SOCIEDAD › EL INCIDENTE DE HEBE DE BONAFINI CON LOS BOLIVIANOS FUE UNA PROVOCACION
Las Madres hacían una radio abierta cuando apareció un cortejo con Castells y un señor con altoparlante, directo a donde estaban. Resulta que el del altoparlante era Alfredo Ayala, denunciado como provocador profesional.
› Por Eduardo Videla
El martes, varios noticieros de televisión se preocuparon por difundir un hecho extraño: el intento de un grupo de ciudadanos bolivianos de velar en la Plaza de Mayo a un compatriota asesinado por la policía bonaerense, seguido por las discusiones y forcejeos que protagonizaron con militantes de Madres de Plaza de Mayo, con Hebe de Bonafini a la cabeza. De acuerdo a cómo fue presentada la información, el grupo de bolivianos había sido echado de la plaza por los seguidores de las Madres. Lo que no dijeron es que el grupo de manifestantes bolivianos estaba liderado por un hombre identificado como Alfredo Ayala, denunciado en julio de este año por la Defensoría del Pueblo por asociación ilícita, por intervenir en varias ocasiones en ataques a funcionarios durante procedimientos contra talleres de costura clandestinos, y por protagonizar agresiones y provocaciones contra militantes sociales.
El incidente se produjo el martes a la tarde, cuando las Madres realizaban una radio abierta en la Plaza. El grupo de manifestantes bolivianos ingresó cargando un féretro en una carretilla. Algunos creyeron que se trataba de un simulacro, pero en el cajón había efectivamente un cadáver, una persona muerta en una circunstancia no aclarada por la policía bonaerense. Pretendían velarlo allí a modo de protesta, pero el grupo no ocupó ninguno de los espacios libres: fue directamente al sector donde funcionaba la radio. Iban acompañados por el dirigente piquetero Raúl Castells, quien desde unos días atrás venía realizando una protesta cerca del Cabildo.
Al frente de los manifestantes se encontraba un hombre con camisa clara y un megáfono, según puede verse en el video del canal C5N, subido en el sitio Youtube. Quienes lo conocen lo identificaron como Alfredo Ayala, un defensor de los talleristas que contratan inmigrantes ilegales para trabajar en condiciones penosas en talleres de costura clandestinos.
“Es un provocador profesional, que cuenta con la cobertura de la policía, concretamente de la Comisaría 40ª”, dijo a Página/12 Gustavo Vera, titular de la Fundación La Alameda, dedicada a la denuncia de trabajo esclavo y a la promoción de las cooperativas de costureros. Vera fue víctima de una agresión por parte de Ayala, en julio de este año, cuando acompañó a un procedimiento en un taller de Lacarra al 1200. Cuando se retiraron los medios de comunicación, un grupo de dueños de talleres atacó con palos y piedras a los militantes de La Alameda. Vera sufrió una herida en la cabeza por la que tuvieron que hacerle siete puntos de sutura.
Días después, el mismo grupo de choque realizó una manifestación contra la Defensoría del Pueblo porteño, en rechazo de las denuncias por reducción a la servidumbre contra talleres clandestinos que viene realizando ese organismo. Después de ese “apriete”, la defensora del Pueblo, Alicia Pierini, presentó una denuncia penal contra Ayala, por “integrar una organización dedicada a imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el terror”, según define el Código Penal la asociación ilícita.
“Durante un procedimiento, Ayala atacó a funcionarios de la Dirección de Protección del Trabajo de la ciudad, para obstaculizar el decomiso de máquinas, y en una ocasión golpeó a un subcomisario, todo en un marco de impunidad”, relató a este diario el abogado Mario Ganora, de la Defensoría del Pueblo. “Es raro, porque la policía no se deja pegar así nomás; cualquiera de nosotros habría sido detenido por un hecho así”, agregó.
La propia defensora del Pueblo, Alicia Pierini, le expresó su preocupación por la actuación de este individuo al jefe de la Policía Federal, comisario Néstor Valleca, en un encuentro del que participaron los abogados Ganora y Ricardo Dios, de la Defensoría. La denuncia penal quedó radicada en el juzgado federal a cargo de Julián Ercolini. Sin embargo, Ayala sigue haciendo de las suyas, como ocurrió el martes.
“Esta gente apareció con el cajón, diciendo que los únicos muertos no eran los nuestros”, relató a Página/12 la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. “Tenían toda la Plaza, pero se vinieron adonde estábamos nosotros, en la radio abierta que habíamos organizado para repudiar las amenazas contra la presidenta Cristina. Nos vinieron a tirar el cajón a las Madres. Y venían con Castells, que trajo a Crónica TV y a C5N.”
En esos canales se difundieron las imágenes de la refriega y se dijo que Hebe de Bonafini había echado e insultado a los inmigrantes bolivianos.
–Durante la discusión, ¿usted les dijo váyanse, bolivianos de mierda? – le preguntó este diario a la titular de Madres.
–No, eso es mentira. Lo que sí les dije es que “La plaza es nuestra”.
–Esa frase puede ser cuestionable, si se interpreta que la Plaza de Mayo es de todos...
–Sí, es una frase que salió en un momento de calentura...
Lo cierto es que Castells y Ayala se habían salido con la suya. La noticia llegó a ser reproducida por agencias internacionales y se habló de discriminación.
Ayala se presenta como presidente de la Asociación Civil Federativa Boliviana. No es tallerista pero tiene contactos con propietarios de los talleres, a quienes protege con sus acciones, por lo general, violentas. Se presenta como periodista y es dueño de una FM, desde donde promueve la contratación de mano de obra en los talleres de costura, pero además es propietario de vehículos de transporte de personas, y se cree que traslada a inmigrantes desde Bolivia.
En su currículum figuran una manifestación frente a La Alameda, en abril de 2006, donde hostigó a los costureros que habían denunciado trabajo esclavo en talleres clandestinos e intentó incendiar el local.
Un año después, en marzo de 2007, cuando inspectores de la Subsecretaría de Trabajo porteña hicieron un procedimiento en el ex centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde funcionaba un taller de costura ilegal, Ayala y sus seguidores agredieron a los choferes del camión de la Ciudad, que se disponía a trasladar las máquinas textiles.
De acuerdo con un informe divulgado por la fundación La Alameda, en abril de ese año, el mismo personaje actuó durante uno de los catorce allanamientos ordenados por el juez Norberto Oyarbide contra talleres clandestinos. Y en junio de 2008, cuando los militantes de La Alameda realizaban una marcha en Constitución para denunciar locales de proxenetismo y trata de personas, un grupo atacó la sede de la organización, en Parque Avellaneda. “Eran talleristas organizados por Ayala”, denunció Gustavo Vera, quien luego lo sufrió en carne propia.
“Ayala utilizó el dolor y la indignación de las familias bolivianas para generar un incidente con las Madres”, concluyó el abogado Ganora, de la Defensoría. La provocación y las agresiones no fueron sólo contra la organización de Bonafini. El miércoles último, un día después de los incidentes en la Plaza de Mayo, Ganora recibió la denuncia de un ciudadano boliviano que dijo haber si
do agredido por Ayala durante la manifestación.(Versión para móviles / versión de escritorio)
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