Sebastián García Bolster, uno de los acusados, se toma la cabeza; a su lado, Alberto De la Torre, otro imputado.
Imagen: DyN.

Con demoras, un pedido de nulidad de la defensa, que fue rechazado por el tribunal, y más imputaciones por parte de la fiscalía, ayer comenzó el juicio por el robo al Banco Río, de Acassuso, en 2006, un caso que se conoció como el “robo del siglo”. El traslado y la permanencia de los cuatro acusados principales motivaron un enorme despliegue policial, en una audiencia donde no faltó la picardía que rodeó al robo de al menos 8 millones de dólares. Hay, según los fiscales, 218 pruebas en contra de los imputados, a lo que Ernesto Vissio, abogado de dos de ellos, retrucó respondiendo en un intervalo: “La fiscalía puede presentar todas las pruebas para poderle imputar toda la responsabilidad en la autoría de un delito... De ahí a que la puedan comprobar...”. El juicio duraría tres meses, aunque extraoficialmente se calcula que demandaría el doble de tiempo.

La ausencia en el debate de quien fuera sospechado como el cabecilla de la banda, el uruguayo Mario Luis Vitette Sellanes, fue tomado por Vissio como una violación a las garantías constitucionales de sus defendidos. Incluso deslizó que podría acudir al Tribunal de Casación Penal por este tema. Sin embargo, el pedido de nulidad que formuló, con ese argumento, fue rechazado por los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Gonzalo Aquino, del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro. Es que el juez de instrucción Rafael Sal Lari aún evalúa la coartada de Vitette Sellanes, quien aseguró que estaba en Uruguay aquel 13 de enero de 2006.

Por su parte, los fiscales Eduardo Vaiani y Gastón Garbus solicitaron que a dos de los acusados, Rubén Alberto De la Torre y Fernando Araujo, se les agregara la imputación de tenencia de arma de guerra, en referencia al secuestro de tres armas de fuego en los allanamientos a sus domicilios. Los jueces decidieron resolver esa cuestión más adelante. El único pedido que aceptaron ayer los magistrados fue el de la defensora de Araujo, Inés Mendoza, quien solicitó que se filmen las declaraciones de los diferentes testigos para tener material de consulta ante una posible apelación ante Casación.

Sobre De la Torre y Araujo, y los otros dos acusados, Sebastián García Bolster y Julián Zalloecheverría, pesan los cargos de “robo doblemente calificado agravado por la utilización de armas de fuego, cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse por acreditada y en lugar poblado y en banda”. Según fuentes judiciales, los fiscales intentarían endilgarles a todos los acusados el delito de privación ilegítima de la libertad. Tanto De la Torre como los otros tres imputados llegaron al juicio en libertad.

Las coartadas de De la Torre y Zalloecheverría son similares a las presentadas por Sellanes: aseguran no haber estado en el banco al momento del robo. El abogado de ambos, Ernesto Vissio, sostuvo que el primero “estaba en un locutorio que tenía y estaba mirando por televisión lo que estaba pasando”; el segundo, agregó, “estaba en la casa y no estaba en los alrededores del banco, ni siquiera conocía la localidad de San Isidro”. “Si no lo agarran a patadas..., saldrá caminando, ya le compramos un sofá”, bromeó ayer Vissio cuando le preguntaron por la suerte de De la Torre, el más comprometido de los cuatro y el primero en ser apresado luego de que su propia esposa lo denunciara.

Los jueces y las partes pactaron que las aproximadamente 90 audiencias de debate se realizarán los martes, miércoles y jueves de 10 a 18. Por el juzgado pasarán, según lo pautado, alrededor de 600 testigos. Los fiscales adelantaron que incorporarán 218 pruebas que consisten en planos del banco, cientos de fotografías, escuchas telefónicas, imágenes de joyas y fotocopias de dólares secuestrados y entrecruzamientos de llamados efectuados con el sistema VAIC. Además, se pidió al banco asaltado que trajera el monitor y los aparatos instalados en el bunker en el que se encontraba un agente de policía, quien pudo ver todos los movimientos que hacían los ladrones.

En una segunda etapa del juicio comparecerá el hijo de De la Torre, Gastón, imputado de haber participado en la planificación del hecho y de haber escondido unos 900 mil dólares del botín junto con su primo Christian Lemos y su esposa, Patricia Sosa. El otro acusado, el uruguayo Vitette Sellanes, fue arrestado en 2009 por robar un departamento en Palermo y está preso en el penal de Marcos Paz. Para los fiscales, y algunos testigos, era “el hombre de traje gris” que negociaba con la policía desde el banco, tal como pudo verse ese día por televisión.

Los ladrones lograron engañar a los 200 policías que rodearon el banco mediante una toma de rehenes, que duró siete horas. En todo momento, prevaleció el humor de la banda: pidieron pizzas y gaseosas para los rehenes, le cantaron el feliz cumpleaños a una abogada, dejaron armas de juguete. Como remate, dejaron un mensaje “tranquilizador” para los afectados: “En barrio de ricachones sin armas ni rencores. Es sólo plata y no amores”. Cuando el grupo Halcón ingresó a la sucursal del Banco Río, los ladrones ya habían escapado como lo habían planeado: a través de un boquete que conducía a un pozo de 1,80 de profundidad con salida a un desagüe pluvial. Según la investigación, emergieron a 30 cuadras del banco, donde los esperaba un cómplice.

Según el recuento hecho por la fiscalía, del botín se pudo recuperar “un 18 por ciento del dinero y unos 8 kilos de joyas”. Claro que se trata de estimaciones, ya que los asaltantes, además de llevarse el tesoro del banco, saquearon 145 cajas de seguridad. Algunos expertos aseguran que “el robo del siglo” duplica la cifra oficial de 8 millones de dólares. Hoy, a las 10, declararán los primeros testigos propuestos por la fiscalía.