El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 2 de San Martín absolvió ayer al policía bonaerense Alberto Carrizo por el crimen de Gustavo Mareco, de 16 años, que en 2008 murió de un balazo en la cabeza, en la localidad de Los Polvorines, cuando fue a encontrarse con el efectivo para devolverle un teléfono celular. La sentencia del tribunal no atendió los pedidos de “homicidio” hechos por la fiscalía y la querella. Aunque no se dieron a conocer los fundamentos del fallo, el tribunal habría optado por la versión de la defensa sobre la “legítima defensa” por la que efectuó los disparos.

Según el testimonio de una amiga y un amigo del adolescente, testigos del hecho, en la medianoche del 15 de abril, Gustavo recibió una llamada de Carrizo para acordar un punto de encuentro, en un terraplén cercano al barrio, donde le regresaría un celular. El aparato se lo habían robado al cuñado de Carrizo y Gustavo dijo haberlo encontrado tirado en la calle. Según declaró la amiga, de 16 años, siguió a Mareco hasta el lugar de encuentro y vio que “se acercó al hombre, estiró su brazo para darle el celular y la otra persona lo tomó del mismo brazo y le pegó un tiro en la cabeza”, aseguró María del Carmen Verdú, abogada de la familia. De acuerdo con esos testimonios, la fiscalía había pedido 12 años por “homicidio simple” y la querella solicitó prisión perpetua por “homicidio calificado, por ser miembro de una fuerza de seguridad”.

Hasta que el 13 de abril se conozcan los fundamentos del fallo, se apunta a que el tribunal creyó en la versión del policía, según explicaron fuente judiciales. Carrizo declaró que esa noche empezaron a llamarlo desde el celular de su cuñado y lo extorsionaron para devolvérselo, por lo que él se hizo pasar por el dueño del aparato y fue a la cita. Sin embargo, en el terraplén dijo que se encontró con cuatro personas armadas que lo amenazaron, por lo que disparó y huyó. Según Verdú, ningún testigo presentado por la defensa pudo probar esa versión. Después del fallo, Carrizo, quien llegó al debate con prisión morigerada por pulsera electrónica, recuperará la libertad.