La policía busca testigos que puedan aportar datos sobre el crimen de Rodrigo Ezcurra, un joven estudiante de 27 años asesinado de un balazo en el barrio Rivadavia del Bajo Flores porteño. Hasta el momento, son dos las hipótesis que se manejan sobre las causas del asesinato: una de ellas indica que el joven pudo haber sido víctima de un robo, y la otra, que se trate de alguna venganza. El padre de Rodrigo reconoció ayer que su hijo era usuario de drogas, pero aclaró que no podía estar seguro de que haya ido al Bajo Flores a comprar estupefacientes, tal como lo propone una de las versiones policiales.

Rodrigo Ezcurra, que vivía en Palermo y estudiaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, fue hallado asesinado de un balazo en el pecho la madrugada del domingo pasado en uno de los pasillos del barrio Rivadavia, en Bonorino y Castañares, a metros de la villa 1-11-14, del Bajo Flores. La policía acudió al lugar luego de un alerta sobre un homicidio y en poder del muchacho hallaron sus documentos, que permitieron identificarlo. Lo que no fue encontrado fue el dinero ni la bicicleta en la que según los familiares había salido de su casa. En la escena del crimen también se halló una vaina calibre 9 milímetros, arma con la que se habría concretado el homicidio.

Los investigadores de la Policía Federal se reunieron con amigos de la víctima para determinar los motivos por los que el joven estaba en el asentamiento y el porqué del ataque. Fuentes del caso informaron que “hasta el momento no se pudo dar con ningún testigo del asesinato ni con algún vecino del barrio que haya visto algo sospechoso que pueda ayudar de manera contundente”.

El padre del joven, Horacio Ezcurra, afirmó desconocer los motivos por los cuales su hijo estaba en ese lugar. Pero también reconoció que el muchacho “consumía drogas. Era objeto de nuestra mayor preocupación”. Además, contó que Rodrigo “llevaba una vida relativamente normal para un joven de esa edad”.