El comisario de la seccional 10ª de la Policía Federal se presentó ante la Justicia para denunciar que le apareció un patrullero de más en la puerta de su comisaría, ubicada en Boedo. El vehículo resultó pertenecer a la comisaría 2ª, la que está ubicada en Perú al 1000 y tiene jurisdicción sobre la Plaza de Mayo. El titular de la 2ª tuvo que explicar entonces que el patrullero fue robado del frente de la seccional en un turno de guardia que empezaba a las 18 horas y, en realidad, apareció en la 10ª a las ocho de la mañana del día siguiente. Los misterios del caso son numerosos. En primer lugar, cómo hicieron para robar un patrullero de la comisaría. Pero el interrogante más importante es qué ocurrió con el vehículo durante las 14 horas que estuvo desaparecido. La fiscal Ana María Yacobucci, que investiga el hecho, secuestró los libros de guardia y ordenó el peritaje sobre el vehículo para averiguar, por ejemplo, si al patrullero se lo llevaron usando la llave o haciéndole un puente.

Según dicen en Tribunales, parece obvio que el titular de la comisaría 10ª hizo la denuncia porque no quiso tener ninguna responsabilidad sobre lo que ocurrió con el patrullero durante las horas que estuvo desaparecido. Las hipótesis son muchas: se pudo haber usado para un robo, un ajuste de cuentas, una acción represiva, un acto de corrupción y otras numerosas alternativas. No puede descartarse tampoco que un bromista haya robado el patrullero y coronara su humorada dejándolo delante de otra comisaría, lejos de la sede del vehículo. Esta última variante no parece muy razonable: el supuesto bromista tuvo que correr el riesgo de subirse al patrullero delante de la comisaría, arrancar el vehículo y llevárselo sin que nadie se diera cuenta y sin que lo persiguieran.

La versión que dieron en la comisaría 2ª es que el efectivo que estaba a cargo de la guardia se quedó dormido. Eso fue aprovechado por alguien para llevarse el patrullero, que estaba estacionado en la puerta, aunque no saben quién fue ni para qué robó el vehículo.

La fiscal Yacobucci y el juez Javier Ríos no se quedaron con esa versión. La comisaría 2ª fue allanada, secuestraron los libros de guardia y, sobre todo, se ordenó un peritaje del patrullero para determinar cómo se lo llevaron –si fue con llave o haciendo un puente en el sistema eléctrico–-, al tiempo que también se están revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad. Se supone que la comisaría 2ª, que tiene mucha relación con la actividad turística y que es el lugar en el que aloja a quienes resultan detenidos en actos de Plaza de Mayo, tiene varias cámaras de seguridad, por lo cual en alguna debe haber quedado registrada la forma en que se produjo el robo del patrullero.

Quienes investigan el caso están desconcertados. La lógica indica que si en una comisaría aparece el patrullero de otra seccional, los comisarios se comunican entre ellos y arreglan la cuestión: “Che, ¿qué pasó? Acá me apareció un patrullero tuyo”, sería el diálogo imaginario. Sin embargo, existe la sospecha de que se produjo algo ilegal en las 14 horas que pasaron entre el momento en que el patrullero fue sacado de la 2ª y apareció en la 10ª. Como es obvio, el comisario de esta última seccional no quiso correr ningún riesgo y, por lo tanto, directamente hizo la denuncia ante la Justicia.

Habrá un primer pronunciamiento de la fiscal una vez que tome todas las declaraciones, coteje los testimonios con lo que figura en los libros de guardia, analice las imágenes de las cámaras de seguridad y reciba el resultado de los peritajes al patrullero.