SOCIEDAD › SCIOLI DESPLAZó A STORNELLI, UNIFICó LOS MINISTERIOS DE SEGURIDAD Y JUSTICIA Y PUSO AL FRENTE A CASAL
El gobernador bonaerense dejó el ministerio unificado en manos de Ricardo Casal, hasta ahora a cargo de Justicia. Carlos Stornelli quedó así afuera del gobierno provincial y volverá a su función de fiscal. Buscan mejorar el diálogo con los intendentes.
El gobernador Daniel Scioli desplazó ayer al ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, en una movida en la que unificó dos de los ministerios más complejos del ámbito policial: Seguridad y Justicia. Desde el punto de vista oficial, la explicación fue que la unificación de los ministerios es necesaria porque la tarea policial, la intervención judicial y el manejo penitenciario tienen que estar en las mismas manos. En La Plata explicaron que se sigue el modelo establecido en el gobierno nacional de reunir Seguridad, Justicia y Derechos Humanos en un mismo ministerio y que se optó por el ministro de Justicia, Ricardo Casal, por ser “más proclive a los consensos” que Stornelli. Desde la oposición y en sectores policiales, la interpretación fue muy diversificada. Algunos sostienen que la suerte de Stornelli estaba echada desde el caso Pomar y que se aprovechó un momento de tranquilidad para concretar su salida. Sin embargo, quienes conocen muy de cerca la gestión en La Plata coinciden en que la razón fundamental del desplazamiento es que Stornelli tenía poco diálogo con los intendentes del Conurbano, con los que Scioli conforma una alianza prioritaria, y tampoco se llevaba bien con los demás ministros del gabinete. Lo cierto es que Stornelli vuelve a su fiscalía federal y tanto el ahora ex ministro como Casal y el mismo Scioli participarán hoy conjuntamente del acto que se realizará a las 17 en Vicente López. Allí se va a inaugurar un cuartel del grupo Halcón de la Bonaerense.
Alberto Pérez, jefe de Gabinete de Scioli, fue el encargado de explicar el anuncio: “El gobernador Daniel Scioli decidió unificar los ministerios de Justicia y Seguridad para que se pueda articular el trabajo de prevención policial, de la intervención judicial, del alojamiento penitenciario, en un bloque donde podamos encontrar soluciones integradas y efectivas”. Pérez remarcó que “esta forma de trabajo va a redundar en mayor tranquilidad y seguridad para los ciudadanos de la provincial”. Explicó que Casal “continúa con su trabajo ahora también a cargo del Ministerio de Seguridad: tiene una amplia experiencia de más de veinte años en la administración pública. Y se trata de un ministro que ha logrado promover y sancionar más de veinte leyes que garantizan la seguridad junto con la Legislatura, lo que habla de que es un articulador de consensos que además mantiene una buena relación con el Poder Judicial”.
En su momento, León Arslanian había propuesto la unificación de los ministerios, pero en aquel entonces los objetivos eran muy distintos. Por un lado, Arslanian ya estaba a cargo de Seguridad y lo que quería era producir una fuerte reforma para acelerar los tiempos y la eficiencia judicial. En este caso, la unificación parece tener otro sentido. La existencia de un ministerio dedicado únicamente a la Seguridad ponía mayor presión sobre los mandos policiales y establecía una jefatura civil de la Bonaerense. El ministerio unificado, con la fuerte carga que implica tener el mando sobre 50.000 policías, 25.000 presos, cárceles superpobladas, comisarías con unos 3000 detenidos y la atención a la estructura judicial tal vez diluya el control sobre la Bonaerense. De todas maneras, la mayoría de los especialistas coinciden en que lo normal es que Seguridad y Justicia estén en las mismas manos.
Quienes siguen de cerca los pasos del gobierno de Scioli aseguran que el gobernador tenía la decisión de desplazar a Stornelli desde hace rato, enseguida después del caso de la familia Pomar. Como se recordará, a sus miembros se los buscó durante 20 días, hubo una verdadera conmoción nacional y resultó que la familia había fallecido a pocos metros de la ruta en un accidente, por lo que se demostró que los rastrillajes y la investigación policial fueron inexistentes. De todas maneras, aquello pudo quedar como un caso aislado, un error. Sin embargo, para Scioli, puso sobre el tapete el otro problema de la gestión de Stornelli: su poca predisposición a recibir y escuchar a los intendentes. Muchos de ellos llevaron su queja al gobernador: “No nos atiende el teléfono”. Para La Plata, la alianza con los intendentes es crucial y se fortaleció en el último año. En primer lugar, porque en el conurbano está la clave de cualquier administración provincial: allí viven dos de cada tres bonaerenses. En segundo lugar, porque es también el centro de la estabilidad política y electoral de cualquier gobernador. “Cualquier ministro tiene que estar hablando todo el tiempo con los intendentes del Gran Buenos Aires. Con ese diálogo roto no se puede administrar nada. Y menos la seguridad. En ese terreno, Casal va a ser más versátil. Atiende a todos”, sostenía anoche un funcionario del máximo nivel.
El momento del recambio fue elegido por el gobernador sobre la base de evitar el conflicto. La realidad es que hace varios meses, desde el caso Pomar, que no hay casos policiales que provoquen un estado de zozobra. Pasó la época de los secuestros extorsivos largos; se redujo notoriamente el accionar de grandes bandas; a principio de año hubo una oleada de homicidios en ocasión de robo, pero en el último trimestre los casos fueron más aislados; persisten las salideras bancarias, asaltos a comercios y a personas que entran a sus casas y, sobre todo, el robo de autos. Pero la tensión por la inseguridad parece haber bajado algo y eso será parte de lo que el ahora ex ministro va a exhibir. Es más, Stornelli señalará que la mayoría de los índices de delito bajó en los últimos tiempos. Scioli aprovechó entonces la calma relativa para hacer el recambio, sin que Stornelli aparezca dejando el cargo por una crisis o un hecho notorio.
La movida conocida ayer indudablemente le da más poder a Casal, que pasa a ser un superministro. No faltan quienes cuestionan su manejo de las cárceles (ver aparte) y la ley que redujo las excarcelaciones, pero Scioli apuesta a la relación fluida que Casal tiene con los intendentes, con los demás ministros y con la Legislatura. “Es un hombre de consensos. Atiende a todo el mundo. Siempre da la cara”, insisten.
Por su parte, Stornelli volverá a su fiscalía federal. En su momento pidió una licencia para asumir como ministro y se supone que ahora retornará a su puesto. Después de su paso por la gestión ejecutiva, las decisiones que tome como fiscal estarán doblemente en la mira. Algunos dirán que sus resoluciones están relacionadas con un resentimiento porque lo desplazaron del ministerio bonaerense, otros dirán que fue parte del Ejecutivo y no puede tener una visión objetiva de las cosas.
Algunos opositores sostienen que Stornelli nunca tuvo el visto bueno de la Casa Rosada y que Casal tiene mayores sintonías con el gobierno nacional. Incluso están quienes afirman que se miraba con desconfianza su buena relación con Guillermo Montenegro, el ministro de Seguridad y Justicia porteño. Sin embargo, anoche, funcionarios del Ejecutivo nacional negaron cualquier injerencia en la decisión de Scioli: “No había ningún choque con Stornelli. Es una mentira total”, afirmó un vocero de la Casa Rosada.
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