapar, pero a Wilson Pacheco lo atraparon en el puerto. Le pegaron con cachiporras en todo el cuerpo. Decenas de testigos vieron pero no actuaron. Todo quedó registrado en video por una de las cámaras de seguridad del complejo Maremagnum. Allí se ve también cómo los custodios arrojaron a Pacheco al mar. Estaba consciente. Durante dos minutos pudo mantenerse a flote, sin que nadie lo ayudara. Finalmente, a pocos metros del monumento a Cristóbal Colón, se hundió.
“Me pregunto por qué no me tiré al agua. Tal vez hoy estaría vivo –dijo después Eva María, una de entre los testigos–. Me siento destrozada y sólo quiero decir a los inmigrantes que no todos los barceloneses somos iguales, aunque hay gente sin cerebro ni sentimientos ni compasión.”
Tres de los custodios, cuyos apellidos no se dieron a conocer, están detenidos a disposición de la Justicia. Permanece prófugo James Anglada, de 29 años, acusado, como dos de los demás, por el delito de homicidio. El restante guardia está acusado de omisión del deber de socorro. “Vieron que Pacheco chapoteaba pero se desentendieron de los hechos”, afirmó el jefe de la Policía Judicial de Barcelona, Carlos Rubio. Según una testigo, Anglada había dicho: “Si esta rata sabe correr, sabrá nadar. Y si no, que se ahogue”.
La organización no gubernamental SOS Racismo declaró que “esta agresión tiene un componente racista”, y sus abogados anunciaron que se harán cargo del caso y se presentarán como acusación particular en el juicio. También la Unión General de Trabajadores (UGT) ejercerá la acusación particular en la causa. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) manifestó que lo sucedido “es un nuevo acto de racismo y xenofobia”.
El crimen ha sido motivo de comentarios consternados en toda España. El diario El País de Madrid sostuvo que “la violencia con la que algunos locales administran el derecho de admisión, con una sistemática discriminación de gitanos e inmigrantes magrebíes y latinoamericanos, ha convertido determinadas zonas de ciudades, como el Maremagnum de Barcelona, en espacios de alto riego al margen de la ley”.
El diario El Mundo sostuvo: “Si alguien duda de la actitud xenófoba de los porteros, podrá convencerse con lo que vino después: insultos racistas, patadas, ensañamiento y máximo desprecio a la víctima”. La Vanguardia, de Barcelona, señaló que “la imagen de un cuerpo sin vida flotando en aguas del puerto mancha el prestigio de toda la ciudad”.
El bar Caipirinha ya había tenido, por incidentes similares, ocho multas por un total de 5300 dólares. El martes, la Autoridad Portuaria de Barcelona solicitó a la sociedad que explota Maremagnum rescindir el contrato de alquiler del bar. Su propietario, Luis Luque Alarcón, debía comparecer precisamente ayer en un juicio por discriminación racial a raíz de haber negado la entrada a un gitano, por lo cual el fiscal y la entidad SOS Racismo solicitan cuatro años de inhabilitación para dirigir discotecas u otros establecimientos de diversión.
Wilson Pacheco estaba en España desde hacía un año y cuatro meses y trabajaba como ayudante en un almacén. Antes que él habían llegado su madre, su hermana y su cuñado. En Ecuador estaban todavía su mujer y sus tres hijos, de 2, 4 y 6 años, a quienes ya había enviado 800 dólares para que pudieran reunirse con él; seguía ahorrando para pagar los pasajes. En los últimos años han llegado a España cientos de miles de latinoamericanos, especialmente colombianos, ecuatorianos, peruanos, dominicanos y argentinos.

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